Enfiestada en el ciber

Agus
Años atrás, cuando aún no era común tener internet en casa, me pasaba horas en un ciber del barrio. Con el tiempo, fui conociendo a la mayoría de los que iban seguido, como yo. Empecé a comerme al chico que atendía el local, Juan Manuel; un pibe de unos 25 años, que trabajaba a la noche hasta que cerraba.

Esto me significó tener horas gratis de internet, lo que no venía nada mal, a cambio de esperarlo a que cerrara y chuparle la pija o irnos a garchar a su casa cuando no había nadie. Algunas veces hasta improvisábamos un telo en un cuartito que tenía el local en la parte de atrás.

Que me lo estaba garchando ya era evidente para todos, pero lo que no sabían es que a veces cogíamos ahí mismo. La calentura escalaba cada vez más, y el morbo que esto significaba nos llevó a querer probar cosas nuevas.

Una noche, cuando solo quedaban un par de personas, me llevó atrás, cerró la puerta y se bajó los pantalones. No se que se me pasó en ese momento por la cabeza, pero la adrenalina que corrió por mis venas fue el desencadenante que me hizo arrodillar y chupársela hasta que acabó en mis tetas.

Salí de ahí como si nada, pero con una calentura de novela. Encima después me hizo fumar unos porros (primera vez probaba eso), así que volaba. Cuando fuimos a su casa, me lo garché como pocas veces lo había hecho. Nunca había cabalgado una pija o me había movido como esa noche. Quedé exhausta y cuando me fui a la mañana siguiente aún tenía ganas de seguir cogiendo.

Esa costumbre se empezó a hacer rutina los fines de semana (en la semana no me dejaban ir mucho, porque iba a la escuela). No solo la de fumar, sino también la de petear y hasta garchar con el negocio abierto. 

Como es costumbre en los hombres, no se pudo aguantar en contárselo a algunos pibes del lugar. Empecé a notar que me miraban y murmuraban cosas. Mucho no me molestaba, yo seguía con mis cosas y no les daba mucha bola. Hasta que un día, todo se terminó de ir al carajo.

Era de noche, ya casi la hora del cierre, quedaban 3 chicos jugando al Counter y un par de máquinas más. Yo estaba boludeando en internet como de costumbre en otra de las compus, hasta que me aburrí y me fui al mostrador donde estaba atendiendo Juanma. "Quedate que nos fumamos algo después, dale?". Por supuesto que acepté. Después de un rato, quedaron los 3 pibes jugando y nosotros dos.

Juanma se levantó, cerró la puerta y corrió las cortinas. Los 3 pibes eran amigos de él, y siempre los dejaba un rato más. Empezamos a fumar y después de un rato empezó a insistirme a que fuéramos atrás y se la chupara. Yo medio que le decía que no, pero él insistía.

Desde atrás de una de las máquinas uno de los pibes gritó "dale Agus, ya sabemos que se van atrás y le hacés un pete". Yo me quedé media shockeada. Otro acotó "Y muy buenos jaja", se empezaron a reír entre todos. Yo no sabía donde meterme. Lo miré a Juan Manuel, que se reía con ellos. "Dale boluda no pasa nada". Me agarró la mano y me llevó al cuartito. "Ey, queremos ver!" gritaron los pibes y se sintió como se levantaban rápido tirando las sillas.

Entramos, y me arrodilló de espalda a la puerta para que no me diera cuenta que los 3 pajeros estaban mirando como se la chupaba al amigo. Si bien era una linda pija, bien ancha, no era muy larga. No me costaba meterla hasta el fondo, como había aprendido y practicado tanto tiempo.

La escupí un par de veces y la empecé a tragar cada vez más. No paré hasta que mi nariz se estrelló contra su abdomen. Cuando la tenía adentro, aguantaba un rato y la sacaba, totalmente babeada. Juanma me movió la cabeza para ponerse un poco de costado y que los pibes miraran lo que estaba haciendo.

Ahí sentí el murmullo y frené para mirarlos. Saqué la pija de mi boca, me limpié la saliva que colgaba de mis labios y empecé a respirar, como cuando salís de abajo del agua después de un rato largo aguantando la respiración. Antes que pudiera reaccionar, Juanma agarró mi cabeza y la volvió a meter su verga en mi boca. Me tenía agarrada de los pelos mientras acompañaba los movimientos de mi cabeza.

