Perdiendo el miedo

Valeria

Juli y Agus son mis mejores amigas. Nos conocimos en primer año y aun hoy seguimos manteniendo esa amistad. Hasta físicamente creo que nos complementamos. Juli, tiene un culo casi perfecto, producto de sus años de hockey. Yo soy la más "tetona" de las 3, y Agus es un intermedio entre nosotras 2 pero compensado con una cara de nena terrible, que hace más impactante cuando muestra su mayor virtud: garganta profunda, a niveles realmente increíbles. Yo en cambio, prefiero ensuciarme más, que me acaben en las tetas y si hay que tragar, se traga.

Lo que hoy voy a contar, tiene un comienzo que explica como terminé así. Tengo un hermano un año menor. Insoportablemente celoso y posesivo, al punto de hacerme pasar vergüenza más de una vez. Una tarde, lo descubrí cogiendo con Agus.

No se la perdoné (a él). Cuando tuve oportunidad, me garché a dos amigos de él y al hermano de uno de ellos (al mismo tiempo). Por supuesto, se corrió el rumor rápidamente y quedé como una trola fácil pero la humillación que tuvo mi hermano lo compensó.

Después de ese día, que estuve con los 3 flacos, quedé re caliente. Me seguí viendo con Fran (el hermano de uno de los pibes, dos años más grande que yo). El flaco estaba re obsesionado con hacerme la cola. Yo no quería saber nada, aunque había empezado a dejar que me metiera un dedo y no me disgustaba. Pero la idea me daba un poco de miedo.

Mientras tanto, en esa época también me garchaba a un compañero de mi curso. Él también me insistía en hacerme la cola, pero tampoco accedí. Los dos estaban desesperados atrás mío, primero por el morbo de convencerme y ser el primero en romperme la colita y segundo porque se volvían locos de como los dejaba acabar en mi boca y me tragaba todo sin chistar. Tener a estos dos atrás mío, más algunos más que andaban por ahí, me tenía re caliente a mi también. Me sentía re trola y con la orgía había traspasado límites impensados para mi.

Una semana, mi vieja se enfermó y tuve que ir a reemplazarla en el local de ventas que tiene mi familia. Luego del cole, me iba toda la tarde a trabajar. Lo que parecía iba a ser una semana aburrida y larga, se transformó cuando el martes llegó uno de los proveedores del negocio.

Tomi tenía poco más de 30 años, aunque aparentaba mucho menos. Al principio, teníamos conversaciones cortas y concretas de trabajo. Luego nos fuimos soltando y el chabón para el fin de semana dejaba mi negocio para lo último para poder quedarse más tiempo a charlar.

Por suerte, la semana siguiente tuve que seguir yendo (pobre mi vieja, ponerme contenta que seguía enferma). Me enteré que el chabón estaba casado y tenía un hijo. Me la bajó un poco, pero me empezó a agarrar un morbo especial.

Todo se terminó de ir a la mierda un día que tuve que ir en uniforme (en general, al colegio íbamos en equipo de gimnasia). Cuando me vio así, Tomi casi se infarta. Me tiró mil indirectas y yo solo me reía. Lo acompañé a la parte de atrás a dejar el pedido y ahí medio encerrados los dos (el lugar es bastante chico) terminamos a los besos y yo con la pollerita arriba de la cintura.

Nos interrumpió un cliente gritando si había alguien. Me acomodé y salí a atender. Cuando se fue, salió Tomi de atrás, me saludó con un beso y un "mañana vuelvo". La tarde siguiente no pasaba más. Hasta que lo vi entrar. Lo hice pasar, cerré las puertas y las cortinas y colgué un cartelito de "vuelvo en 5 minutos" que tenía preparado desde que había llegado.

El pibe se rio y se me tiró encima. A los besos nos fuimos para atrás donde me dejó semidesnuda. "Dejame ver esas tetas" me decía mientras me las tocaba por encima de la chomba del colegio. Me quedé en corpiño y mientras yo me las tocaba, él se acariciaba la pija por encima del pantalón. Se acercó y con un movimiento ágil me arrancó el corpiño y me dejó en bolas.

Me las chupó y tocó un rato, mientras se desabrochaba el jean. Se detuvo y me hizo arrodillar delante de él, mientras su pantalón caía al piso. Mis ojos se abrieron de par en par al ver el bulto que marcaba su boxer. Cuando lo dejó caer, una pija gorda y larga quedó colgando entre sus piernas. La agarré y noté que aun no estaba dura del todo. "Ah bueno" dije mientras me reía de los nervios.

Mientras se la chupaba, sentía como se iba poniendo más dura y crecía en mi boca. De vez en cuando la sacaba y la admiraba enorme y brillosa por mi saliva. "Guau", se me escapaba de vez en cuando. Estaba enloquecida. Él se reía al ver a esa nena desesperada por ver por primera vez un pijón tan grande. Tomi me levantó y me besó, yo no le podía soltar la pija. Mientras nos besábamos, él empezó a tocarme la concha.

"Que mojada estás" me dijo luego de meter un dedo dentro mío. Yo estaba con la boca abierta y los ojos cerrados disfrutando el momento. Mi respiración estaba agitada, y solo le respondí con una sonrisa. Entre el miedo y la calentura no podía hablar. Me dio vuelta y apoyó mis manos contra la pared. Sentí como refregaba la punta de su verga por la entrada de mi concha. Separé las piernas y esperé la embestida que no tardó en llegar.

"Aaahhh" grité gimiendo cuando empezó a penetrar la punta. Despacio, fui sintiendo como se iba enterrando toda la pija en mi. Me estaba abriendo al medio, parecía como si me estuvieran desvirgando. Arañé las paredes mientras el pijón seguía penetrándome sin pausa. De a poco, mi concha fue cediendo y acostumbrándose. Tomi aceleró el ritmo y agarrándome de los pelos tiró mi cabeza hacia atrás y me besó.

