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Perdiendo el miedo

Valeria

Juli y Agus son mis mejores amigas. Nos conocimos en primer año y aun hoy seguimos manteniendo esa amistad. Hasta físicamente creo que nos complementamos. Juli, tiene un culo casi perfecto, producto de sus años de hockey. Yo soy la más "tetona" de las 3, y Agus es un intermedio entre nosotras 2 pero compensado con una cara de nena terrible, que hace más impactante cuando muestra su mayor virtud: garganta profunda, a niveles realmente increíbles. Yo en cambio, prefiero ensuciarme más, que me acaben en las tetas y si hay que tragar, se traga.

Lo que hoy voy a contar, tiene un comienzo que explica como terminé así. Tengo un hermano un año menor. Insoportablemente celoso y posesivo, al punto de hacerme pasar vergüenza más de una vez. Una tarde, lo descubrí cogiendo con Agus.

No se la perdoné (a él). Cuando tuve oportunidad, me garché a dos amigos de él y al hermano de uno de ellos (al mismo tiempo). Por supuesto, se corrió el rumor rápidamente y quedé como una trola fácil pero la humillación que tuvo mi hermano lo compensó.

Después de ese día, que estuve con los 3 flacos, quedé re caliente. Me seguí viendo con Fran (el hermano de uno de los pibes, dos años más grande que yo). El flaco estaba re obsesionado con hacerme la cola. Yo no quería saber nada, aunque había empezado a dejar que me metiera un dedo y no me disgustaba. Pero la idea me daba un poco de miedo.

Mientras tanto, en esa época también me garchaba a un compañero de mi curso. Él también me insistía en hacerme la cola, pero tampoco accedí. Los dos estaban desesperados atrás mío, primero por el morbo de convencerme y ser el primero en romperme la colita y segundo porque se volvían locos de como los dejaba acabar en mi boca y me tragaba todo sin chistar. Tener a estos dos atrás mío, más algunos más que andaban por ahí, me tenía re caliente a mi también. Me sentía re trola y con la orgía había traspasado límites impensados para mi.

Una semana, mi vieja se enfermó y tuve que ir a reemplazarla en el local de ventas que tiene mi familia. Luego del cole, me iba toda la tarde a trabajar. Lo que parecía iba a ser una semana aburrida y larga, se transformó cuando el martes llegó uno de los proveedores del negocio.

Tomi tenía poco más de 30 años, aunque aparentaba mucho menos. Al principio, teníamos conversaciones cortas y concretas de trabajo. Luego nos fuimos soltando y el chabón para el fin de semana dejaba mi negocio para lo último para poder quedarse más tiempo a charlar.

Por suerte, la semana siguiente tuve que seguir yendo (pobre mi vieja, ponerme contenta que seguía enferma). Me enteré que el chabón estaba casado y tenía un hijo. Me la bajó un poco, pero me empezó a agarrar un morbo especial.

Todo se terminó de ir a la mierda un día que tuve que ir en uniforme (en general, al colegio íbamos en equipo de gimnasia). Cuando me vio así, Tomi casi se infarta. Me tiró mil indirectas y yo solo me reía. Lo acompañé a la parte de atrás a dejar el pedido y ahí medio encerrados los dos (el lugar es bastante chico) terminamos a los besos y yo con la pollerita arriba de la cintura.

Nos interrumpió un cliente gritando si había alguien. Me acomodé y salí a atender. Cuando se fue, salió Tomi de atrás, me saludó con un beso y un "mañana vuelvo". La tarde siguiente no pasaba más. Hasta que lo vi entrar. Lo hice pasar, cerré las puertas y las cortinas y colgué un cartelito de "vuelvo en 5 minutos" que tenía preparado desde que había llegado.

El pibe se rio y se me tiró encima. A los besos nos fuimos para atrás donde me dejó semidesnuda. "Dejame ver esas tetas" me decía mientras me las tocaba por encima de la chomba del colegio. Me quedé en corpiño y mientras yo me las tocaba, él se acariciaba la pija por encima del pantalón. Se acercó y con un movimiento ágil me arrancó el corpiño y me dejó en bolas.

Me las chupó y tocó un rato, mientras se desabrochaba el jean. Se detuvo y me hizo arrodillar delante de él, mientras su pantalón caía al piso. Mis ojos se abrieron de par en par al ver el bulto que marcaba su boxer. Cuando lo dejó caer, una pija gorda y larga quedó colgando entre sus piernas. La agarré y noté que aun no estaba dura del todo. "Ah bueno" dije mientras me reía de los nervios.

Mientras se la chupaba, sentía como se iba poniendo más dura y crecía en mi boca. De vez en cuando la sacaba y la admiraba enorme y brillosa por mi saliva. "Guau", se me escapaba de vez en cuando. Estaba enloquecida. Él se reía al ver a esa nena desesperada por ver por primera vez un pijón tan grande. Tomi me levantó y me besó, yo no le podía soltar la pija. Mientras nos besábamos, él empezó a tocarme la concha.

"Que mojada estás" me dijo luego de meter un dedo dentro mío. Yo estaba con la boca abierta y los ojos cerrados disfrutando el momento. Mi respiración estaba agitada, y solo le respondí con una sonrisa. Entre el miedo y la calentura no podía hablar. Me dio vuelta y apoyó mis manos contra la pared. Sentí como refregaba la punta de su verga por la entrada de mi concha. Separé las piernas y esperé la embestida que no tardó en llegar.

"Aaahhh" grité gimiendo cuando empezó a penetrar la punta. Despacio, fui sintiendo como se iba enterrando toda la pija en mi. Me estaba abriendo al medio, parecía como si me estuvieran desvirgando. Arañé las paredes mientras el pijón seguía penetrándome sin pausa. De a poco, mi concha fue cediendo y acostumbrándose. Tomi aceleró el ritmo y agarrándome de los pelos tiró mi cabeza hacia atrás y me besó.

"Que pasa, es la primera pija de hombre que te coje?" me susurraba al oido mientras su pija salía suave y entraba con fuerza. "Sii... siiii,... siii, no parés!!" le gritaba yo re caliente, con las piernas temblando. Él iba cada vez más fuerte, más violento hasta que se detuvo. "No acabes!", le dije esperando tragar toda la leche de mi macho. Tarde. Me dio vuelta, me besó, se vistió y se fue.

Quedé embobada con esa pija. Desde ese día, cada vez que llegaba su reparto, y no había nadie, colgaba el cartelito y me garchaba. Si él estaba apurado, ligaba un pete atrás del mostrador con toda su descarga en el fondo de mi garganta. Pero esos momentos en el negocio empezaron a tener sabor a poco.

Un día, que yo ya no iba más a trabajar, me propuso pasar a buscarme por el colegio para ir a un hotel un par de horas. A la noche, era imposible y los fines de semana menos aun, por su familia. Era la única posibilidad que había, y no dudé en aceptar.

Me esperó a 2 cuadras del colegio. Vi la camioneta de reparto estacionada y me subí. "Viniste en uniforme" me dijo mientras acariciaba mi pierna. "Si" le dije levantando la pollera y abriendo las piernas para que él metiera mano. Arrancó la chata y nos metimos al primer telo que encontramos.

Me tiró en la cama y empezó a desvestirme. Mis manos buscaban desesperadas una sola cosa. "Quiero tu pija" le decía mientras me tiraba a bajarle los pantalones. Se quedó en bolas con la terrible poronga colgando. Me dejaba embobada. "Cogeme" le pedía desesperada. "Quedate tranquila que hoy te parto al medio, putita". Escuchar esa voz de macho diciendo eso me calentó de tal forma que mis piernas temblaron. Se tiró encima mío, besándome y rozando su pija semi-erecta contra mi muslo.