Los otros 3 se manoseaban el bulto por encima del pantalón, hasta que uno no aguantó y la sacó para pajearse. De reojo miraba lo que hacían. Ellos no se perdían ni un detalle. Yo seguía chupando cada vez con más ritmo. Otro de los pibes empezó a bajarse los pantalones. Saqué la vista del costado, cerré mis ojos y me clavé la verga hasta la garganta. Cuando la saqué, miré de nuevo para donde estaban los pibes y me tuve que frenar en seco.

El segundo chabón estaba pajeando un tubo largo y ancho que me dejó la boca abierta. "Pará, boludo, no pelés eso acá, mirá como la dejaste", se reía Juanma, ya que yo había soltado su verga para mirar la de su amigo. "En serio, mirá la cara que tiene esta puta jaja, te gustan bien grandes?" decía otro.

El pijudo se acercó sin decir nada y se puso al lado de Juanma. Sin soltar la otra pija, abrí la boca para recibir el tronco que me ofrecían. Me entraba la cabeza, y no mucho más. No podía abrir más grande la boca, de lo ancha que era.

Los otros dos se animaron y se unieron a la fiesta. Me fui turnando entre las 4 pijas. Las otras dos no eran ni grandes ni gruesas, a una me sobraba la mano para agarrarla. Juan Manuel me hizo levantar. Se vistió y los hizo vestir a los otros pibes. Se fue a asegurar que esté todo bien cerrado y volvió. Cuando pensé que iban a hacer que se las siguiera chupando, vino lo que iba a ser (hasta ese momento) la mayor humillación en mi corta carrera sexual.

Se sentaron cada uno en una PC, uno al lado del otro (las máquinas estaban una al lado de la otra, como si fuera una mesa larga grande) y Juanma me hizo sentar al lado suyo. Cuando empezaron a jugar, Juanma se bajó los pantalones. "Chupa putita, mientras juego". Me arrodillé abajo de la mesa y empecé a chuparle la pija, mientras escuchaba como se reían y puteaban por el juego.

"Paraaa loco, no vale, no me puedo concentrar con esta trola chupándomela", gritó Juanma. "Pasamela". Me sacó la pija de la boca y me hizo ir gateando por abajo de la mesa hasta la silla de al lado. "Andá con él, putita, dale". El pibe ya tenía los pantalones bajos y empecé a chuparsela. Estuve un rato con el manicero, y luego me fui al siguiente. Quería que me tocara el pijón, pero no tuve suerte.

Se la chupé al siguiente un rato, casi nada, y cuando noté que se ponía duro saqué la pija de mi boca a tiempo antes que acabara. Dos chorros terribles de leche saltaron y golpearon contra la base de la mesa y el resto fue al piso. Lo dejé con la pija goteando y me fui a buscar el vergón. Ya estaba con el pantalón en los tobillos y la anaconda dormida apoyando sobre la silla.

"Estabas esperando esto?" me dijo espiando por abajo de la mesa. Le guiñé el ojo y empecé a comérsela como podía. La llené de saliva pasándole la lengua por el tronco desde la base hasta la cabeza. 3 manos y aún sobraba. Era un monstruo.

"Esperá, no quiero acabar, vení" me dijo mientras me hacía salir de abajo de la mesa. Empezaron a hablar de donde ir. Ninguno vivía solo, los 3 pibes no pasaban los 20 años, y Juan Manuel aunque era más grande también compartía la casa. Se fue al cuartito, trajo una frazada y la acomodó en la parte de atrás del salón, entre unas máquinas.

Me tiraron al piso y el primero en avalanzarse encima mío fue Juanma. Sin previa, ni nada me la clavó de una. Abrí bien las piernas y las levanté apoyándolas sobre su espalda. Entre mi pete y la velocidad que me estaba garchando, no aguantó mucho. Sacó la verga y me tiró la leche calentita en la panza.

Uno de los maniceros me tiró unas servilletas para que me limpie. Se acomodó entre mis piernas y me garchó un rato. Al lado de mi cabeza se acomodaron los otros dos. El pijudo y el que había hecho acabar hacía un rato. Pajeaba a uno, se la chupaba al otro, mientras me seguían cogiendo. Después de un rato cambiaron. Me quedé chupando al pijudo mientras el otro me empezaba a garchar.