"Que pasa, es la primera pija de hombre que te coje?" me susurraba al oido mientras su pija salía suave y entraba con fuerza. "Sii... siiii,... siii, no parés!!" le gritaba yo re caliente, con las piernas temblando. Él iba cada vez más fuerte, más violento hasta que se detuvo. "No acabes!", le dije esperando tragar toda la leche de mi macho. Tarde. Me dio vuelta, me besó, se vistió y se fue.

Quedé embobada con esa pija. Desde ese día, cada vez que llegaba su reparto, y no había nadie, colgaba el cartelito y me garchaba. Si él estaba apurado, ligaba un pete atrás del mostrador con toda su descarga en el fondo de mi garganta. Pero esos momentos en el negocio empezaron a tener sabor a poco.

Un día, que yo ya no iba más a trabajar, me propuso pasar a buscarme por el colegio para ir a un hotel un par de horas. A la noche, era imposible y los fines de semana menos aun, por su familia. Era la única posibilidad que había, y no dudé en aceptar.

Me esperó a 2 cuadras del colegio. Vi la camioneta de reparto estacionada y me subí. "Viniste en uniforme" me dijo mientras acariciaba mi pierna. "Si" le dije levantando la pollera y abriendo las piernas para que él metiera mano. Arrancó la chata y nos metimos al primer telo que encontramos.

Me tiró en la cama y empezó a desvestirme. Mis manos buscaban desesperadas una sola cosa. "Quiero tu pija" le decía mientras me tiraba a bajarle los pantalones. Se quedó en bolas con la terrible poronga colgando. Me dejaba embobada. "Cogeme" le pedía desesperada. "Quedate tranquila que hoy te parto al medio, putita". Escuchar esa voz de macho diciendo eso me calentó de tal forma que mis piernas temblaron. Se tiró encima mío, besándome y rozando su pija semi-erecta contra mi muslo.

Fue bajando hasta llegar a mi concha. Abrió la boca y me la comió como nunca antes me la habían comido. Me acariciaba las tetas con una mano, me la chupaba y con un dedo jugaba adentro mío. Yo estaba poseída y me movía para todos lados, pero él no paraba. No tardé mucho en acabar. Lo agarré de los pelos y le clavé la cabeza en mi concha. Tomi se dio cuenta y aceleró el ritmo de su lengua y el dedo haciéndome explotar.

Mientras trataba de recuperar el aire, él se acomodó y me la enterró. No me dejó reaccionar que me empezó a coger como un animal. Sacaba su pija por completo y la volvía a meter con fuerza. Mi concha resistía como podía las embestidas. A pesar de ya estar un poco más acostumbrada a ese tamaño, la violencia de sus movimientos me llevaban a otro nivel de exigencia.

Me movió para el costado, me cogió de espaldas.. hizo lo que quiso conmigo. Estaba loco. Desesperado y desencajado. "Las ganas que tenía de cogerte bien pendeja, como me calentás la pija". Yo no podía hablar. Solo gemía, gritaba y disfrutaba. Después de un rato, me preguntó "querés la lechita bebé?". Me acomodé arrodillada en la cama, él se paró frente a mi y puso su imponente verga sobre mi cara.

La agarré con las dos manos y chupé la cabeza hasta sentir el chorro de leche caliente golpear en mi lengua. Abrí la boca y sin sacarle la mirada de sus ojos le mostraba como se iba llenando de su leche caliente. Fue tanta, que empezó a caer por mis mejillas. Ahí cerré y tragué. Volví a abrir y le mostré que no había quedado nada.

"Que bebita más trola", me decía mientras me tiraba a la cama y me chupaba la concha de nuevo regalándome otro orgasmo. Para mi, era el paraíso. Ninguno de los nenes con los que había cogido me habían atendido como este macho. Cuando se paró, tenía la pija al palo nuevamente.

"Mirá como me ponés" me decía mientras la metía en mi boca y me pegaba con la poronga en la mejilla. Lo tiré en la cama y me dispuse a petear un rato. Tragaba lo que podía. Casi llegaba a la mitad, pero era tan ancha que costaba entrar en mi boca. Si bien la garchada que me había pegado hacía un rato me había dejado la concha temblando, estaba re caliente y quería volver a tenerla adentro.

Me acomodé para cabalgarlo. Me fui sentando de a poco, sintiendo como iba abriéndome en 2 cada cm que me iba insertando. Cuando llegó a tope, empecé a moverme. Despacio, hasta que se acostumbró. Sentía que me costaba respirar, como si su pija llegara hasta mi garganta.

Me tiré para adelante, me abracé a él y dejé que se moviera. Me levantaba por los aires. De pronto, sin que me diera cuenta, tenía un dedo en mi cola. Su pija me llenaba tanto, que podía sentir como se tocaban los dedos con la verga.

Me hizo levantar y me puso en 4. Me siguió cogiendo, ahora despacio, haciéndome sentir como su pija entraba y salía casi por completo. Pero sin dejar de meterme dedos y escupirme la cola. Se detenía, me la chupaba, me volvía a coger.

Estaba disfrutando tanto que no pensaba en sus "segundas intenciones". Hasta que se detuvo y me dijo que me quería romper la cola. Ahí medio que me asusté y lo primero que me salió fue un no rotundo. "Vos acostate. Si no querés, no querés... dejame probar algo antes", me dijo muy seguro de si mismo.

Me tiró boca abajo, me hizo levantar la cola un poco y empezó a jugar con sus dedos. Después, abrió mis nalgas y me empezó a chupar desesperado. Yo no paraba de gemir. Su lengua rozaba mi concha y subía a mi ano haciéndome delirar. Nunca me habían chupado de esa forma y me estaba volviendo loca.