Fue bajando hasta llegar a mi concha. Abrió la boca y me la comió como nunca antes me la habían comido. Me acariciaba las tetas con una mano, me la chupaba y con un dedo jugaba adentro mío. Yo estaba poseída y me movía para todos lados, pero él no paraba. No tardé mucho en acabar. Lo agarré de los pelos y le clavé la cabeza en mi concha. Tomi se dio cuenta y aceleró el ritmo de su lengua y el dedo haciéndome explotar.

Mientras trataba de recuperar el aire, él se acomodó y me la enterró. No me dejó reaccionar que me empezó a coger como un animal. Sacaba su pija por completo y la volvía a meter con fuerza. Mi concha resistía como podía las embestidas. A pesar de ya estar un poco más acostumbrada a ese tamaño, la violencia de sus movimientos me llevaban a otro nivel de exigencia.

Me movió para el costado, me cogió de espaldas.. hizo lo que quiso conmigo. Estaba loco. Desesperado y desencajado. "Las ganas que tenía de cogerte bien pendeja, como me calentás la pija". Yo no podía hablar. Solo gemía, gritaba y disfrutaba. Después de un rato, me preguntó "querés la lechita bebé?". Me acomodé arrodillada en la cama, él se paró frente a mi y puso su imponente verga sobre mi cara.

La agarré con las dos manos y chupé la cabeza hasta sentir el chorro de leche caliente golpear en mi lengua. Abrí la boca y sin sacarle la mirada de sus ojos le mostraba como se iba llenando de su leche caliente. Fue tanta, que empezó a caer por mis mejillas. Ahí cerré y tragué. Volví a abrir y le mostré que no había quedado nada.

"Que bebita más trola", me decía mientras me tiraba a la cama y me chupaba la concha de nuevo regalándome otro orgasmo. Para mi, era el paraíso. Ninguno de los nenes con los que había cogido me habían atendido como este macho. Cuando se paró, tenía la pija al palo nuevamente.

"Mirá como me ponés" me decía mientras la metía en mi boca y me pegaba con la poronga en la mejilla. Lo tiré en la cama y me dispuse a petear un rato. Tragaba lo que podía. Casi llegaba a la mitad, pero era tan ancha que costaba entrar en mi boca. Si bien la garchada que me había pegado hacía un rato me había dejado la concha temblando, estaba re caliente y quería volver a tenerla adentro.

Me acomodé para cabalgarlo. Me fui sentando de a poco, sintiendo como iba abriéndome en 2 cada cm que me iba insertando. Cuando llegó a tope, empecé a moverme. Despacio, hasta que se acostumbró. Sentía que me costaba respirar, como si su pija llegara hasta mi garganta.

Me tiré para adelante, me abracé a él y dejé que se moviera. Me levantaba por los aires. De pronto, sin que me diera cuenta, tenía un dedo en mi cola. Su pija me llenaba tanto, que podía sentir como se tocaban los dedos con la verga.

Me hizo levantar y me puso en 4. Me siguió cogiendo, ahora despacio, haciéndome sentir como su pija entraba y salía casi por completo. Pero sin dejar de meterme dedos y escupirme la cola. Se detenía, me la chupaba, me volvía a coger.

Estaba disfrutando tanto que no pensaba en sus "segundas intenciones". Hasta que se detuvo y me dijo que me quería romper la cola. Ahí medio que me asusté y lo primero que me salió fue un no rotundo. "Vos acostate. Si no querés, no querés... dejame probar algo antes", me dijo muy seguro de si mismo.

Me tiró boca abajo, me hizo levantar la cola un poco y empezó a jugar con sus dedos. Después, abrió mis nalgas y me empezó a chupar desesperado. Yo no paraba de gemir. Su lengua rozaba mi concha y subía a mi ano haciéndome delirar. Nunca me habían chupado de esa forma y me estaba volviendo loca.

Al rato, empezó a meterme los dedos. Uno, después dos, tres... Agarraba fuerte las sábanas y mordía la almohada. Él ni se inmutaba. Me seguía chupando con ganas y me iba abriendo el culo con los dedos. Su lengua ya entraba fácil en mi colita dilatada. Me di cuenta que a esa pija no le podía decir que no a nada. Tal vez al otro día me iba a arrepentir, pero en ese momento tenía la necesidad de probar esa terrible poronga en mi cola.

"Ponela.." le dije susurrando. Tomi se tiró encima mío, apoyando su verga enorme y dura en mi cola. "Qué?" repitió susurrandome en el oido. "Ponemela... haceme la cola..." le dije entre gemidos. Me puse en 4 y él se acomodó atrás. "Despacito... es la primera vez". Tomi rio y me pegó una nalgada suave. "Yo sabía que no te ibas a poder resistir, trola de mierda", me dijo refregando su verga por mi cuerpo.

Mordí la almohada cuando sentí la puntita de su pija apoyarse en mi ano. Despacio, fue empujando. Mis gritos los ahogaban las sábanas. "Ya casi bebé" me repetía mientras la sacaba y volvía a meter un poco más. "Hasta ahí basta basta basta" grité yo, ya con lágrimas en los ojos. Él se detuvo y la sacó un poco y la volvió a meter hasta donde le había dicho.

"Aayyy como me calientaaaaa" gritaba yo cada vez que sentía el vacío de su pija en mi cola y luego como la llenaba completa. Me volvía loca. Estaba muy apretadita y nuevita, y la terrible verga de mi macho la estaba destruyendo.

Cuando la sacó, sentí como me quedaba el culo abierto. Me tiré en la cama mientras él se pajeaba arriba mío. Me di vuelta y me metí su pija en la boca, justo en el momento que acababa. Me tragué todo lo que pude y se la seguí chupando hasta que se le bajó un poco.

Nunca me imaginé que me iba a gustar tanto que me hicieran la cola. Costó unos días recuperarme de la terrible cogida de Tomi, pero una vez lista, no dudé en entregársela a los otros dos pibitos que tanto habían suplicado por ella.

Obvio a ninguno de los dos les dije de mis experiencias pasadas, así que cada uno se quedó contento de que habían sido "el primero". La realidad, es que me arrepentí de no haberlo hecho antes, ya que con cualquiera de ellos dos me hubiese dolido menos.

Con Tomi lamentablemente solo nos encontramos un par de veces más. Empezó a tener problemas con su esposa y los encuentros se habían transformado más en una sesión de psicólogo que en garche. Y yo quería coger. Y que me rompieran la cola. Y si no era con él, algún otro iba a encontrar.


Mi cola perdió el invicto

Agus

Estaba llegando el final del año escolar. Las últimas semanas del año eran siempre difíciles, por la cantidad de trabajos y pruebas que tenía que hacer. Yo siempre me juntaba con Juli a estudiar y también hacíamos todos los prácticos juntas.

Esos días estuve yendo seguido a su casa, ya que teníamos más espacio y estábamos más tranquilas. Pero a mi me revolucionaba la cabeza. Era la oportunidad que tenía de volver a ver a su hermano. Si bien en esa época yo estaba de novia (con Gero, en una de las tantas idas y vuelas que tuvimos), si se trataba de Daniel no me importaba nada.

Sin embargo esos días él había estado un poco evasivo conmigo. Se me notaba en la cara la decepción. "Está saliendo con una piba. Y vos también tenés novio, dejá de pensar en mi hermano, trola", me decía y repetía Juli siempre que me notaba con la mirada perdida. Pero eso a mi no me iba a detener.

