Descubriendo habilidades (parte 2)

Primera parte

Me acerqué a la puerta de la habitación de mi hermano, que no estaba cerrada del todo. Lo vi a él sentado en la cama tirado hacia atrás, apoyándose con los codos, y a Agustina arrodillada delante de él chupándole la pija.

Pero que digo chupar... tragar!!! no podía creer como Agus se tragaba hasta el último cm de su pija. No era una pija super grande como Lucas, pero la verdad, está bien dotado mi hermano, no tan gruesa pero un largo importante (yo sospechaba de verlo en boxer, Agus ya me lo había confirmado y yo lo terminé de comprobar esa noche).

La guacha llegaba a tocar su nariz contra la panza de él con una facilidad que me sorprendía. Metía y sacaba, todo el tronco. Se podía ver como la pija de mi hermano brillaba de la cantidad de saliva que dejaba Agus con cada tragada. Realmente disfrutaba hacerlo! y mi hermano estaba loco mordiéndose los labios observando sin poder creer como esa pibita le hacía garganta profunda con semejante facilidad.

Después de un rato aguantando la respiración con la pija totalmente clavada en la boca, la soltó dejando un charco de saliva en el piso. Mi amiga tomaba aire como cuando salís de abajo del agua luego de aguantar la respiración un rato. Agus se paró y lentamente se fue subiendo arriba de él. Agarró la verga con la mano, la acomodó en su concha y se puso a cabalgar.

Mis ojos estaban enormes del asombro (y un poco de morbo, obvio) que me generaba la situación. Nunca había visto coger a nadie (en forma pasiva, digo). Era la primera vez que me encontraba espiando dos personas cogiendo y encima eran mi mejor amiga y mi hermano. Me sentí rara al darme cuenta que mi mano estaba entre mis piernas tocando mi concha húmeda.

Siempre con ella arriba, mi hermano la agarró de las caderas, impidiendo que se moviera, y empezó a moverse él. Agustina estaba quieta y solo tiraba la cabeza hacia atrás y mantenía la respiración, ahogando sus gemidos (estaban mis viejos en la casa). Su boca estaba abierta, pero ningún sonido salía de ella.

Solo se sentía el rechinar de la cama con los movimientos frenéticos de mi hermano clavando a mi amiga. En un momento se tiró hacia adelante, cayó sobre los hombros de mi hermano y se tapa la boca, mientras él la seguía cogiendo. Seguramente estaba por acabar, y en ese momento, ahogó el grito dándole un beso a mi hermano.

Mi hermano se frenó de golpe. La acostó en la cama, le agarró las manos sobre su cabeza y otra vez, la penetró. Le siguió dando una cogida brutal. Los gritos de Agus se ahogaron en un beso fogoso y prolongado. Hasta que sacó su pija, y sin tiempo a nada, metió la cabeza entre las piernas de mi amiga. Le comió la concha haciendo retorcer el cuerpo de Agus para todos lados, que desesperada se agarraba con fuerzas de las sábanas.

Mientras, mi hermano con las manos hacía de todo. La tocaba por todos lados. Le amasaba los pechos, rozaba su costado, las subía desde la panza hasta el vale entre sus tetas. Después empezó a meterle los dedos en la concha, sin dejar de chupársela.

Ella estaba gozando y mucho. Ahora se tapaba la boca con las 2 manos, y movía la cabeza de lado a lado como poseída por el demonio. De repente, Agustina levanta todo su cuerpo con las piernas, se empieza a tocar las tetas y a temblar, mientras mi hermano no sacaba su boca de su entrepierna. Al contrario, con mas ganas se quedó ahí chupando y moviendo más fuerte los dedos adentro suyo. Abrió la boca como queriendo beber todo lo que salía de su concha.

Después de ese orgasmo, lejos de calmarse, Agustina se paró y lo hizo sentar en la cama. Ella se puso de espaldas, y se sentó en su pija. Se inclinó hacia adelante y apoyó sus manos en el piso, comenzando a subir y bajar. Mi hermano tenía la espectacular vista de su culo moviéndose y su pija enterrándose en la concha de mi amiga.

El ritmo ahora era más lento. Como que estaban recuperando el aire. De golpe, mi hermano se paró y sin sacársela, agarró de los pelos a Agustina y la puso en 4 en el piso y la empezó a coger otra vez desaforadamente. Nunca me imaginé calentarme tanto viendo coger a alguien.