Al rato, empezó a meterme los dedos. Uno, después dos, tres... Agarraba fuerte las sábanas y mordía la almohada. Él ni se inmutaba. Me seguía chupando con ganas y me iba abriendo el culo con los dedos. Su lengua ya entraba fácil en mi colita dilatada. Me di cuenta que a esa pija no le podía decir que no a nada. Tal vez al otro día me iba a arrepentir, pero en ese momento tenía la necesidad de probar esa terrible poronga en mi cola.

"Ponela.." le dije susurrando. Tomi se tiró encima mío, apoyando su verga enorme y dura en mi cola. "Qué?" repitió susurrandome en el oido. "Ponemela... haceme la cola..." le dije entre gemidos. Me puse en 4 y él se acomodó atrás. "Despacito... es la primera vez". Tomi rio y me pegó una nalgada suave. "Yo sabía que no te ibas a poder resistir, trola de mierda", me dijo refregando su verga por mi cuerpo.

Mordí la almohada cuando sentí la puntita de su pija apoyarse en mi ano. Despacio, fue empujando. Mis gritos los ahogaban las sábanas. "Ya casi bebé" me repetía mientras la sacaba y volvía a meter un poco más. "Hasta ahí basta basta basta" grité yo, ya con lágrimas en los ojos. Él se detuvo y la sacó un poco y la volvió a meter hasta donde le había dicho.

"Aayyy como me calientaaaaa" gritaba yo cada vez que sentía el vacío de su pija en mi cola y luego como la llenaba completa. Me volvía loca. Estaba muy apretadita y nuevita, y la terrible verga de mi macho la estaba destruyendo.

Cuando la sacó, sentí como me quedaba el culo abierto. Me tiré en la cama mientras él se pajeaba arriba mío. Me di vuelta y me metí su pija en la boca, justo en el momento que acababa. Me tragué todo lo que pude y se la seguí chupando hasta que se le bajó un poco.

Nunca me imaginé que me iba a gustar tanto que me hicieran la cola. Costó unos días recuperarme de la terrible cogida de Tomi, pero una vez lista, no dudé en entregársela a los otros dos pibitos que tanto habían suplicado por ella.

Obvio a ninguno de los dos les dije de mis experiencias pasadas, así que cada uno se quedó contento de que habían sido "el primero". La realidad, es que me arrepentí de no haberlo hecho antes, ya que con cualquiera de ellos dos me hubiese dolido menos.

Con Tomi lamentablemente solo nos encontramos un par de veces más. Empezó a tener problemas con su esposa y los encuentros se habían transformado más en una sesión de psicólogo que en garche. Y yo quería coger. Y que me rompieran la cola. Y si no era con él, algún otro iba a encontrar.


Los amiguitos de mi hermano

Este relato sigue del anterior, contando lo que hizo mi amiga Valeria en venganza con su hermano

Valeria

Mi hermano menor, Juan Pablo, siempre fue muy posesivo y celoso. Me hizo pasar momentos muy incómodos con amigos míos y hasta se ha peleado con amigos suyos porque mencionaron "que linda es tu hermana".

La semana pasada fuimos a la casa de una amiga a la pileta, y me hicieron llevarlo conmigo. Estábamos Agus (la dueña de casa), Juli y yo; más él. En un momento, me fui con Juli a comprar algo para la tarde. Cuando volvimos, Agus y mi hermano no estaban en la pileta, y no los veíamos por ningún lado.

Nunca me iba a imaginar la escena que descubrí cuando abrí la puerta de una habitación. Mi amiga en 4 y mi hermano atrás garchándosela como si fuese la última vez que iba a coger.

Primero me paralicé, luego pensé en cagarlo a palos a Juanpi, pero por suerte me tranquilicé y me fui. Un poco de bronca con mi amiga tenía, por cogerse a mi hermano, pero por mi cabeza pasaban todos esos momentos incómodos que me había hecho pasar Juanpi.

- O sea entiendo que Agustina está re puta. Pero sabe lo hincha bola que es él conmigo... - dije, de la nada mientras esperaba sentada en el jardín con Juli. Ella estaba casi en el mismo estado de shock que yo, sin poder creer lo que habíamos visto.
- Bueno, pero ya está Vale... También se lo cogió a mi hermano, al principio me dio bronca, pero después ya está - decía ella tratando de calmarme.
- Ya se ya se... pero tu hermano no es ni la mitad de rompe bolas que Juanpi. Vos sabés las cosas por las que me hizo pasar el pelotudo ese.
- Si
- Vos que hiciste cuando te enteraste? - Juli me miró un rato en silencio
- Y... me garché al amigo - me dijo encogiendo los hombros onda "no me quedó otra". Nos reímos y lo que empezó como chiste se volvió una idea...
- Podría ser... tiene varios amiguitos que están para violarlos.

Juli me miró y me hizo un gesto como "y bueno, hacelo". Al rato, cayeron los 2. Juanpi casi ni me miraba. Agus tenía cara de querer explicarme todo pero no saber como (igual, cero explicación: es una trola calentona y punto. Pero bueno, es mi amiga).

"Vamos", le dije cortante a Juanpi, mientras agarraba mi bolso y me iba a la puerta. En todo el viaje de vuelta ninguno de los dos habló. En esa semana casi ni nos hablamos, pero yo sabía que esto no iba a quedar así.

El viernes se juntaron sus amigos a jugar a la play en mi casa. Justo ese día yo no salía. Eran 3, más mi hermano. Era verano, y en esa época mi pijama solía ser un shorcito y remera con la cara de Minnie que me traje de Disney. En esos años crecí bastante de pechos, entonces la remera ya me quedaba ajustada y chica, casi por encima del ombligo

En general, cuando hay gente no suelo andar con esa vestimenta, pero ese día hice una excepción. Primero, pasé a saludar. Noté como los ojos de los pibes se abrieron de par en par cuando me aparecí. "Hola chicos", les dije mientras me acercaba a darles un beso a cada uno. Si bien son un año más chicos, los 3 eran más altos que yo, así que me ponía en puntitas de pie para saludarlos, sin perder oportunidad de apoyarles las tetas.