Averigüé un poco, y me enteré que estaba en algo con una mina de su edad (él es 6 años más grande que yo). Mina más grande, más experiencia, nada de renegar con pendejas inexpertas que no saben que hacer, pensaba. Pero mi obsesión por él era grande. Quería demostrarme a mi misma que podía tener el macho que quisiera cuando yo quiera.

Si bien yo no tenía mucha experiencia sexual, la mayoría de las veces que garchaba recibía el mismo pedido: "te quiero hacer la cola". Pero yo, recién empezando a descubrir lo que era ir por la autopista, le tenía cierto temor a la colectora. Mi actual novio insistía demasiado en eso, hasta el punto de cansarme. Solo le había dejado meter los dedos, pero era bastante torpe (tenía mi edad el pibe, y con menos experiencia que yo).

Después de esos intentos fallidos con el dedo, menos iba a pensar en meterme una pija. Siempre pensé que si alguna vez entregaba la cola, iba a ser con alguien más grande y de más experiencia. Esos requisitos los cumplía a la perfección Daniel.

Uno de los días que fui a la casa de Juli después del colegio, tomé valor y arriesgué. Hice todo lo posible para cruzarlo. Hasta que lo encontré en la cocina.

- Me servís un vaso de agua? - le pedí sorprendiéndolo. Noté como me miró de arriba a abajo. Llevaba puesto aún el uniforme del colegio, aunque la pollera más levantada que de costumbre.
- Hola Agus, no te vi entrar. Ahí te alcanzo, vení. - de reojo espiaba. Yo no le sacaba la vista de encima. Cuando me alcanzó el vaso, nuestras miradas quedaron flechadas por un instante.
- No trajiste para cambiarte? - me dijo mientras disimuladamente acariciaba la pollera del uniforme
- Te molesta? me la saco... -
- No, lo digo por vos, así estás más cómoda...- mientras hablaba, me di vuelta y me fui caminando hacia la habitación de mi amiga, pero en el camino me levanté un poco dejando ver mi cola casi al aire.
- aaayyy Dios pendeja me vas a matar!! Vení aca.

Volví sobre mis pasos hasta quedar en frente de él nuevamente.

- Agus, tengo novia, no me la puedo mandar. Al menos no delante de mi hermana
- No importa, a mi no me jode... pero me calentás un montón - dije mientras apoyaba mis manos sobre su pecho
- Vos también pero...
- Terminá lo que empezaste... Quiero todo... completo - le tiré de una, sin anestesia y que pase lo que tenga que pasar.

El chabón cazó la indirecta bien directa en seguida. Los ojos de Dani se abrieron mientras procesaba lo que había escuchado . Tal como había imaginado, no se pudo resistir. "El viernes, después del colegio te paso a buscar. Pero ni una palabra a mi Julieta". Me di media vuelta y volví a terminar las cosas de la escuela.

El viernes estuve toda la mañana distraída, nerviosa, totalmente en otra. Tenía un solo pensamiento y era lo que iba a pasar después. Le dije a Juli que no podía ir a estudiar esa tarde, a mi novio le inventé una excusa que me sentía mal y me fui para mi casa.

A mitad de camino, para un auto al lado mío. Era Daniel. Mientras manejaba, sus ojos se iban a mis piernas. Despacio fui subiendo la pollera dejándole ver cada vez más. Puso una de sus manos en mis muslos y me empezó a acariciar.

Lentamente, sus dedos fueron rozando desde mi rodilla hasta la entrepierna por el interior del muslo. Cerré mis ojos y disfruté el momento. "Te calienta esto?" me preguntaba en voz baja. "Ay siii". Siguió un rato, y se frenó. "Seguí por favor, no pares". Se rio y volvió a tocarme. Mi espalda se arqueó cuando su mano llegó directamente a rozar mi concha por encima de mi tanguita empapada.

Llegamos al telo. Apenas entramos, cerró la puerta y se me tiró encima. Nos besamos mientras nos sacábamos la ropa parados contra la puerta. Me dio vuelta, apoyando mi cara en un espejo que estaba en la pared, y me apoyó la pija en la cola. Sus manos acariciaban mi panza y subían a mis tetas. Su boca besaba y acariciaba mi oreja y mi cuello. Mi piel se erizaba con cada movimiento de él.

- Estás segura de lo que vas a hacer? - me decía al oído provocando un escalofrío en todo el cuerpo.
- Siiii
- Decilo
- Quiero todo... haceme de todo
- No no... pedilo bien... qué querés?
- Quiero que me hagas la cola...
- Así no se piden las cosas - me dijo mientras me pegaba un chirlo.
- Ay! Que me hagas la cola... por favor
- Muy bien, ahora me gusta más

Dicho esto, me agarró de los pelos y me tiró a la cama. Abrió mis piernas y me besó toda la zona alrededor de mi concha. Deseaba cada vez con más fuerza que me entierre su lengua.

Sus manos subían y bajaban desde mis tetas hasta mis piernas. Yo gemía sin parar, mientras él seguía lamiendo y chupando. Sentí como la lengua se fue metiendo en mi concha, hasta encontrar el agujerito y jugar metiendola y sacandola.

Se levantó y se acostó arriba mío. Agarró su pija y la apoyó sobre mi concha, refregándola desde mi vagina hasta el clítoris. "Me volvés loca... loca" le decía mientras él no paraba de besarme.

Se acostó boca arriba y me hizo poner a su lado. Acariciando mi cabeza, puso una de mis manos en su pija. "Está muy dura", le dije mientras lo pajeaba mordiéndome los labios. Primero con una mano, después con las dos... hasta que no aguanté y me tiré de cabeza.

Abrí grande la boca y me metí la puntita rodeándola con mis labios. La lamí como si fuese un chupa-chupa, después le pasé la lengua como si fuese el cucurucho de un helado.

Me estuve divirtiendo así un rato, hasta que empecé a probar ir cada vez más profundo. La escupí un par de veces, tomé aire y la tragué. Bajaba y subía. La punta de la pija tocaba mi garganta, pero eso a mi ya no me acobardaba.

Pasaron las arcadas del principio hasta que se acostumbró. De golpe, hice un último empujón hasta que mi nariz chocó contra su abdomen mientras él soltaba una suspiro de satisfacción.

Sus manos me acariciaban la cabeza. Después de un rato, saqué la pija de mi boca totalmente empapada. "Cada vez la chupás mejor Agustina". Mi ego, por las nubes. Me fue acomodando para sentarme encima de él. Agarré su pija y la fui acomodando hasta que la sentí en mi concha. Me frené y la ensarté.

Primero me dolió un poco, pero a medida que me iba moviendo se acostumbró. Me la clavé toda y me empecé a mover cada vez más rápido. Dani se sentó en la cama y puso su mano en mi boca. Le chupé los dedos hasta que me hizo parar.

Me agarró fuerte de la cola, abrió mis nalgas y sentí su dedo mojado rozar mi ano. Por instinto, me fruncí toda. "Tranquila... seguí moviéndote", me decía incitándome a que siguiera cabalgando. Él, mientras, continuaba jugando con el dedo por mi cola.

Me hizo bajar de encima suyo, y me acostó en la cama boca abajo. Me besó la espalda, el cuello, bajando despacio hasta mi cintura. Cuando llegó ahí, empezó a morderme la cola. Volvió a abrir mis nalgas. Pasó el dedo por alrededor de mi ano cerradito y se tiró de golpe con la lengua sobre él.