La siguió cabalgando un rato largo, mi amiga no aguantaba las embestidas y ya estaba acostada totalmente en el piso con las manos hacia adelante tratando de agarrarse del piso, pero él no se detuvo en ningún momento. Veía como cada vez que mi hermano la penetraba avanzaban un poco sobre el piso, de la fuerza que hacía.

Solo cuando ella le dijo algo, el salió de atrás suyo, se acostó en el piso, y Agustina otra vez se sentó sobre su pija. Ahora se movía fuerte pero hacia adelante y hacia atrás, a veces paraba y se movía en círculos. Estaba buscando otro orgasmo que no tardó en llegar: empezó a acelerar el ritmo y de repente se detuvo.

Quedó dura un rato, mirando hacia arriba y con la boca abierta, tragándose el aullido de perra en celo que ya le había escuchado en casa de Lucas. Se tiró encima de mi hermano, se quedaron así un rato tratando de recuperar el aliento.

Mi hermano se paró, ella seguía tirada exhausta en el piso. Pero solo un rato. Se fue arrastrando por el piso, gateando hasta donde estaba parado él, se arrodilló y le agarró la pija, empezando otra vez a comérsela toda. La muy puta se la tragaba hasta el fondo, y la sacaba. Se la tragaba, quedaba ahí con la verga clavada, y de golpe la sacaba. Lo pajeaba. Jugaba en su cabeza y lo pajeaba cada vez más fuerte.

Se notaba que mi hermano estaba a punto de acabar. Podía ver como le flaqueaban las piernas. Y cuando acabó, mi otra sorpresa: antes que llegara a acabar, se metió la cabeza en la boca sin dejar de pajearlo. Se tragó todo. Y no solo eso... mientras acababa, se la volvió a meter hasta la garganta.

En ningún momento sacó la pija de su boca mientras lo seguía pajeando y peteando. Cuando terminó de limpiar por completo su verga, se tiró hacia atrás sentándose a sus pies. Lo miraba con una cara de felicidad, satisfecha por el deber cumplido. Ahí me desperté del trance en el que estaba y me di cuenta que en cualquier momento iba a volver a mi habitación, y me fui.

Ese día descubrí porqué Agus lo volvía tan loco a mi hermano (y a varios). Descubrí la habilidad de mi amiga: tiene la capacidad de hacer unas gargantas profundas que deja loco a cualquiera. Vi hacérselo a otros. Aún hoy no deja de sorprenderme y darme un poco de envidia también.

Me acosté en mi cama. Sentí que alguien entraba, era Agustina. Me hice la dormida. Dejé pasar un rato para darle tiempo a acomodarse en mi cama (yo dormía en el suelo), y me doy vuelta poniéndome boca arriba. Metí sigilosamente mi mano adentro de mi tanguita, súper mojada igual que mi concha. No iba a poder dormir sin tocarme antes.

Descubriendo habilidades (parte 1)

Todos tenemos un don... alguna habilidad para lo que sabemos somos buenos. Esto se aplica también en el sexo. Hoy les voy a contar, como descubrí el mío.

Las vacaciones habían terminado, y volví a la rutina del estudio, el hockey, los entrenamientos y las salidas. Había sido un verano con muchas cosas nuevas, en especial por Lucas en Mar del Plata.

Ese fin de semana, ya tenía todo organizado para salir con mis amigas; cuando mi hermano viene a mi habitación y me dice "hoy salgo con el auto, si querés te paso a buscar..". Le dije que si, no tenía drama, que me avisara la hora.

Después caí: seguro me había escuchado hablar con mi amiga Agustina, de que se venía a dormir a mi casa. Ellos ya habían tenido varios encuentros, y la verdad que a mi no me molestaba (además, yo estuve garchando con su mejor amigo todas las vacaciones).

Al terminar la noche, fuimos con Agustina a buscar el auto de mi hermano. Grande fue la sorpresa (para bien) al ver a Lucas también en el auto. A esa altura ya no tenía más la inocencia de creer que eso no estaba ya planeado de antemano.

La miré a Agustina, con la que intercambiamos unas sonrisitas pícaras imaginando como terminábamos esa noche. La invitación a desayunar al departamento de Lucas lo terminó de confirmar.