Mi hermano me miraba con furia. Yo lo miraba con cara de "celoso de mierda te voy a curar". Me quedé boludeando por la cocina, mientras escuchaba a los chicos jugar. "Valeria, que hacés así, están los amigos de tu hermano!" se escuchó el grito de mi vieja cuando me vio. Por suerte, se fue a dormir rápido y volví a quedarme sola.

Al rato, me di otra vueltita por donde estaban los chicos. "Que hacen?" les dije apoyándome contra el sillón. Los que no estaban jugando se quedaron mirándome un rato, yo me quedé como si estuviera en 4, con las piernas abiertas contra el borde del sillón. El otro, trataba de no desconcentrarse del juego y mi hermano me quería mandar a dormir.

Me quedé un rato con ellos, con el solo objetivo de calentarles la pija a los pibes y enfurecer a mi hermano. Pero no pensaba cortarla ahí. Volví a la cocina y me senté a ver tele, esperando que apareciera alguno. Ya estaba decidida, que el primero que apareciera, le entraba.

Y fue (casualidad o no) Agustín el primero que apareció. Después de hablar un rato, me levanté y dije "mejor me voy a la camita", mientras estiraba mis brazos (y por consiguiente, la remerita se levantaba casi dejando afuera mis tetas. Agustín quedó con la boca abierta. Cuando lo vi, me reí, le guiñé el ojo y me lo llevé a mi habitación.

El pibe no lo podía creer. Tenía una cara de susto, pobrecito. Cerré la puerta y me lo re chapé contra la pared. Tímidamente empezó a meterme mano. Me agarró de la cintura y de a poco fue bajando sus manos hasta mi cola.

Metí su pierna entre las mías, para franelearme un poco. Lo solté y me saqué la remera dejando al aire mis tetas, que tanto las había mirado y seguramente me habrá dedicado algunas pajas. Agarré sus manos y las puse una en cada una. "No lo puedo creer", decía mientras me las amasaba con los ojos desorbitados.

Mientras, yo le manoseaba el bulto por sobre el short que traía puesto. Tenía la pija durísima. Con un solo movimiento lo dejé en bolas. La verga pegó un salto y golpeó contra su cuerpo. Me arrodillé y empecé a pajearlo despacio, mientras lo miraba mordiéndome los labios.

La respiración de Agustín estaba aceleradísima. Miedo, morbo, calentura; todo junto. Abrí mi boca y me metí la mitad de la pija mientras lo pajeaba. Movía mi mano al ritmo que la metía y sacaba de mi boca. Cuando aceleré un poco, no se aguantó más.

"Acabo acabo" empezó a susurrar. Me saqué la pija de la boca, junté las tetas con mi brazo y apenas apoyé la punta de su verga en ellas me largó 3 chorros fuertísimos de leche. Me llenó de semen hasta el cuello.

Me levanté y lo besé otra vez, sin soltar su pija de mi mano. "Seguís con la pija re dura" le decía. Agustín solo asintió con la cabeza. Lo tiré sobre mi cama y me senté arriba suyo. Acomodé su pija y me la metí.

Empecé a cabalgar, tratando que mi movimiento no moviera mucho la cama, para no hacer ruido. Pero era muy difícil. Estaba muy caliente. "Tocame.... tocame" le ordenaba a un pasivo Agustín. Agarró mis tetas y me las empezó a amasar mientras yo seguía cabalgando su verga. "Aaayyy siiii!!!".

Me levanté y me puse en 4. Luego de un instante de no saber qué hacer, Agustín reaccionó y se paró atrás. Me la metió y empezó a cogerme. Se movía desesperado. A lo lejos, se sentían los gritos de los amigos que seguían jugando. Mientras, él la sacaba y la ponía agarrándome de las caderas con mucha fuerza. Al rato, la sacó y nuevamente me baño de leche, ahora la espalda.

Me levanté de la cama, agarré mi ropa que tenía en el piso y me cambié. Agustín hizo lo mismo, y se fue otra vez con sus amigos que ya lo estaban esperando. Me tiré en la cama, re caliente por lo que había hecho. Tan caliente, que empecé a franelearme y a tocarme, y terminé con una mano acariciándome el clítoris y un dedo metido en la concha. Mordí la almohada para no gritar, de lo fuerte que fue ese orgasmo.

Cuando me calmé un poco, seguí con el juego. Volví donde estaban los 4 chicos. Sentir la leche ya sequita en mis tetas y mi cola me calentaba aún más. Me senté en la mesa y agarré algo para comer. "Les jode si me quedo con ustedes? no tengo sueño".

"Andate a dormir Valeria, yo no te jodo cuando estás con tus amigas" me dijo mi hermano. Le tiré una mirada de odio profunda, mientras sus amigos le pegaban y le pedían que no sea tan cuida. Menos Agustín, que no decía nada, tal vez shockeado por lo que había pasado minutos antes. Lo miré y le tiré una sonrisa cómplice.

Esa noche terminó lo más bien. Se fueron un rato después que yo me había ido a acostar. Mientras estaba en la cama, sonó mi teléfono. Era Agustín. "No sabés la paja que me voy a hacer pensando en vos". Instintivamente, mi mano se fue a mi conchita. "Avisame cuando llegues y conectate" le dije.

Me levanté y prendí la compu. Cuando llegó, empezamos a chatear. Me tiró todo lo que no me había dicho en estos años. Algo que ya sabía, en el grupito de amigos de Juanpi estaban re calientes conmigo. Me pidió que no le dijera nada a mi hermano.

"El se cogió a mi amiga, así que no puede decir nada", le dije. "Ah, entonces esto que hacés es una especie de venganza", me tiró tal vez un poco desilusionado. "Te jode?", le dije, pero ya sabía la respuesta: "para nadaaaa!!!". Igualmente, el pendejo me gustaba y me calentaba.