No me esperaba eso, de hecho, nunca pensé que fuese algo tan placentero. Empecé a gemir descontroladamente mientras él seguía chupándome la cola. Movía su lengua para todos lados, siempre intentando entrar. De a poco, yo me fui relajando y mi ano se fue aflojando, sintiendo como la lengua se iba enterrando.

"Voy a poner un dedo". Agarré las sábanas, ya lista para soportar el dolor. Se escupió el dedo, hizo lo mismo con mi cola, y empezó a escarbar. Sentí como la puntita del dedo iba jugando alrededor del esfínter, relajándolo. Después, despacio fue introduciéndolo. "Aaayyy duele... sacalo sac... aayyy siiii". De pronto, el dolor empezó a transformarse en sensaciones nuevas, muy placenteras.

Estuvo un rato, alternando la lengua, salivazos, los dedos... hasta que me dijo "sabés cuantos dedos tenés adentro? 3!". No lo podía creer. Ni me había dado cuenta. Me puso en 4 y me clavó la pija, sin dejar de meter y sacar los dedos en mi cola. Deliraba de placer. Tanto, que acabé en un orgasmo fuertísimo que me tiró a la cama. Daniel no se detuvo. Levantó un poco mis caderas y siguió chupándome la cola.

"Sigo?" me preguntaba. "Siiii siiii", le respondía. Ahora tenía un dedo en la concha y otro en la cola. "Me encantaaa me encantaaaa" gritaba mientras Dani movía los dos al mismo tiempo dentro mío.

- Pija... quiero pija...
- Donde?
- En la cola
- Asi no, putita...
- Por favor, quiero tu pija en mi cola... ay daleee
- Querés que te rompa la colita?
- Siii rompeme la cola
- Querés que sea yo el primero?
- Siii por favor hacemela, quiero que seas el primerooo!!!
- Sos mi putita?
- Siii soy tu putita haceme lo que quieras...

Me hizo levantar y me acomodó en 4 con la cola para arriba. De uno de los bolsillos del pantalón sacó un pote de gel y se embardunó toda la pija. Después hizo lo mismo con mi cola. "Te va a doler un poco", me dijo mientras apoyaba la cabeza de su pija en mi colita.

Despacio, fue empujando. Mientras me acariciaba el pelo y la espalda, me decía que me calmara. Era increíble como de una actitud dominante "puta te rompo toda", pasaba a esta donde me hacía sentir tan segura y cuidada.

"Vas bien nena vas bien" decía mientras empujaba su pija dentro mío. "Duele... duelee..." gritaba. "Aguantá ahí un poco", me repetía dejando la pija quieta sin moverse hasta sentir que se acostumbraba. Luego, la metía un poco más, hasta que entró casi la mitad. La sacó un poco, la llenó de lubricante nuevamente y me la mandó de una.

Luego de relajarme por completo, terminé disfrutando de como me abrían la cola. Daniel se dio cuenta y empezó a acelerar el ritmo. Después de un rato, me empezó a doler de nuevo y le pedí que parara. "ya casi... estooooy" me dijo mientras sacaba la pija y me tiraba un lechazo hirviendo en la espalda. "Estás muy apretada pendeja".

Se tiró al lado mío y nos besamos hasta que noté su pija aun dura. Me arrastré y se la chupé un rato, limpiándola de la leche que aún seguía saliendo. "Sos terrible nena, ehhh", dijo mientras se levantaba y me ponía en 4 nuevamente. Pero esta vez, me la clavó en la concha y sin piedad.

Daniel se trepó arriba, casi montándome. Me agarró de los pelos levantando mi cabeza e hizo que mirara al espejo que estaba en la cabecera de la cama. Estaba transpirada y toda despeinada. "Que cara de puta que tenés" me dijo mientras otra vez taladraba mi concha sin piedad.

- Ayyy siiii tu puta... soy tu putaaaa
- Te gustó como te rompí la cola, putita?
- siii me encantooo es toda tuya, solo tuya
- de quien es esa cola?
- tuyaaa!! aaaayyy siiii
- Querés otra vez la pija en la cola?
- Ay si otra vez, quiero tu pija!!

Me acostó en la cama. Volvió a chuparme la cola un rato, y luego levantó mis caderas. Sentí la punta de la pija en mi ano, pero esta vez me relajé y dejé que entrara. Se fue resbalando despacio, hasta que se afirmó y empezó a moverse.

"Por ser la primera vez, te dejo la mitad de la pija adentro... la próxima te la clavo toda". Mi piel se erizó y agarré las sábanas imaginándome como iba a ser desfondada por esa pija en el próximo encuentro.

"Avisame cuando estés por terminar", le dije. Después de un rato, la sacó. Lo senté en la cama y me arrodillé en el piso. Agarré la pija y empecé a chuparla. La tragaba por completo y la sacaba, le pasaba la lengua por el costado, le lamía las bolas. Estaba como loca peteando. Me encantaba ver la carita de placer que ponía por cada cosa que yo hacía.

"Te gusta?", le pregunté con una sonrisa de oreja a oreja. "Siiii que bien que la chupás pendeja, sos terrible, dale no parés que ya acabo". Seguí un rato más, hasta que sentí sus manos en mi cabeza que me avisaba que estaba por acabar. No le hice caso y en vez de sacarla me la metí más adentro. Le quería dar un premio por la desvirgada fantástica que me había pegado.

Sentí la verga temblar en mis manos y la apreté fuerte con mis labios. De golpe, un chorro de leche se estrelló contra mi garganta. Sin sacar la pija, aguanté las eyaculaciones y fui tragando hasta que no pude contener más y empezó a brotar leche de mis labios goteando en el piso. Puse la mano abajo de mi boca para no ensuciar mucho.

Cuando sentí que no largaba más semen, saqué la verga de mi boca y me limpié la mano con la lengua. La carita de Daniel aun hoy la recuerdo. No lo podía creer. Me dejé caer en el piso. Ahora si, se le fue bajando la erección. "Yo con vos no terminé todavía", me dijo agarrándome la mano y llevándome de nuevo a la cama.

Él se acostó boca arriba y yo me senté sobre él. "Poneme la concha en la cara". Mi sorpresa fue enorme. Nunca pensé que me vaya a pedir algo así. Tenía miedo de hacerle mal o algo. No tardó en convencerme, y me senté sobre su boca. Me empecé a mover sobre su lengua.

Sus manos tocaban mis pechos. Mis pezones estaban duros y cada vez que los rozaba me hacían gritar. Siguió chupándomela, hasta que el teléfono nos interrumpió. "Ok, gracias ya salimos", le dijo al recepcionista; pero lejos de empezar a prepararse, volvió a terminar su trabajo. No pasó mucho tiempo para que me deje el cuerpo temblando y convulsionando en otro fantástico orgasmo.

Nos cambiamos y salimos. Yo no daba más. Daniel me llevó a mi casa y me volvió a repetir que todo quede en secreto. A mi tampoco me convenía que se supiera, así que no había problema. Si bien seguíamos los dos de novios, nos vimos varias veces. Me empezó a gustar mucho entregar la cola, al punto de que cada vez que garchaba con mi novio sentía la necesidad de que me culearan. Pero a él lo dejaba solamente meterme un dedo. Mi cola, por bastante tiempo, tuvo un solo dueño.