Me estaba cogiendo hermoso, estaba disfrutando tanto que solté al pijudo para disfrutar las embestidas. El chabón agarró el vergón y lo empezó a refregar por toda mi cara. Trataba de pasarlo por mi boca pero los movimientos cada vez más fuertes del que me cogía hacían que me pegara en la pera, la nariz, la frente, los ojos. La pija babeada me llenó de saliva toda la cara.

Mientras disfrutaba del garche y de la anaconda refregándose en mi cara, el que me había empezado a coger apareció apoyando su pijita en mi cara. Moví la cabeza y se la chupé un rato. El loco me agarró fuerte de la cabeza y empezó a gritar re loco. "En la boca no", le dije tratando de mantener la poca dignidad que me quedaba.

La sacó y la apoyó en mi mejilla. La sacudió un par de veces y empezó a brotar leche a chorros. El pijudo se tuvo que levantar para que no lo ensuciara. Con la leche chorreando por mi cara, aun seguía teniendo al otro garchándome como si nada pasara.

Al rato la sacó y me pintó la panza de blanco. Cuando se movió, vi al pijudo acomodarse. A este no le importó la guasca del amigo. Solo quería cogerme. "Ayy siii" dije cuando lo vi. Mi concha se dilató sola de imaginarse ese monstruo. Agarró la pija de la base y empezó a empujar. Sentí como la cabeza iba abriéndose paso. Empecé a gemir y a contorsionar mi cuerpo a medida que seguía entrando. No terminaba más!!

Cuando llegó al tope, empezó a cogerme. "Mirá como se moja esta guacha" decía el chabón mostrando parte del tronco de su pija todo lubricado por mis jugos. Me agarró fuerte de las caderas y me rompió al medio, literalmente. Juan Manuel se acercó para taparme la boca con su pija, aun media dormida, porque parecía que me estaban matando. Lo estaba haciendo, pero lo disfrutaba de más. Nunca había sentido mi concha tan abierta y dilatada.

Me puso en 4, levantando bien la cola. Me pegó un par de chirlos y apoyó la punta de su pija en mi concha que sentía chorrear. "mmm siiii" susurraba yo al sentirla. Estaba más puta que nunca. Cuando me parecía que no podía ir más adentro, una embestida más fuerte me la enterraba más.

El pijudo me garchaba con fuerza, con bronca, queriendo romperme al medio. Pero lo único que salía de mi boca era que lo hiciera más fuerte. Juan Manuel se puso adelante mío y me metió la pija en la boca. Al rato, los otros dos lo acompañaron. Se turnaban para ponerme la verga en la boca, mientras el pijón me taladraba.

El pijudo no aguantó más y largó un chorro espeso de leche en mi espalda. "Cogetela así, es un espectáculo", le dijo Juan Manuel a uno de los pibes. Yo me quedé en esa posición esperando por el otro. Estaba tan dilatada que casi ni lo sentí. El pijudo metió su poronga aún dura y chorreando leche en la boca para que se la limpie.

Empecé a mover mis caderas hacia adelante y hacia atrás, para acelerar el ritmo del que me estaba cogiendo atrás, y trataba de meterla un poco más aunque no llegaba ni a la mitad de donde había llegado el otro. "Pará pendeja, no tengo un cañón yo jaja" se reían mientras me seguía garchando. "Entrega el culo la nena?", preguntó uno, mientras sentía más leche en la espalda.

"Todavía no me entregó... Agus... querés que te hagamos la cola también?". Yo estaba recuperándome, aun en 4, con la leche que chorreaba por mi espalda y ya empezaba a caer al piso. Seguía re caliente. "A vos si... a él no", dije señalando al pijudo. Se empezaron a reír y se vinieron los 4 sobre mi.

Me manosearon un rato y luego sentí como 2 arrancaron a jugar con mi colita. La escupían, tocaban, lamían. Uno se puso adelante mío para que se la chupara. Sentí como el pijudo sacaba a los otros dos de mi cola y me asusté. "Tranquila..." me dijo mientras abría mis cachetes y enterraba la cara entre mis nalgas.