Seguimos calentándonos un rato más. "Seguís con la pija durita, nenito?", le pregunté. Se hizo una paja mientras yo le contaba como me tocaba. Me contó que al día siguiente salían, hacían previa en su casa y después arrancaban. Ese fin de semana no tenía planes con mis amigas, así que estaba sola. No demoró ni un segundo en decirme que me enganchara con ellos.

Al otro día, cuando le dije a mi hermano, trató de hacer lo imposible para que no vaya. Pero mi poder de disuasión era muy grande. Con la excusa de compartir el taxi, y que "yo te llevé a la pileta con mis amigas", la tuve a mi vieja de mi lado. Contra su voluntad, tuvo que aceptar llevarme con él.

Me puse un top ajustado y muy (demasiado) escotado, más una pollerita blanca tableada. Especial para que me miraran todo lo que quisieran. "Más puta no te podías vestir, no?" me dijo en el taxi yendo de Agustín. Ni le respondí, como en general hago con esos comentarios. En la casa de Agustín estaban los mismos 3 que la noche anterior más otro chico más.

Por más que trataran de disimular, los 4 pibes se la pasaron mirándome toda la noche. En un momento que me fui al baño sentí como mi hermano les gritaba que dejaran de mirarme las tetas ante la risa de sus 4 amigos. La estaba pasando realmente mal, y yo disfrutándolo demasiado.

Con Agustín cruzábamos unas miradas re calientes. Hasta que no me aguanté y le hice señas para que nos escapáramos un rato. Me levanté y me acerqué para hablarle. Le susurraba al oído, adelante de todos. "Estoy re caliente, vamos a otro lado". La cara del nene era indisimulable. Me levanté y me fui como yendo al baño. Al rato, cae Agustín que sin decir nada me agarra de la mano y me lleva para su habitación.

Cuando entramos, lo violé. Lo tiré en la cama, le saqué toda la ropa y le empecé a chupar la pija, arrodillada en el borde. Le pasaba la lengua desde la base a la cabeza y me la metía. Era un pete con bronca, con calentura, nada de suavidad o dulzura. "Cogeme", le dije mientras me paraba y apoyaba contra la puerta. Levanté mi pollerita y corrí la tanguita. El pendejo se acercó y me la puso de una.

"Ahhh daleee" le gritaba a un Agustín que se notaba trataba de regular sus embestidas para no acabar como el día anterior. "Dale.. dale" le gritaba. "Pará que acabo al toque sino". "No importa a la vuelta me cogés de nuevo daleee". Yo quería que me cogiera como una bestia.

Aceleró el ritmo y no aguantó ni dos embestidas que acabó. Me acomodé la pollerita y volví donde estaban todos. Al rato apareció Agustín. Todos se habían dado cuenta de lo que había pasado, en especial mi hermano que ya se lo notaba muy nervioso.

Antes de salir, apareció el hermano de Agustín. Dos años mayor que yo. Si el pendejo era un bombón, el hermano era el doble. La cosa se ponía cada vez más interesante. En el boliche nos encontramos con las chicas del curso de ellos, a algunas las conocía, así que nos separamos un poco.

Sin embargo, cuando llegó el momento de bailar, bailé con todos. Y cuando digo todos, digo todos los compañeros de mi hermano. Los apoyé, les franeleaba la cola, las tetas, rozaba mis piernas con las suyas, les tocaba la espalda. Todo ante la atenta mirada de mi hermano.

Hasta que le tocó el turno al hermano de Agustín (Fran), que no anduvo con vueltas. Nos franeleamos un par de veces y terminamos chapando contra un rincón. El chabón me puso contra la pared y sin ningún problema metió mano por debajo de mi pollera agarrándose de mi cola. A mi ya no me importaba nada. Ni siquiera que me viera Agustín y mucho menos mi hermano.

Cuando me soltó un rato, se acercó Agustín. Medio que se había enojado, pero me lo llevé a un rincón y me lo chapé también. Yo ya estaba algo borracha, y ante la carita de desconcierto del nene le solté un "hoy estoy re puta" y me lo seguí comiendo.

Mi hermano (que no se había perdido ni un detalle), me agarró en un rincón para re putearme. Cuando terminó su discursito, me saqué toda la bronca que tenía acumulada. Los años rompiéndome las bolas porque "me miraban", entre tantas otras cosas; y que a pesar que yo me la bancaba, él terminó cogiendo con una de mis mejores amigas. Lo mandé a la mierda. Se enojó y se fue solo a casa.

Fran se acercó y me preguntó si estaba todo bien. Le conté y le dije que ahora no tenía como volverme. Se le encendieron los ojos al flaco. Se ofreció a acompañarme hasta mi casa, pero le dije que mejor me acompañara a la suya. Cuando nos estábamos por ir, le pedí que viniera Agustín también. El chabón no entendió mucho, pero fue a buscar al hermano.

Resulta, que a la casa de Agustín volvía otro de los chicos. Asi que nos fuimos los 4. El hermano de Agustín se subió adelante en el taxi y yo media borracha atrás, entre los dos chicos. Me acosté sobre el hombro de Agustín, al que pude notar como fue haciéndose el boludo y metiéndome mano en la pierna.

Me subió un poco la pollera y le mostró al amigo. El otro pibe, luego de fijarse si estaba dormida (yo me hacía la que estaba dormida), tímidamente empezó a apoyar su mano en mi pierna. Primero en la rodilla. Fue subiendo, y como veía que yo no reaccionaba, siguió.

Se rieron por lo bajo, mientras los dos me acariciaban los muslos. De repente, sin mover mi cabeza del hombro de Agustín, agarré la mano del amigo. Se quedaron los dos helados sin saber que hacer. Despacio, se la empecé a subir hasta meterla por debajo de mi pollera. Sentía como sus dedos rozaban mi tanguita. A esa altura, yo estaba re mojada.