En la previa desvirgué a un pibito

Todos los fines de semana salíamos de joda. En general eramos un grupo bastante grande, entre chicos y chicas (compañeros del cole en su mayoría, aunque había algunos amigos de amigos) y se había hecho costumbre antes de los boliches ir a la casa de una de mis amigas, donde nos juntábamos todas a comer algo, tomar y escuchar música hasta la hora de partir al boliche.

Esta chica tenía un hermano mellizo, que también iba con los amigos a hacer previas ahí, así que la casa era un completo quilombo. Por suerte los padres nunca dijeron nada, y hasta a veces también estaban tomando con el grupo (bizarrisimo, pero re buena onda jaja).

Entre los chicos (amigo del hermano de mi amiga) había uno que me re gustaba... con una carita de nene hermosa. Me daban ganas de comermelo. Ya teníamos confianza entre todos, porque nos veíamos casi todos los findes y a veces íbamos al mismo boliche, pero el pibe este era re lento. Le tiraba indirectas y no cazaba una. Yo ya me empezaba a cansar.

Un día decidí actuar yo. Me había propuesto que esa noche no se me escapaba. Hablé con mi amiga, dueña de casa, y le conté mi plan. La cuestión era que ella le dijera al pibe (mientras estábamos de previa) que yo lo estaba esperando en la cocina que le quería hablar... y ella cuidara la puerta.

Llegó el momento, y según lo planeado, yo fui para la cocina. Lo esperaba sentada en la mesa con las piernas al aire, balanceándolas, como si estuviera en una hamaca. Me había puesto un vestido bien escotado, me acomodé las tetas para que pareciera que tenía más y se notara (para que sea la primera cosa que viera). Al ratito, llega el flaco. Cuando entró, pude notar como su vista se clavó en mi escote. Todo marchaba bien.

Lo llamé para que se acercara, y cuando lo tengo cerca lo agarro de la nuca y le como la boca de una. Al principio no entendía mucho, pero después empezó él también a meter lengua como loco. Tenía puesta una camisa, que me tentaba a arrancarla, pero le iba a romper los botones y no daba; así que mientras me lo seguía comiendo la fui desabrochando despacito.

Le empecé a meter mano por todo el torso. Él empezó a besarme el cuello, justo cuando mis manos estaban paseando por su espalda. Eso me encendió y le clavé las uñas sin darme cuenta. Se ve que a él mucho no le importó porque siguió con el cuello y con mis tetas que ya las tenía afuera.

Ya no era necesario más juego previo, yo estaba re caliente y ya me lo quería coger. Además, no podíamos estar mucho tiempo jugando a darnos besitos (eso lo podíamos hacer después, en el boliche). Si había sido lento para darme un beso, para cogerme iba a tardar el doble, así que me paré y le desabroché el pantalón. Le saqué la pija que ya estaba al palo. Él no decía nada, y tenía una cara de terror que me parecía re tierna. Le ayudé a ponerse el forro, lo acerqué y agarrando su pija la fui guiando hasta mi concha.

Entró muy fácil, porque yo estaba empapada. Mis piernas lo rodearon por su espalda, y con los pies empujaba en su cintura marcándole el movimiento. El me abrazaba y me comía el cuello y las tetas, la boca. Con mis piernas lo empecé a mover más fuerte. Él solo me seguía a mi, no se oponía a nada.

Era la primera vez que tenía el control de la situación y la verdad me calentaba mucho. De pronto, el pibe empezó a acelerar su respiración. Sentía como su cuerpo se estremecía, y parecía que iba a gritar pero de su boca no salía ningún sonido.

Yo lo seguía moviendo para que me siguiera cogiendo, hasta que me forzó a parar. Se había pegado una acabada de novela, pero yo había quedado con ganas. Estaba en mi punto máximo de calentura y no tenía intenciones de quedarme así.

Me bajé de la mesa, le saqué el forro chorreando de mis jugos y le empecé a chupar la pija, que aun largaba semen de su acabada. Ya estaba perdiendo firmeza, pero no fue muy difícil volverla a poner dura. A lo lejos, se podía escuchar la música y las voces de los chicos. Sentí la voz de mi amiga gritar "NO SE PUEDE ENTRAR!". Pero yo estaba en otra, no me importaba nada.

Me paré, lo senté en la silla y me le subí arriba, mientras le ponía las tetas en la boca para que las chupara. "Agarrame fuerte de la cola" le pedí. Eso me calentaba mucho. Empecé a cabalgarlo con fuerza. Subía y bajaba de manera frenética. En un momento pensé que se iba a romper la silla, pero se ve que eran de buena calidad (jeje) y se la re bancó.

El que no se la bancó mucho más fue el pibito que se volvió a acabar. Pero poco me importó y yo seguí cabalgando. "De acá no me bajo hasta que se le ablande del todo". El flaco me pedía que parara, que había acabado. Yo seguía moviéndome arriba suyo, sin hacerle caso. Hasta que ya no se pudo más. Y la saqué blandita y chorreando. No llegué a acabar, pero las ganas con el pibito me las saqué.

Mientras se cambiaba, me confesó que nunca había cogido... que no se la esperaba y no sabía mucho qué hacer (si, se notaba). Salió él primero y al rato salí yo. Mi amiga todavía estaba en la puerta. Cuando salí me dijo "PUTA!" riéndose, sin creer lo que acababa de pasar. Le guiñé el ojo y nos fuimos para donde estaba todo el grupo

En el boliche lo busqué y nos pegamos un chape fenomenal. Casi ni bailé. Estuve toda la noche en un rincón con el pendejo, franeleándolo a más no poder. Lo pajeaba por encima del pantalón, él me metió mano por todos lados. Hasta sentí como acabó otra vez mientras le franeleaba la pija con mi mano.

Todo quedó ahi porque me venía a buscar mi papá. Cuando volví a mi casa no daba más de la calentura. Me acosté y tapándome con las sábanas me bajé la tanguita hasta las rodillas y con mis manos terminé el trabajo inconcluso.


Mi mejor amiga debuta con mi hermano

Todas tenemos esa amiga confidente, con la cual podemos pasar horas hablando y sabe todos nuestros secretos. La mia se llama Agustina. Amiga desde la escuela primaria, hicimos todo el colegio secundario juntas. Nos conocemos mejor que nadie y siempre compartimos todo. Nuestras familias son amigas, y en las vacaciones vivíamos juntas: yo en su casa o ella en la mia. Pero esa noche, donde yo le conté feliz (era la primera persona a la que se lo contaba) mi primera experiencia sexual, descubrí el único secreto que no me había contado.

Cuando le pregunté si ella ya había debutado me respondió con un "si" algo dubitativo y vergonzoso, cosa que me extrañó. Era raro que se nos pasara alguna pavada sin levantar el teléfono para contarnosla. Y más me extrañó saber que había sido varios meses atrás.

Luego de insistirle un poco, me confesó que su primera vez había sido con mi hermano, y tenía miedo que me enojara; por eso no me había contado. Mi hermano es 6 años más grande que nosotras, y casi que nos vio crecer juntas. Pero evidentemente, el tiempo pasa, los chicos crecen y él no desaprovechó la oportunidad.

Primero, me quedé sorprendida sin creer lo que escuchaba. Cuando reaccioné, le volví a preguntar:

- CON MI HERMANO???
- Siiii.. perdoná Juli, me daba no se qué contarte... que se yoo!! No quiero que te enojes conmigo.
- Todo bien, pero posta??
- Si tarada, mirá si te voy a joder con eso!! En serio! - me dijo, un poco enojada porque no le creyera.
- Pero.. cuando?? en donde??
- Acá! En tu casa!!
- EH??
- Fue un día que volvimos de bailar, que yo me quedé a dormir aca... Nosotras habíamos llegado temprano, vos te dormiste rápido del pedo que tenías... yo me levanté para tomar agua, fui a la cocina. Y justo llegó él de joda... tenía una camisa con broches... ayyy boluda pedía a gritos que se la arrancara!!! 