Me relajé tanto que casi me caigo al piso. Levanté la cabeza para seguir mamando al otro pibe. Ahora eran dos. "Acabooo" gritó uno mientras yo sacaba la cara y cerraba los ojos. El loco apoyó la pija en donde pudo, acabando por completo en mi pelo.

Se empezaron a reír de mi pelo pegoteado por la guasca del boludo ese. Me estaban usando como una putita y se estaban divirtiendo cogiéndome. Me sentí humillada y sucia, pero también una terrible trola por estar disfrutando de la situación. Juan Manuel se puso atrás y apuntó su pija a mi ano.

Empezó a meterla de a poco. A medida que me iba acostumbrando, mi colita iba cediendo hasta aceptar toda la poronga de Juanma adentro. "Como aprieta esta cola por Dios!", decía mientras se movía despacio. "Más... más fuerte!" le pedí cuando sentí que se resbalaba fácil dentro mío. Se agarró de mis caderas y me empezó a culear cada vez más fuerte.

No soportó mucho mi colita apretada y acabó bañando mi espalda con su acabada. El pijudo se puso atrás y me agarró de las caderas, como para empezar a probar. Me tiré para adelante y les pedí por favor que no.

Me tranquilizaron un poco, y me convencieron que solo probara. Yo no podía sacar la vista del monstruo ese que le colgaba entre las piernas. Al final, me convencieron, con la condición que si yo decía basta se cortaba.No se que me hizo confiar en la palabra de 4 pajeros re calientes que solo buscaban cogerme, pero bueno...

Otra vez me llenó la cola de saliva. Ya la tenía más relajada y dilatada. Después de un rato largo de jugar en mi cola, me avisó que la iba a meter. Cerré los ojos y mordí mis labios. Apoyó la cabeza y sentí como empezaba a empujar cada vez más. Tenía que hacer mucha fuerza, estaba muy cerrada para esa poronga gigante.

"Despacio" decía yo, y en realidad no había entrado ni la cabeza. Pegué un grito de dolor cuando entró. La escupió de nuevo, y arremetió contra mi cola un poco más. Iba despacio, pero era muy ancha y sentía que me destruía. No terminaba más de entrar. "Basta", dije yo con la respiración entrecortada. "Basta" volví a repetir cuando sentí que el chabón seguía empujando.

"Vas bien, ya casi está la mitad". La mitad! La sentía en la garganta. "Hasta ahí hasta ahiii" grité desesperada. El flaco se frenó, y empezó a moverse. La verdad es que no se disfrutaba nada. Solo aguanté un poco más por orgullo y para anotarlo en mi curriculum.

Cuando la sentí que raspaba y realmente me dolía le dije que frenara. La sacó despacio y me tiré en el piso. Sentía el ano abierto y latiendo, destruido. Mis ojos estaban ya llorosos. El pijudo se paró encima mío y se pajeó hasta que acabó tirándome la leche en la espalda, la cola y el pelo. Me bañó. Los otros hicieron lo mismo. Yo no podía ni moverme. Quedé inmóvil en el piso mientras acaban sobre mi cuerpo.

Después de un rato, me acompañaron hasta mi casa. A pesar de todo, seguí yendo al ciber y aunque no los volví a coger a todos juntos, repartí algunos petes en el cuartito de atrás, y hasta algún rapidito entre juego y juego. Hasta que mi viejo se avivó que volvía re fumada y no me dejó ir más. Aunque eso no impidió que por un tiempo me siga comiendo al pijudo.

Despidiendo al chongo de verano

Fede era mi chongo del verano. Me lo cruzaba durante las vacaciones, garchabamos y durante el año ni noticias hasta el verano siguiente.

Luego del trío en Funes, no nos volvimos a ver. Las clases ya habían comenzando pero un finde me lo encontré en el boliche. Como técnicamente aún estábamos en verano, usé ese hueco legal (?) para poder estar con él otra vez.

Luego de dar un par de vueltas por el cheboli, me lo crucé. Lógicamente, no me lo pude sacar más de encima en toda la noche. Me invitó a pasar al VIP, le dije que si pero solo un rato. Porque mis amigas se volvían a dormir a mi casa esa noche, así que no podíamos separarnos (encima me iba a buscar mi viejo. Cero chances).