Siguieron tocándome hasta llegar a la casa. Entramos los 4 y nos quedamos medio como un "y ahora que...". Fran cerró todas las puertas, para aislar la habitación de los padres seguramente.

Cuando volvió donde estábamos nosotros, yo ya estaba en medio de los dos pibes dejándome manosear y besar. "De donde sacaste a esta trola?" le preguntó Fran a su hermano. "Es la hermana de un amigo", le respondió. El otro acotó "Si se entera nos mata, es re celoso". Se empezaron a reír. Yo les dije que ojalá se enterara, que se jodiera por celoso (y obvio, se enteraron todos en el colegio).

Fran me agarró de la mano y me llevó para la habitación y me encontré rodeada por los 3. Me quedé quietita, dejando que ellos metieran mano por todo mi cuerpo. Me levantaron la pollera hasta la cintura y me tocaron la cola, metieron la mano en mi tanguita para tocarme la concha, me arrancaron el top y me dejaron con las tetas al aire. Pasaban las manos para todos lados. Yo me sostenía de los hombros de los chicos.

Fran empezó a chuparme las tetas, mientras los chicos se encargaban de mi parte de abajo. Sentí una mano en mi concha y otras en mi cola. Me sentaron en la cama, mientras se fueron desvistiendo. Cuando llegó el momento de los pantalones, se miraron con vergüenza. Al otro chico no le importó nada y peló al toque, pero los hermanitos medio que no querían. Me arrodillé y de una los dejé en bolas.

Agarré la pija de Fran y empecé a pajearlo, mientras el otro pibe me ponía la suya en la cara. Yo nunca había estado con 3 chicos. De casualidad, había tenido sexo uno contra uno, y de pronto me encontraba rodeada de 3 pendejos re calientes que me querían hacer de todo.

Como podía, iba cambiando de pijas, chupando y pajeando. Fran levantó y me tiró en la cama. Se arrodilló entre mis piernas y empezó a chuparme la concha. Se notaba que tenía más experiencia que los otros pibes.

Empecé a gemir cada vez más fuerte. Agustín y su amigo se arrodillaron uno a cada lado de mi cabeza. Ahogaron mis suspiros clavándome sus vergas hasta la garganta. Mis gemidos ahora se transformaron en arcadas.

Fran se levantó, y me penetró despacio. Sentí como su pija fue entrando y resbalando hasta llegar al fondo. Estaba tan mojada, que su verga se deslizaba con facilidad dentro mío. Mi cuerpo se empezaba a contorsionar del placer.

Se fueron turnando para cogerme. Como la buena putita regalada que estaba en ese momento, fueron pasando y haciéndome lo que querían. Me dieron vuelta, y me pusieron en 4. Agustín, que ya había disfrutado de esa vista, fue el primero en entrarme.

Me agarró de la cola y empezó a moverse cada vez más fuerte. Siempre tenía una pija en la concha y una en la boca. Su amigo empezó a cogerme, hasta que acabó. Se tiró en un rincón, y le dejó el lugar a Fran. En un momento tomé la iniciativa y lo tiré en la cama poniéndome yo arriba. Acomodé su pija y me la enterré de un golpe. Me mordí los labios y me detuve para sentir toda esa pija llenarme por completo.

Me movía cada vez más fuerte, mientras Fran me tocaba y besaba las tetas. Agustín se paró a mi lado y me dio la pija para chupársela y obvio no se la rechacé. Giré mi cara y le chupé suavecito la cabeza, mientras pegaba saltos en la verga de su hermano. El amigo de Agustín ya estaba listo para seguir cogiendo.

Se acercó y me ofreció su pija. Sentí el gustito a leche recién exprimida. Me calenté de una forma que no puedo explicar. Aceleré el ritmo de mi cabalgata hasta que Fran me pidió salir. "Me hiciste acabar trola" me dijo con carita de felicidad.

Lo tiré al amigo de Agustín a la cama, y seguí cabalgando ahora en la pija del otro pibe. Fran se limpió la pija en mi hombro y Agustín se empezó a pajear al lado de mi cara. Cuando vi que estaba por acabar, me levanté, lo tiré en la cama y se la empecé a chupar.

"Ahiiiii.... ahhhh" no llegó a terminar la frase, que sentí la descarga entera en mi boca. Increíble la leche que tenía, con toda la que le había sacado en esos días. Me quedé con la pija adentro, hasta que dejó de eyacular. Tragué lo que pude y le mostré que no me había quedado nada, mientras le sonreía.

Cuando vio esto, Fran se puso loco. "Que pendeja puta... que pendeja puta!!" gritaba mientras me acostaba en el piso y me empezó a coger como un animal. "Ayyy siii siii siii siiii!!" gritaba yo desencajada. Así quería que me cogieran. Mis piernas estaban en el aire, abiertas apoyadas sobre los hombros de Fran que no paraba de cogerme. Terrible el aguante que tenía.

Cuando se detuvo, el amigo de Agustín no perdió oportunidad y empezó a cogerme, pero ni cerca pudo mantener el ritmo del otro chabón. Fran me metió la pija en la boca y se la empecé a chupar.

El que me cogía no pudo aguantar mucho más. Sacó la pija y me acabó en las tetas. Me levanté y me limpié un chorro de leche que caía por mi panza. Me apoyé contra la pared y les dije "quien viene?" mientas abría las piernas y sacaba cola.

Fran se avalanzó contra mi y siguió cogiéndome como un animal. Terminé con la cara estampada contra la pared. Agustín ya estaba listo para otra vuelta. Era terrible lo rápido que se le paraba al pendejo. "No puedo más... las piernas... no me dan más" le dije a Fran, que seguía como si nada.

Sin sacarme la pija de adentro, me agarró de los pelos y me tiró en la cama. Quedé con las piernas colgando, arrodillada, y el cuerpo sobre la cama, con la cara mordiendo las sábanas. Sentí como Agustín se ponía atrás mio. "aayy dale pendejo cogeme fuerte que me gus.. asiii siiii". Esta vez, no se guardó nada el nene... Me pegó una sacudida terrible. El amigo se tiró en la cama y se pajeaba mirando las caritas que hacía mientas Agustín me partía al medio.