Ahi la empecé a mirar feo!! o sea, no lo niego, mi hermano es lindo, pero no da que te digan eso!!

- Bueno... Empezamos a hablar y así como no quiere la cosa se me empezó a acercar a acercar y bue... me comió la boca de un beso, sin preguntar ni nada.
Yo estaba ya como para dormir... o sea tenía poca ropa, y él se empezó a aprovechar de eso. Me empezó a meter mano por todos lados. Por un momento pensé que tenía 4 manos!! Lo agarré y le arranqué la camisa, me saqué las ganas de abrirla. Me alzó y me llevó hasta su habitación mientras me seguía comiendo la boca. Sabía que no había vuelta atrás, pero la verdad que estaba muy caliente, y no quería parar.

Llegamos, me tiró arriba de la cama y me sacó la poca ropa que tenía, empezó a besarme desde el cuello bajando por mis tetas, mi panza, mientras con las manos me acariciaba los brazos. Estaba loca... y ni te cuento cuando me empezó a chupar la concha, zar-pa-do!! despacio me empezó a meter los dedos mientras con la lengua me seguía lamiendo todo lo que tenía cerca... mientras me la chupaba, movía en círculos sus dedos adentro mío. Yo me sentía cada vez más mojada. Mi cuerpo se estremecía ante cada lamida. Cuando sentí que estaba por explotar, se paró y se bajó el pantalón y ahiii viii...

- QUE NI SE TE OCURRA.. - intenté interrumpirla
- que pedazo de pija tiene por dioooos!!! - yo trataba de taparme los oídos, mientras Agustina se agarraba la cabeza y saltaba en la cama excitada de solo recordarlo.
- Te dije que no me dijeraaas, putaaa!!!- ese tipo de información ya era demasiada, pero bueno. 
- No no... te-rri-ble!! me quedé con cara de no saber que hacer un rato hasta que se sentó al lado mío, me besó muy muy tierno... y cuando me di cuenta ya lo estaba pajeando. Y al rato, tenía la boca ocupada!!

Tenía miedo de hacerlo mal, que se yo... él es más grande que nosotras y debe haber estado con minas con más experiencia... pero bueno... después me acostó, se me puso arriba y ahí pensé "este me mata"... pero nooo! fue re tierno y suave. 

Mi amiga me contaba esto re embobada, me hacía caritas y todo. Yo la miraba y me moría de risa de lo estupidizada que estaba.

De a poco fui perdiendo el miedo. Él agarró mis manos arriba de mi cabeza y me besaba mientras se movía adentro mío. Sentía como hacía salir y entrar su pija. Nunca dejó de besarme.

Por un momento me olvidé que ella hablaba de mi hermano... me empecé a calentar. Yo estaba en un colchón en el piso (ella dormía en mi cama), tapada con una sábana. Aproveché esto para disimuladamente, tocarme la concha mientras ella me contaba. La tenía empapada. No podía evitar recordar como me habían cogido a mi hacía menos de una semana. Agus siguió contando:

Sus movimientos eran con más fuerza. Sacaba la pija suave, casi por completo, y la enterraba de golpe. Eso me hacía gemir cada vez más. Me tuvo que tapar la boca con un beso para no despertar a nadie. Luego me abrazó, me agarró fuerte y me pegó una garchada salvaje que pensé me mataba. Hasta que se frenó y me preguntó si le molestaba que me acabara encima. Le dije que no. Yo no tenía ni idea como era, pero le dije que lo haga por miedo a quedar como que era re virgen (aunque creo que se re dio cuenta que nunca había garchado).

La sacó y se pajeó encima mío hasta que me largó toda la leche en las tetas. Un poco me saltó hasta la cara. Agarró con sus dedos el chorro que tenía en la pera y me lo ofreció en la boca. Le chupé el dedo hasta limpiarlo. No estaba tan mal como imaginaba... Nos seguimos besando mucho, me abrazaba. Fue muy lindo! Nos quedamos ahi un rato hablando, y después volví para tu habitación. Vos seguías dormida.

Ahi la miré me sonreí y le dije "te salvás porque no tenés hermano, sino me vengaba!". Nos reimos las dos y nos abrazamos. Ya blanqueada la situación, supe que se siguieron encontrando. Varias veces les hice el aguante y hasta se venía a mi casa inventando cualquier excusa a su madre para verlo. Mi hermano también se enloquecía por volver a verla. En un tiempo, iba a encontrar la respuesta del porqué mi hermano tenía tanta debilidad por mi amiga.

La primera pija de Agus

Los que me siguen de P! ya conocen a Agustina, mi mejor amiga. Paralelamente a mi historia, voy a ir contando algunas anécdotas de ella (y de otras amigas, que ya irán conociendo). Los dejo, con la primera experiencia de Agus. 

Mis padres estaban separados hacía unos años. Mi papá se juntó con una mina, que tenía una hija (Luciana, le decíamos Luli) como 5 años mayor que yo, pero nos llevábamos re bien. Una noche que mi viejo y su novia salieron, yo me quedé con ella, como tantas otras veces. Al rato, la casa se volvió una fiesta. Luli invitó a sus amigos aprovechando que no había nadie.

Me quedé en la habitación, hasta que Luli me invitó a unirse a ellos. Al principio me daba un poco de vergüenza meterme en medio de un grupo mucho más grande que yo, pero terminé yendo porque estaba aburrida.

A medida que la noche avanzaba, me sentí mucho más cómoda y la terminé pasando muy bien. Luego, se fueron todos a bailar, pero Luli se quedó para limpiar y ordenar todo. Una amiga de ella se quedó a ayudarla y también un pibe, que era el garche de Luli.

Cuando todo quedó ordenado, nos sentamos los 4 en el patio. La amiga de Luli se fue y quedamos los 3.

- Agus, tomá un poco de cerveza - me dijo Luli
- No, gracias no tomo.
- Dale boluda, un poco asi probás... mirá cuando empieces a salir

En ese momento, yo era mucho más introvertida y tímida. Terminé aceptando y lo que siguió fue un interrogatorio hacia mi. Me empezaron a preguntar cosas del colegio, si tenía novios, si había besado algún chico. Hasta que Luli empezó a subir el tono de la conversación.

- Y alguna vez garchaste? - abrí los ojos sin poder creer lo que me preguntaba. Miré al flaco, que apenas lo conocía, con cara de que me daba vergüenza contestar delante de él.
- Mirá lo que le preguntás Luli! es chica no seas boluda! jaja - se reía el pibe, que se había dado cuenta que no me sentía cómoda con esa pregunta.
- No pasa nada... estamos entre amigos, o no Agus? - los miré a ambos, dudé un segundo y casi evitando mirarlos a los ojos respondí:
- No
- Ahhh pero debés tener alguno por ahí que quiere... no? están re zarpados ahora los pendejos! - repetía Luli y yo queriendo que me tragara la tierra
- Si, que se yo... pasa que me da un poco de miedo, no se
- Y si, es lógico. Pero después te terminás enviciando! Alguna vez viste o tocaste una pija al menos?- cada vez me sorprendía más las preguntas de mi hermanastra, ante las risas del pibe.
- No, no
- Pero pará... tranza si...-
- Si, eso si...
- Tenés que empezar a perderle el miedo a la pija. Yo te voy a ayudar. - Le agradecí aunque no sabía que la intención de ella era empezar a ayudarme "en ese mismo momento".