Estuvimos un rato sentados charlando intercambiando palabras con algunos besos. Hasta que dejaron de haber palabras y solo había besos. Y se sumaron manos pícaras recorriendo nuestros cuerpos. Yo tenía mis manos por debajo de su camisa, arañando su espalda. Él hacía lo suyo, metiendo mano abajo de mi remera, a veces subiendo demás para rozarme los costados de los pechos.

Sus besos se trasladaban a mi cuello, mis mejillas eran recorridas por sus labios hasta llegar a mi oreja donde me hablaba suave al oído. Le respondí de la misma forma, mordiendo suavemente una de sus orejas. El clima empezaba a tomar más temperatura.

Se paró y me tomó la mano, me llevó a un rincón que estaba oscuro y me puso contra la pared. Seguimos con lo nuestro, pero con un poco más de intimidad. Yo tenía la remera levantada por la mitad de mi cuerpo y su camisa tenía solo un botón abrochado.

Mis manos rodeaban su cuello, acariciando su pelo, mientras seguíamos chapando como locos. Sentía como me mojaba cada vez más. Fede había metido su muslo entre mis piernas, y yo aprovechaba para refregarme en él. En un momento abrí mis ojos y pude ver como desde la barra había gente que miraba el espectáculo que estábamos brindando.

Lo aparté y le dije que teníamos espectadores. Me volvió a agarrar de la mano y nos fuimos para otro lado. Estaba un poco más escondido. Esta vez me puse yo sola contra la pared arrinconándome por mi cuenta.

Tiré mi cuerpo hacia atrás y comencé a mover mis caderas refregando mi concha contra su pierna. Se había terminado de ir todo a la mierda. Bajé mis manos y empecé a tocarle la pija que ya estaba completamente dura por encima del pantalón. Dejé de moverme y me aparté.

Quería sentir el calor de su verga en mi mano. Le desabroché el pantalón y saqué su pija afuera para comenzar a pajearlo. Fede fue por más y puso sus manos en mi concha, y comenzó a masturbarme. Maldije el momento que se me ocurrió salir en jean. Igual, eso no lo detuvo: desabrochó los botones y me bajó el pantalón casi hasta la mitad de mi cola. Abrí mis piernas, para favorecer lo más posible la entrada de su mano.

Cuando la metió se sorprendió de lo mojada que estaba. Lo miré y sonreí. Me pasó el dedo un par de veces y luego lo puso en mi boca. Lo chupé hasta dejarlo limpio y lubricado. Sentir el gusto de mi concha me calentó aún más. Antes de bajar a tocarme, paso sus manos por mis tetas levantando mi remera y apartando el corpiño, dejándolas al aire y empezar a masajearme los pechos.

Su otra mano fue hasta abajo. Pasó los dedos por toda la concha, desparramando todo el flujo que chorreaba de mi interior. Cuando sus dedos quedaron bien lubricados empezó a meterlos. No pude evitar largar un suspiro de placer al sentir la puntita del primero.

Yo tenía su pija agarrada pero sin moverla. Lo empecé a pajear bien rápido, mientras Fede me clavaba otro dedo en la concha y me hacía delirar. La música fuerte hacía que no se escucharan mis gritos, y yo me liberaba completamente.

Levanté mi pierna y se la crucé por sus caderas, y apoyé mi espalda contra la pared. Estaba totalmente entregada a su voluntad. Ya no me importaba nada. Perdí la noción del tiempo y del lugar donde estaba o si pasaba gente. Creo que en un momento miré por arriba de sus hombros y me pareció ver que alguien pasaba cerca, pero ya no me importaba.

Tenía dos dedos moviéndose dentro mío, y una pija en la mano. Estábamos incómodos, pero eso no impedía que Fede moviera sus dedos rápido para adelante y para atrás.

Estaba tan caliente, que quería acabar. Solté su pija y tiré mis caderas hacia adelante buscando otra vez la pierna de Fede. Hice que sacara su mano de mi concha, lo agarré de la cintura y lo di vuelta poniéndolo a él contra la pared. Me subí el pantalón y me colgué de su cuello, poniendo su pierna entre las mías.