"Dala vuelta, que le quiero tocar las tetas", le pidió. Yo ni me movía. Ellos me ponían como querían. Me sentía usada y me estaba encantando. Me acomodé en la cama, y el chabón no perdió tiempo y empezó a chuparme las tetas. Mientras, Agustín seguía cogiéndome. Apareció Fran, metiendo su pija en mi boca.

Después de Agustín, siguió el amigo. Agustín se pajeó en mi cara y acabó apoyando su verga en mi boca. Cuando sentí la lechita calentita chorrear por mis mejillas se la empecé a chupar. El que me cogía le dejó el lugar a Fran, mientras se sentaba sobre mis tetas. Puso su pija entre ellas, se pajeó un rato hasta que acabó, tan fuerte que un chorro me manchó toda la cara.

Mi concha ya no daba más. Fran seguí garchándome como si nada. "Te vas a tragar toda mi leche también, putita?" me decía. "Dale... ya vas a acabar? no me da más la concha..." le dije ya casi suplicando. "Si acabo te tragás todo?", me retaba él. "Lo que quieras, pero acabá que no me da más". Yo lo único que quería era que acabara, y la verdad que no me disgustó la leche así que le empecé a pedir que me diera toda la leche en la boca.

Fran se frenó y me metió la pija en la boca. Yo me levanté un poco para estar más cómoda. Él se pajeaba, yo movía la lengua, hasta que sentí chorros calientes de leche empezar a golpear en mi garganta. Aguanté la respiración, y empecé a tragar todo lo más que pude.

Después, se la seguí chupando hasta que la dejé limpita. Me tiré en la cama. No daba más. Sentía la concha aún abierta y dolorida. Me cambié y les pedí que llamaran un taxi para volver a mi casa.

Por supuesto, al otro día mi hermano me buchoneó, lo que me hizo ligar un sermón y estuve como un mes sin salir. Pero yo estaba feliz, no solo por la lección a mi hermano (que había pasado a un segundo plano) sino por la hermosa garchada que me habían pegado sus amiguitos.

Así y todo, me las arreglé para seguir viéndome con Fran por un tiempo. En esos encuentros, Fran insistió en una sola cosa: hacerme la cola. Yo tenía miedo, nunca lo había hecho. Sin embargo, al tiempo se la terminé entregando, pero antes pasaron cosas (podés leerlo aca). Pero sin dudas, su mayor fetiche seguían siendo dos cosas (para él y para los que vinieron después también): mis tetas y que tragara toda la lechita.


El hermanito de mi amiga

Agus

Mi viejo tiene una casa en Funes, una localidad cerca de Rosario, donde paso la mayor parte de mis vacaciones de verano. Mis amigas saben que la casa está abierta para que me vengan a visitar cuando quieran, y hasta a veces alguna se queda a dormir.

Ese domingo invité a Juli y a Vale para que vinieran. Para mi sorpresa, Vale llegó con su hermano menor. Los padres de ella medio que la obligaron a llevarlo, para que no se quede solo. A ella se le notaba en la cara el disgusto, ya que no se llevaban bien.

Hacía un par de años que no lo veía, y la verdad, noté cómo había crecido el pendejito. Si bien era un año más chico que nosotras, estaba hecho un potrazo.

Se notaba que había arrancado el gimnasio, hacía deporte y realmente estaba para morfarlo. Obvio, el comentario con Julieta, cuando Vale no estaba, era "que fuerte que se había puesto Juanpi". Con disimulo lo violaba con la mirada mientras tomaba sol. Él en cambio, no disimulaba en mirarlos el culo tanto a Juli como a mi.

"Me lo garcho todo", le dije por lo bajo a Juli. "Es el hermano de Vale, no da!" me decía Juli. Se detuvo un segundo, me miró y se empezó a reir. "Justo a vos te vengo a hablar de no garcharse hermanos de amigas!", en clara alusión a que (también) estaba garchando con su hermano.

Si bien se podía generar el contacto para que en otra oportunidad, más tranquilos, poder garchar; sentía esa necesidad de hacerlo ahí en ese instante. Me había re calentado de solo pensar en cogermelo con la hermana cerca.

A la tarde, Juli se fue con Vale a comprar algo para merendar. Era mi oportunidad. Nos quedamos los dos solos. Nos pusimos a charlar un rato en el borde de la pileta. Yo me senté y con las manos junté las tetas y tiré un poco el cuerpo para adelante. No me podía sacar los ojos de encima.

"Dejá de mirarme!", le dije. Se pusó de todos los colores. Me tiré al agua y lo invité a tirarse. Me subí arriba de él, rodeando con mis piernas su cintura y me lo empecé a comer. Al principio se sorprendió y tardó en reaccionar. Luego, con sus manos me agarró fuerte del culo y me empujó contra la pared. Me apretó tanto que casi me deja sin aire. Sentía la pija parada apretarse contra mi pierna.

Lo llevé a la parte playa, donde había unas escaleritas para entrar. Lo senté en uno de los escalones, miré para los costados por las dudas (la casa está rodeada de árboles, así que está aislada de miradas indiscretas) y le bajé un poco la malla.

"Que linda pija que tenés pendejo", le decía mientras lo pajeaba despacio, pasando mi mano desde la base hasta la punta. Si bien había visto más grandes, no tenía nada que envidiar el nene. Una buena poronga ancha y cabezona. Me acomodé al lado suyo, y empecé a bajar la cabeza hasta meterme la puntita en la boca.