Luli se acercó al pibe y sentándose arriba lo empezó a besar. No sabía donde meterme. Estaba re descolocada mirando como Lu se comía a su chongo. Después se sentó a su lado, llamó al pibe y lo hizo parar. Con sus manos empezó a desabrochar el jean. "Pará, boluda que hacés?" le dijo al flaco.

- Mostrala nomás - con algunas dudas, el pibe desabrochó su jean y dejó al descubierto su pija, semierecta.

Más allá de alguna foto, nunca había visto una en vivo... y menos tan cerca. Y realmente no pude ocultar mi admiración. "Guau" solté con una risita nerviosa ante la pija que le colgaba entre las piernas al pibe. Mientras, Luli la acariciaba y poco a poco iba creciendo. "Viste como crece?" me decía.

De golpe, Luli agarró la verga con sus manos y se la empezó a chupar. Abría la boca y se metía el tronco por completo, luego cerraba sus labios apretando fuerte y la sacaba. Su lengua jugaba en la cabeza. A esta altura, la pija ya estaba como una piedra. Yo no podía creer todo lo que estaba mirando, y no puedo negarlo. Me estaba empezando a calentar.

"Vení...", me dijo Luli agarrandome de la mano. Tímidamente, estiré su brazo y con mis dedos fui tocando todo el tronco.

- Viste que dura que está? - me decía Lu, mientras yo tenía agarrada firmemente la pija con una de mis manos.

- Re dura - respondí con una mirada de admiración que no podía ocultar.

Mientras yo lo pajeaba, Luli empezó a chuparle la pija. "Te animás?" me preguntó. Solté la pija y le dije que no. "Bueno, por ser la primera estuvo bien!", se reía Luli. Ella siguió chupándosela un rato más mientras yo la sostenía y pajeaba con una mano.

El pibe ya mostraba signos de estar a punto e explotar, ahí fue cuando se fue a su habitación, dejándome sola en el patio. Al rato, se empezaban a escuchar los ruidos de la cama moverse y los gemidos de mi hermanastra. Sin dudas estaba aprovechando la casa sola. No podía dejar de pensar en "lo que estaba haciendo" Luli.

Despacio, subí las escaleras y me acerqué a la habitación. La puerta estaba entre abierta (¿a propósito?). Me agaché y espié hacia adentro. Los pies de la cama daban hacia la puerta. Luli estaba en 4, recibiendo una buena cogida de su macho. Yo los veía de espaldas. Podía ver las piernas de Luli moverse ante cada embestida del chabón.

El pibe la tenía agarrada de los pelos y la penetraba con fuerza. Nunca había visto algo así en vivo. El chabón la dio vuelta, acostándola sobre la cama y le empezó a meter los dedos en la concha, mientras ella gritaba que no parara y se movía de placer entre las sábanas.

El flaco la agarró de las piernas y las puso en sus hombros. "Ay siii hasta el fondo dale" gritaba Luli mientras era salvajemente cogida por su chongo. Sentí un calor subir desde la entrepierna. Estaba sentada en el piso y mis manos rozaban mis muslos provocando un cosquilleo en todo mi cuerpo.

Las piernas de Luli flotaban en el aire. Sus cuerpos estaban fundidos moviéndose casi en simultáneo. La chica pedía que la cogieran sin piedad y el chico obedecía moviéndose aún más rápido. Me mordí los labios y corrí la bombachita dejando respirar mi conchita empapada.

El chabón se arrodilló, sin dejar de penetrarla, y le preguntó si la quería tragar. Luli contestó que no, que acabara en sus tetas. El flaco la sacó y se arrodilló sobre su panza. Apuntó la pija hacia los pechos de Luli y le descargó todo.

La espalda del pibe me tapó el espectáculo, pero podía imaginarme que estaba haciendo. "Aaay cuanto que tenías guardadoo!! que calentita!", decía Luli mientras la leche caía sobre sus pechos. Cuando terminó, el flaco se acostó al lado de Luli. Pude ver la pija aún erecta y chorreando. Me escondí un poco, para evitar que me vieran.

"Andá a buscar algo para limpiarme, que me está chorreando todo y voy a ensuciar la cama!" le dijo Luli entre risas a su chongo. El flaco se cambió y salió. Al escuchar esto, me levanté y me encerré en mi habitación. Me tiré en la cama, aun tenía la respiración agitada. No podía sacarme de la cabeza lo que había visto.

No podía pensar en otra cosa. Encima, al rato, volví a escuchar gemidos y ruidos desde la habitación de al lado. La calentura era terrible, pero no sabía bien qué hacer. Despacio, llevé una mano hacia mis piernas. Con la punta de mis dedos empecé a subir por la parte interna de mis muslos hasta llegar a la concha. Corrí un poco la bombacha y me la toqué. Estaba empapada.

Moví mis dedos, hasta que decidí sacarme todo. Me quedé solo con la remera puesta. La bombachita la dejé al lado de mi cabeza, toda empapada. Abrí bien las piernas y con la mano recorrí toda mi concha, desparramando mis jugos por toda la zona. Cerré los ojos y me imaginé a Luli siendo garchada de nuevo por ese pibe. "Qué pedazo de verga más linda tenía", pensaba. Los gemidos y ruidos ayudaban a mis pensamientos, y no pude evitar empezar a largar pequeños suspiros de placer mientras aceleraba el ritmo con mi mano.

"Y si la que está siendo cogida soy yo?", pensaba. Me mordí los labios al imaginarme yo misma con las piernas flotando y un pibe garchándome con todas las fuerzas. Abrí mi boca para largar un suspiro pero no salía ningún sonido. Mi mano seguía estimulando mi clítoris cada vez más fuerte.

Metí la otra mano por debajo de la remera, para tocarme las tetas. Me apretaba los pezones y las amasaba con fuerza. Estaba enloquecida y no podía parar. Mil imágenes se me pasaron por la cabeza. La imagen de esa primera pija asomar por el pantalón, sentir como crecía mientras la tocaba, Luli chupándola. Me sentí una tonta de haber dicho que no. Ahora me moría de ganas de probarla!

Recordé cómo el flaco se cogía en 4 a mi hermanastra. Las piernas de Luli en el aire y el flaco taladrándola salvajemente. "Y si esa fuera yo?", seguía fantaseando. No podía más. Bajé la mano y sentí la entrada de mi concha chorreando.

Despacio, introduje un dedo en mi vagina virgen. Tomé aire profundamente mientras sentía como se iba hundiendo cada vez más. Empecé a moverlo despacio hacia adentro y afuera. Después, metí otro dedo. La lujuria había invadido mi cuerpo.

Me estaba cogiendo con los dedos, mientras con la otra mano me tocaba el clítoris a gran velocidad. Me imaginaba que los dedos eran esa pija que había tocado y que no me había animado a chupar.

No tardé en acabar. Nunca había experimentado algo similar. Me asusté un poco cuando sentí cómo temblaba mi cuerpo, pero no pudo dejar de sonreír cuando me relajé. Me sentía en las nubes.

Luego de esa primera paja, empecé a repetir esa rutina de tocarme casi todas las noches antes de dormir. Y me juré que la próxima vez que se presente una oportunidad, no iba a dejarla pasar nuevamente.

Esa oportunidad se dio unos meses más tarde, con el hermano de Juli. Como tantas otras noches, arreglamos que después de salir a bailar me quedaba a dormir de mi amiga. Juli estaba bastante en pedo esa noche y se durmió rápido.