Llegamos al depto, estuvimos un rato charlando boludeces, y en un momento Lucas me agarra de la mano, sin decir nada, como diciendo "suficiente, acá vinimos a otra cosa" y me lleva para su pieza, dejando solos a mi hermano con Agus, que harían los suyo también. La situación la verdad, me calentaba un poco... garcharme al amigo de mi hermano, con mi hermano a escasos metros y encima él, cogiendo con mi amiga. Morbo a full.

Nos besamos desesperados, estábamos muy calientes. Él me pasaba la mano por la espalda levantando mi remera, y yo desabrochaba torpemente los botones de su camisa, para dejar su pecho al desnudo.

Mi respiración estaba agitada, entre caliente y nerviosa (por más que ya había estado varias veces con él, sentía mucha presión de garchar con un pibe más grande que yo, con toda mi inexperiencia a cuestas). Cuando terminé, empecé a acariciar sus hombros y besar su pecho, mientras Lucas con mucha pasión me amasaba la cola, cosa que me encendía mucho.

Fui bajando mis manos, hasta su pantalón, tocando su entrepierna, para sentir de nuevo el terrible matafuego ya casi duro como una piedra que pedía salir. No pude simular la calentura y lo miré con una cara de puta en celo mientras me mordía los labios y con más fuerza le apretaba la pija. Lo senté en la cama me saqué la remera y la mini quedándome en tanga arriba de él, que desesperadamente se sacaba el jean.

Ya desnudo, Lucas esperaba que empezara a chupársela, pero hice un movimiento que no esperaba: me fui deslizando, hasta sentarme arriba de su cara y mover mi concha en su boca, haciéndome coger por su lengua. Me encantaba como me la chupaba, me movía pensando que tenía una pija adentro pero sintiendo esa lengua traviesa jugar en mi concha y mi clítoris.

Sin salir de mi lugar, giré y me puse a deleitar mi vista con semejante pija. Bajé nuevamente mi concha sobre su boca y empecé a chupar ese pijón, probando lo que se sentía hacer un 69. Lucas me tenía agarrada fuerte de la cintura y me empujaba hacia abajo, enterrando más su cara en mi concha. Yo seguía tratando de domar el pijón, aunque no podía meter mucho más que la cabeza.

Me levanté, me acosté y no tardó en tirarse arriba mío. Mientras me chupaba las tetas, me clavó la verga. Muy despacio al principio, hasta que se acostumbró. Y ahí arrancó con el ritmo salvaje que me encanta. Levanté mis piernas, las puse en sus hombros y le dije "cogeme fuerte... pero FUERTE!".

Se sonrió y me entró a dar con una fuerza terrible. Empecé a gritar como una perra. Ya me había olvidado de mi hermano, de Agus, de todo.. Gritaba desencajada agarrada del cuello de Lucas, mientras la cama se movía para todos lados. Acabé como dos veces seguidas.

"Ya acabo" me avisó, y sin pensarlo lo saqué, nos paramos al borde de la cama y fui agachándome, mientras lo miraba con cara de deseo y lujuria. Terminé arrodillada a sus pies pajeándolo. "Dame la lechita... acá", le dije tocándome las tetas. "Uhh pendejaaa..." dijo mientras se la pajeaba contra mis tetas hasta que acabó con un chorro que me ensució toda.

Me tiré en la cama y me empecé a desparramar toda la leche caliente por mis tetas y mi cuerpo... "Como me gusta cuando me enchastras toda..." le dije. Me paré y le comí la boca de un beso, mientras con la mano lo pajeaba. Su pija todavía estaba dura. Yo sabía que este animal me echaba 2 al hilo.

Así que me di vuelta, me puse en 4 y le dije "poneme la pija y partime al medio... quiero que me sigas cogiendo hasta que no pueda más!". Estaba sacada. Lucas miraba sin poder creer lo entregada que estaba.

Me empezó a coger en 4 de una manera brutal. Yo había descubierto que esa pose me encantaba, y no dejaba pasar oportunidad de que me cojan así, como a una putita mientras me agarraban del pelo.

"Que puta me ponés..." le repetía con cada embestida. "Sos MI puta pendeja... MI puta", repetía él. Y no tenía sentido ocultarlo, ese chabón me volvía (y vuelve) loca y me re puede. "Dale cogeme bien duro, cogela a tu putita dale" lo seguía incitando.