Me empecé a mover con locura contra su muslo, lo agarraba de los pelos para tomar más envión, mientras gemía en su oído y le pedía que no parara (aunque en realidad, era yo la que hacía todo). Me empujaba cada vez más, como queriendo que su rodilla me penetrara. El momento del clímax se acercaba. Mis piernas empezaban a temblar. A él le dolía como lo estaba agarrando de los pelos pero no tenía intención de soltarlo. Y tampoco él decía nada.

Abrí mi boca pero no hice ningún sonido. Fue un aullido mudo que acompañó un orgasmo genial. Fede metió su mano en mi concha, más mojada que antes, y no lo podía creer. Ahora el que se lamió los dedos fue él. Me encendió de nuevo. Volví a sacar su pija y lo empecé a pajear con fuerza mientras le comía la boca. Me pidió que le chupara la verga. Nos fuimos al rincón, yo me arrodillé entre las paredes y y me la metí en la boca.

Me la tragaba entera, dejando restos de saliva por todo el tronco. Luego, mis manos la desparramaban pajeándolo despacito desde la base hasta la cabeza. Mi boca se llenaba de verga una vez más. En un momento de lucidez, me detuve y me paré. No me sentía cómoda peteando en medio del boliche.

Pegó su cuerpo al mío y seguimos a los besos, mientras yo le agarraba la verga para pajearlo. Pude sentir que estaba por acabar porque su pija se endureció y su cuerpo se estremeció por completo. Me besó con más fuerza, y yo empecé a detener la velocidad de mi mano, casi rozándola, recorriéndolo desde la base a la punta.

Su pija latía y empecé a sentir por mis dedos un líquido espeso y caliente que bajaba por su tronco y mi mano. Seguí pajeándolo dejando caer toda la leche al piso. Un poco me había saltado al jean. Separamos nuestras bocas, y noté la carita de felicidad que tenía él.

Pasé mi mano sucia de su acabada por su pecho desnudo y mi panza. Nos besamos y nos acomodamos la ropa. Fui al baño a arreglarme y luego busqué a mis amigas. Esa noche me mandó mensajes a cada rato para irnos juntos o encontrarnos otro día, pero no le contesté ninguno.

El viaje de vuelta en el auto de mi viejo fue un chusmerío terrible. Obvio, ni una mención a mi "desaparición" toda la noche. Los saltos en el auto y el roce con mi ropa me encendieron de nuevo. Y mucho más, cuando ya solas, les conté a mis amigas lo que había hecho con Fede en el boliche.

Cuando las chicas se durmieron, me tapé hasta el cuello y bajé mis manos a mi entrepierna. Suspiré. Metí mi mano por debajo de mi tanguita, totalmente mojada y me empecé a tocar, como lo había hecho Fede. Mordiendo la almohada, le dediqué una hermosa paja a mi machito de verano. El último orgasmo, hasta el próximo año.

Me encanta la pjia marcada en el jogging

 Agus

Los primeros días de clase siempre son bastante caóticos. Volvíamos alterados de las vacaciones, el calor aceleraba las hormonas; y todo eso empeorado por ser el último año.

Era viernes, última hora, todos boludeando a pesar que la profesora estaba en el aula. Yo me sentaba atrás de todo, aunque no era de hacer lio, si de hablar con mis amigas o boludear bastante.

Entre tanto aburrimiento, esperando la hora para salir, siento a mi lado como los chicos estaban hablando en voz baja y riéndose. Cuando miro para el costado, veo que Martín se estaba marcando la pija en el jogging. Amo esos joggings que les marca bien el bulto. Pero el pibe tenía la pija bien parada y se la estaba agarrando, marcando un pedazo de pija bien ancho.

Quedé hipnotizada mirándole el bulto a mi compañero, hasta que siento que uno dice "Uhh mirá la carita de Agus, parece que le gusta, Tincho". Se rieron todos, mientras yo seguía con la vista fija en la pija de Martín. "Te gusta Agus" me decía mientras se la acariciaba por encima del pantalón, marcando el largo del tronco.

Me sonreí y miré hacia el pizarrón, como restándole importancia. Pero lo único que tenía en la cabeza era el bulto de mi compañero. Cuando terminó el día, como todos los viernes, nos fuimos a la casa de Seba a pasar la tarde. En ese entonces, Juli estaba "saliendo" con Seba. Además de nosotros 3, se sumó Martín (el del pijón) y Maxi.