Parte de su cintura estaba cubierta por agua, así que cuando bajaba hasta el fondo, mi cabeza quedaba un poco bajo el agua. Cuando me la tragaba toda, aguantaba la respiración y aplastaba mi cara contra su panza, provocando todo tipo de gemidos y exclamaciones del pendejito. Cada vez le latía más y más la pija, estaba re caliente, y yo también. "Vamos adentro", le dije. Se subió la malla y salimos de la pile. Nos secamos un poco, y nos fuimos a la cama.

En cualquier momento caían Juli y Vale, pero yo quería esa pija adentro. Lo tiré en la cama lo desnudé y luego me saqué la bikini. Quedamos los dos en bolas, uno encima del otro, franeleando su pija contra mi concha. La agarré con una mano y la acomodé. Levanté la cola, sentí la punta de esa pija cabezona en la entrada de mi concha y me la enterré.

Estaba tan mojada que solita se deslizó hasta que sentí que mi cuerpo hacía tope contra el suyo. Largué un suspiro al empezar a sentir el trozo de carne de Juanpi entrar y salir de adentro mío. Empecé a acelerar el ritmo, y mover las caderas de tal formo que la pija del pendejo entraba y salía casi por completo.

Cuando me quise dar cuenta, Juanpi me avisó que ya había acabado. No lo podía creer!! Yo seguía re caliente. Me salí de encima suyo y me acosté a su lado. Le pedí que me la chupara. Noté su cara de duda, asco, o no se qué. Igual lo obligué a chupármela, pero realmente, lo hacía mal. Al rato que arrancó lo hice salir porque en lugar de calentar, me la estaba re secando. Lo acosté a mi lado y le mojé los dedos.

"Así", le dije guiando sus dedos para que se muevan sobre mi clítoris. "Asiiii dale daleeee!" le gritaba. Juanpi se empezó a emocionar y movía sus dedos con más ganas y más fuerte. "aahhh ahhhh ahhh siiiiii". Luego de acabar, le hice meter sus dedos en mi concha. Cuando los sacó, estaban empapados. "Mirá lo que hiciste pendejo, cogeme de nuevo!", le dije casi como una orden. Sus ojos estaban desorbitados, parecía asustado. Su pija ya estaba al palo.

Pegó un salto y se tiró encima mío. Agarró la base de su pija y la apuntó a mi concha. Con un poco de dificultad, la llegó a meter. Largué un suspiro y le pedí que empezara. Se movía despacio, controlando los movimientos. Se notaba su inexperiencia, pero lejos de molestarme, me resultaba excitante.

De a poco se fue soltando. Me agarré las tetas y empecé a amasarlas mientras Juanpi me cogía con fuerza. Sin pausa, pero no al ritmo desaforado que me habían acostumbrado otros pibes que me había cogido en ese último tiempo. Pero claro, eran más grandes y con más experiencia.

Cuando noté que empezaba a cansarse, me levanté y me puse en 4. "Daleee" le grité abriendo mis piernas y quebrando mi cintura. Juanpi se había quedado mirando como le movía la cola y lo llamaba. El grito lo hizo despertar, y rápidamente se acomodó atrás apoyando su pija sobre mi conchita. Sentí como entraba despacito y llegaba al fondo.

Se agarró de mis caderas y empezó a moverse. "Más... más fuerte! dale pendejito cogeme dale" lo incitaba. El pendejo se empezó a emocionar y me cogió como no lo había hecho antes. "Dalee asiii" le gritaba mientras él desesperado me clavaba su pija. El sonido de nuestros cuerpos chocando era cada vez más violento.

Estaba disfrutando el garche como nunca antes, cuando sentí que se abría la puerta. Levanté la cabeza, y vi a Vale entrar. Juanpi se paralizó, atrás de ella apareció Juli. Nos quedamos unos segundos sin reaccionar (que parecieron horas), hasta que Valeria se dio vuelta y se fue. Juli se fue atrás de ella tratando de aguantar la risa, cerrando la puerta.

Juanpi no quiso seguir cogiendo. A mi lejos de agarrarme culpa me calentó muchísimo que nos hayan visto, no podía aun descifrar porqué. Pero me había encantado. Me puse arriba suyo en la cama y empecé a refregar mi concha contra su pija, que poco a poco fue creciendo de nuevo.

Juanpi me agarró las tetas, mientras yo seguía gimiendo con la pija rozando mi concha. Cuando acabé, mojé todo el tronco de la verga de Juanpi con mis flujos. Me la quise meter, para empezar a coger, pero él no quería saber nada. Igualmente, no lo iba a dejar irse así. Me arrodillé en el borde de la cama, con él sentado, y le chupé la pija hasta que lo hice acabar.

Le lamía las bolas, lo pajeaba, rozaba con mi lengua todo el tronco hasta la cabeza, me metía la mitad de la pija, después toda entera, la sacaba despacio. Literalmente, se la exprimí. Cuando empezó a acabar, yo tenía la lengua apoyada en la cabeza.

Largó un chorro fuerte de leche que voló hasta el piso y luego abrí mi boca y me metí la cabeza de la pija para recibir el resto. cuando terminó de acabar, tragué un poco y otro poco lo dejé escurrir entre mis labios. Luego, me metí la pija hasta el fondo y la fui limpiando mientras la sacaba.

"Que peteeeeee!!!!" exclamó Juanpi cuando por fin, luego de un rato y de dejarla limpia y flácida, me la saqué de la boca. Nos vestimos y salimos. En la pileta, estaban Juli y Vale, con su bolso ya listo. "Nos vamos", le dijo enojada al hermano.

Por unos días, mi amiga no me volvió a hablar. Después, nos juntamos y aclaramos todo. Si bien un poco le molestó y le resultó chocante encontrarnos garchando, el enojo no era conmigo, sino más con el hermano.

Resulta que él era muy celoso. Y siempre le molestó que anduviera con sus amigos o que sus amigos le hablaran. Por eso, le jodió que él no haya tenido problemas en coger conmigo, su amiga. Pero eso estaba por cambiar, Juanpi iba a recibir una lección.

Anaconda

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No puedo, tengo novio

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