Cuando me levanté a tomar agua, justo llegó el hermano de Julieta. Si bien no tenía intenciones de hacer nada con el hermano de mi amiga, no pude evitar empezar a mirarlo con otros ojos. ya habíamos crecido los dos, y sin dudas ambos nos dábamos cuenta de eso. Hablamos un poco, yo parada y él casi encerrándome contra la mesada. No me había dado cuenta de esto, hasta que fue tarde y lo tenía a él prácticamente pegado a mi cuerpo. No demoramos un instante hasta que terminamos a los besos... Lo que siguió después... en la próxima les cuento.

Mi primera vez

En este blog voy a transcribir los relatos que fui subiendo a Poringa. Espero que disfruten volver a leer todas mis historias. Empezamos por el principio... Mi primera vez. 

Fue en el cumpleaños de mi prima, cumplía 19 años. Como yo estaba en la edad de "empezar a salir de joda", ella habló con mi hermano mayor para que me llevara. La fiesta era en su casa de Funes (una localidad cerca de Rosario). Había bastantes personas. Todos amigos y amigas de ella. Yo sólo conocía a mi hermano y a mi prima.

Mi hermano se conocía con varios amigos de ella. Yo (bastante tímida y encima rodeada de chicos y chicas más grandes que yo), me quedé sola cerca de la pile. En un momento, se acercó uno de los amigos de mi prima. Me ofrece algo para tomar. Le digo que no tomo alcohol. Me invita a una de las barras improvisadas en el jardín y me sirve un jugo.

Nos quedamos charlando un rato. Después de un rato de chamuyo, le seguí el juego cuando intentó besarme. Eran mis primeras salidas, y los primeros besos; así que no solía resistirme mucho, estaba en etapa de experimentación.
Después de un rato de estar chapando en la pileta, me llevó de la mano para adentro de la casa, y me metió en una pieza. 

Yo lo seguí, pero con miedo. Sabía que es lo que él quería, pero no me animaba a decir que no. Además que me daba curiosidad probarlo. Ya adentro, empezamos un franeleo más intenso. Bajó una mano por mis muslos, iba subiendo levantándome la pollera hasta la cintura. Mi respiración se aceleró.
Nunca me habían hecho algo así. Al principio quería salir corriendo de la habitación, pero las sensaciones que fui experimentando cuando sus dedos rozaban mi entrepierna me hacían quedar quietita donde estaba disfrutando de las manos de mi amante.

Sus manos de a poco fueron llegando hasta mi conchita que ya estaba mojadisima. Yo estaba como loca, no entendía nada, pero estaba sintiendo cosas que nunca antes había sentido. Con un poco de miedo, empecé yo a bajar la mano y a tocarle la pija por arriba del pantalón. Ya se la podía sentir bien dura... me sacó la remera y se empezó a ocupar de mis tetas. Mis pezones estaban durisimos de la calentura que tenía. Yo seguía con la mano ahi, tocandosela por encima del pantalón, con los ojos cerrados disfrutando de todo ese nuevo mundo de sensaciones que estaba experimentando.

Me siguió chupando las tetas, bajó una mano y empezó a meter un dedo en mi concha. Empecé a gemir, despacio, con miedo. Mientras hacía esto, con la otra mano se empezó a bajar el pantalón. Yo me quedé parada mirando la primera pija de mi vida. Me agarró la mano poniéndola en su pija y la movía para que lo pajee. Él seguía recorriendo mi cuerpo con las manos y su boca.

Me abrazó y me dio un beso muy tierno. Me miró y me dijo "no tengas miedo, vamos despacio". Se había dado cuenta (un poco por mi cara de nena, otro por mis movimientos torpes, y seguramente mi mirada de terror) que era mi primera vez. Yo solo asentí con la cabeza. Estaba demasiado nerviosa como para decir algo, pero con unas ganas de probar terribles.

Me tiró al suelo, me abrió las piernas y me empezó a chupar la concha mientras metía cada vez más dedos dentro mio. ¡¡Yo volaba!!! Mis piernas temblaban. Había visto estas cosas en internet, o escuchado; pero nunca me imaginé que se sintiera tan hermoso.

Se paró, me arrodilló delante suyo y me puso la pija en la boca. No sabía si lo hacía bien o mal, pero por como se movía y los gestos que hacía parecía que le gustaba. La agarré con la mano y la metí en mi boca tratando de llegar hasta el fondo, aunque claramente, no pude... la sacaba tosiendo y escupiendo saliva, mientras lo pajeaba.

Después de un rato, se tiró encima mío y despacito me la empezó a meter. Me dolió un poco al principio. Supongo, un poco también porque estaba súper tensa. Cuando el flaco veía mi carita de dolor, paraba. La sacaba y la volvía a meter despacio. Por suerte, me había tocado un chabón genial. Yo me sentía muy mojada (nunca había estado TAN mojada), pero me costaba disfrutar el momento.
Era más que nada el miedo, supongo. A medida que me iba sintiendo más cómoda, empezó a acelerar el ritmo cada vez más fuerte. Yo me fui relajando y disfrutando un poco más. Se frenó y me hizo subir arriba.

Sin darme cuenta me senté de golpe y me la re clavé. Me dolió hasta el alma! Abrí mi boca como para gritar pero no salió ningún sonido de mi boca. "Despacio nena!" me dijo el pibe, riéndose. Me tranquilicé y me reí también. De a poco, empecé a moverme. A medida que me iba acostumbrando, mis movimientos eran cada vez más coordinados y rápidos. El loco me frenó... "Si seguís moviendote así, acabo... te movés bien, nenita" me dijo mientras me sacaba de encima suyo y me tiraba a un lado. Sin dudas, ese comentario me tranquilizó y me hizo dibujar una sonrisa.

Me levantó y me puso en 4. Me acomodó la cola. "Que hermosa cola tenés...!" me decía mientras acariciaba mis curvas. Esas cosas que me decía me daban confianza y terminaron de tranquilizarme por completo, permitiéndome disfrutar aún más.

Me agarró de la cintura y me empezó a coger, ahora de una manera muy fuerte. Trataba de decirle que parara un poco pero el placer que me estaba dando cada vez que su verga chocaba contra el fondo de mi concha, no me dejaba hablar. De repente, paró, sacó la pija de adentro mío y sentí el calor de su leche en mi espalda. Yo me quedé quita, sin saber que hacer.

Muy amablemente me ayudó a limpiarme. Me dio un beso y me dijo "sos muy linda nena". Nos seguimos besando un rato más, hasta que salimos de la habitación y volvimos a la fiesta. Justo saliendo al parque, me crucé mi prima. "Donde estabas??" me dice con cara pícara. Yo no le pude decir nada y me largué a reir.
- Re bien, nena!! te felicito!! después me contás todo!!
- Dale... pero que no se entere mi hermano! - le dije con cara suplicante.
- No te preocupes... seguro ni se dio cuenta que no estabas- me guiñó un ojo y volvió a su fiesta.
Volví a la pileta, donde estaba mi desvirgador (?). Nos quedamos charlando un rato, me quise morir cuando me enteré que tenía 23 años (a él se le iluminaron los ojitos cuando le dije la mía). Me lo seguí comiendo toda la noche, y aunque seguimos en contacto por un tiempo, no volvimos a encontrarnos. Pero ese día, por más que no haya sido un gran garche, fue el empujón que necesitaba para perder el miedo y animarme un poquito más...