Después de comer, nos pusimos a hablar al pedo un rato, hasta que Seba cambió totalmente de tema

- Te gustó lo que viste hoy en clase, Agus? - dijo de la nada. Los chicos se empezaron a reír, menos Julieta que no entendía de que se trataba. Entonces, Seba le explicó.
- Hoy Agus le miró el bulto al Tincho toda la clase
- Pará! toda la clase no!- dije yo, asumiendo que el hecho era cierto. Juli se empezó a reír
- Bueno, pero queremos saber: te gustó lo que viste?- me preguntó Maxi.
- Qué no le va a gustar!!! se le iban los ojitos! - dijo Seba, seguido por una risa generalizada.
- Qué puta sos amiga! - me decía entre risas Juli. Yo estaba que me moría de la vergüenza.
De la nada, Martín se paró y se agarró la pija por encima del jogging haciendo notar más su erección.
- Toda tuya - decía Martín mientras se la acariciaba y el resto de los chicos lo alentaba.
- Parece que viviste a pajas todo el verano, estás muy calentito, no la pusiste nunca? - le dije queriéndome hacer la superada, aunque no podía sacar la vista de su verga. Ahora los aplausos fueron para mi lado.
- Al contrario, la puse pero me da más ganas de coger - Martín se sentó y yo pude mover la vista para otro lado.
- Agus - interrumpió Seba, el dueño de casa - dejate de joder, no le podías sacar los ojos a la pija de Tincho. Allá está mi habitación, vayan un rato y saquensé las ganas no jodan!

Los cuatro empezaron a aplaudir para que vayamos a la habitación. Hasta mi amiga me decía que vaya. Sin decir nada, me paré y me fui sola para la habitación de Seba. Martín tardó un rato en reaccionar, hasta que se paró y se vino corriendo atrás mío.

Cuando entramos, él cerró la puerta. Yo me senté en la cama. Martín caminó despacio hacia donde yo estaba, marcándose la pija en el jogging. Me mordí los labios, imaginando el pedazo de carne que me iba a comer. "Te gusta mi pija", me decía mientras se acercaba. "Es muy ancha" le respondí tocándosela por encima del pantalón.

De un golpe le saqué jogging y boxer. Se los bajé hasta las rodillas, dejando la pija moviéndose delante de mi cara. De largo era más chica de lo que pensaba, pero de ancho era un monstruo. Cuando la agarré con la mano, no llegaba a tocarme la punta de los dedos. Le tocaba los huevos, mientras lo pajeaba. Luego, empecé con la lengua. Desde abajo, hasta arriba.

Abrí grande mi boca y me metí la cabeza de su pija. Jugué un rato con la lengua, acostumbrando a mis labios a semejante pijón. Tenía que estirar mucho la boca para permitirle entrar. La salivé lo más que pude, aunque sabía que no iba a ser capaz de meterla toda en la boca.

Por más que intentaba, no me entraba más de la mitad. Aunque Martín parecía disfrutar el pete, yo quería más. Hice un último intento, pero al meterla más adentro casi vomito todo. "Pará boluda, me vas a vomitar la chota", me dijo cuando me la saqué de golpe y me tiré en la cama a toser.

Tincho se tiró encima mío y empezó a desvestirme. Me manoseó toda, hasta dejarme totalmente desnuda. Apoyó su pija en mi concha, que ya estaba mojadísima, y la rozaba mientras me besaba. Yo gemía desesperada.

Empezó a bajar con su boca, besándome el cuello, las tetas, la panza. Cuando llegó a mi conchita, empezó a pasarle la lengua. Primero eran pequeños roces, luego le daba con más ganas. A pesar que le ponía onda, realmente me la chupaba mal. Me la estaba re secando.

Así que lo agarré y le dije "COGEME". El pibe apuntó la pija en mi concha que ya no estaba mojada como antes, así que costó al principio meter ese pijón bien grueso.

Una vez que pasó la mitad de la pija me relajé y empecé a disfrutar. Martín se movía, cada vez más rápido. "Aaayyy me vas a matar... me vas a matar!!". Sentía que me iba a partir al medio con semejante verga.