Otra cosa que me volvía loca: me la ponía hasta el fondo, la sacaba casi por completo... y la volvía a meter... puff... ni conté las veces que acabé. Su pija cada vez se deslizaba más fácil adentro mío de lo mojada que estaba. Sacó la verga y sin cambiarme de posición, me empezó a chupar la concha, subiendo su lengua hasta mi culo y bajando, metiendo sus dedos por todos lados. Mojé toda la cama de la acabada que tuve. Lucas estaba como loco tratando de chupar y lamer todos mis flujos.

De la habitación de al lado, podía escuchar a mi hermano gritando "no podés... no podés.. te zarpás... como hacés?? que putita hermosa que sos!!". Nos reímos y seguimos, ahora parados, me agarró upa y empezó a levantarme y bajarme brutalmente sobre su pija. Sentía que me partía al medio.

Una mezcla de placer y dolor; y una sensación que me desmayaba en cualquier momento. Me estaba volviendo aun más loca... Se sentó en la cama, y yo todavía clavada hasta el fondo. Despacio, empecé mi cabalgata. Me subía y bajaba frenéticamente, parecía que no terminaba de entrar más ese tronco.

No podía evitar gemir y gritar cada vez que la cabeza de su pija tocaba fondo. Mi concha estaba totalmente dilatada y acostumbrada a la pija enorme de Lucas. Yo subía y bajaba sin control. Me tiré hacia adelante y agarrándome de sus pelos lo usé como soporte para moverme y clavermela más fuerte. "Como me gusta tu pija... me vuelve loca tu pija" repetía mientras mis caderas seguían descontroladas saltando en su verga.

Lucas miraba con un poco de sorpresa y mucha lujuria. Se agarraba fuerte de mi cola y seguía mis movimientos. Tuve un último orgasmo y ya no pude más. Estaba exhausta. Saqué la pija de adentro mío y empecé a chupar... a jugar con la cabeza mientras lo pajeaba y le tocaba las bolas.

Desesperada le pasaba la lengua de arriba a abajo, hasta que sentí como se ponía más dura y empezó a acabar. El primer chorro salió por los aires, cayendo vaya uno a saber donde. Después, siguió cayendo leche sobre su tronco ensuciando mis manos, que aun seguían tratando de rodear ese monumento.

Me quedé sonriendo, pajeándolo despacito mirando como salían chorros de leche que bajaban por su verga. Saqué mi lengua, y limpié su pija como si fuese un cucurucho manchado de helado. Me pasé la mano por la boca, limpiándola mientras lo miraba como se agarraba la cabeza. "Cuando te volviste tan puta?", me preguntó riendo. "Fue tu culpa.", le dije acostándome al lado suyo

Del otro lado, ahora se sentían los gemidos de mi amiga. Nos quedamos un rato en la cama. Cuando se recuperó de los 2 polvos, me cogió de nuevo. Mientras lo cabalgaba otra vez (aprovechando toda la potencia de piernas que me daba el hockey), Lucas me agarraba fuerte de la cola y me daba chirlos, para que la perrita acelerara el ritmo. "No puedo creer en la loba salvaje que te convertiste... sos terrible... me calienta mucho como te movés, como hablás... todo!" repetía mientras sus manos recorrían mi espalda. Le puse las tetas en la boca para que me las chupara. Yo tampoco podía creer lo descontrolada que me ponía. Estaba prácticamente usando su pija para darme placer yo misma. Él ni se movía.

Mi calentura aumentaba. Me acomodé con la espalda derecha, tocándome las tetas, mientras sentía su pija clavarse en mi. Me había convertido en toda una puta en la cama. Me gustaba calentar con la mirada, con los gestos, las palabras. Y me movía como una perra en celo. Ese era (y lo es aun) mi don... en la cama trato de ser lo más puta y perra salvaje que puedo.

Después de ese último polvo, yo ya no daba más. Me ardía la concha literalmente. Nos cambiamos y salimos. Agus y mi hermano nos esperaban listos para irnos. Nos fuimos a mi casa los tres (mi hermano, Agustina y yo).

Obviamente, Agustina "tardó" en llegar a mi pieza. Y me agarró la curiosidad. ¿En qué era tan zarpada mi amiga, para hacer volver tan loco a mi hermano? Me levanté de mi cama y fui despacio hasta la habitación de mi hermano. La puerta no estaba cerrada del todo. Me asomé. Y no podía creer lo que veía... Ahí descubrí la habilidad de mi amiga...