Me dio vuelta y me puso en 4. Yo levanté la cola y sentí como me apoyaba la pija entre los cachetes. Empecé a moverme, pajeandolo entre mis nalgas. Me agarró de la cintura para que me detuviera y agarrando su pija con una mano empezó a buscar mi conchita, que ya estaba bien abierta. Sin problemas se enterró hasta el fondo.

Me pegó un garche tan violento y salvaje que parecía íbamos a romper la cama. Yo no podía dejar de gemir y gritarle que me diera más fuerte. De golpe se detuvo. No le daban más las piernas. Lo acosté en la cama y me subí arriba. Agarré la pija y me la enterré hasta el fondo. "AAahhhh como me gusta tu pija!!" gritaba mientras cabalgaba cada vez con más ganas.

Empecé a mover mis caderas, haciendo salir la verga y volviéndola a meter. Tincho me pidió que no lo hiciera, porque estaba por acabar. No me importaba. Me moví un par de veces más y me di cuenta que no daba más por las caritas que ponía. Se notaba que quería hacer fuerza para no acabar, pero no aguantó. Me seguí moviendo un rato, aún sentía la pija dura, pero él me sacó a un costado cuando ya la tenía flácida.

Yo seguía re caliente. Le agarré la pija semiparada y se la empecé a chupar, limpiando toda la leche que aun le chorreaba por la puntita. Me cambié y salí de la habitación, dejándolo a Martín tirado en la cama. Cuando pasé por al lado de otra de las habitaciones, sentí los ruidos inconfundibles del sexo. Seguramente, Seba se la estaba cogiendo a mi amiga.

Llegué al comedor, donde estaba Maxi. "Se escuchaban tus gritos desde acá" me dijo riendose. Estuvimos un rato charlando; si me gustó, si me dolió, la cuestión es que yo me había quedado muy caliente. Encima, ahora se escuchaba a mi amiga desde la otra habitación.

No hablamos mucho más. Terminé arrodillada delante de la silla de Maxi que ya tenía la pija afuera. Le pegué una chupada de pija desesperada, como si mi vida dependiera de eso. Estaba re alzada. Me sacó la remera y me empezó a manosear las tetas mientras yo seguía peteando.

Cuando nos estábamos levantando para ir a la habitación de Seba, apareció Tincho que no podía creer lo que estaba pasando. Cuando lo cruzamos, lo agarré del brazo para que nos acompañe. Cuando entramos, me tiraron en la cama y me dejaron desnuda nuevamente.

Maxi abrió mis piernas y fue derecho a chuparme la concha. Martín se paró al costado de la cama con su pija en mi cara. Maxi si que la chupaba bien. Con una mano le agarré la cabeza apretándolo contra mi concha, y con la otra agarré la pija de Martín para petear un rato.

Tincho me la clavaba sin asco ni piedad hasta la garganta. Su pijón ahogaba los gritos y gemidos por la chupada de Maxi. Con la calentura acumulada que tenía, no tardé en acabar. Mi cuerpo tembló, me saqué la pija de la boca para liberar un grito de placer. Maxi se detuvo y pasó sus dedos por mi concha. "Mirá como acaba esta putita" le decía a su amigo, mostrándole mis jugos desparramados en sus dedos. 

Martín lo corrió, se acomodó entre mis piernas y apuntando la pija me la clavó. "Aaay siiii" grité cuando la sentí al fondo. Se movía cada vez más rápido. Me di vuelta y me puse en 4. Martín me taladraba la concha, mientras Maxi me daba pija en la boca. 

"Que bien que la chupas", me decía Maxi mientras mi nariz chocaba contra su abdomen de tan adentro que la tenía. "Mirá esto", le dice Martín saliendo de adentro mio. Me agarró la cabeza y me puso la pija en la boca. Empezó a empujar para que me la metiera más adentro. Quería mostrarle al amigo hasta donde daba mi garganta.

Cuando la sentí bien al fondo, me detuve, le saqué la mano de mi cabeza, tomé aire y traté de meterla más. Sentía las lágrimas caer de mis ojos, pero aguanté un rato. Hasta que no pude más y lo empujé para afuera.

Empecé a toser y llorar. "Terribleee!", gritaron los dos al mismo tiempo. Maxi me puso boca arriba y empezó a cogerme con bronca "por puta", me gritaba con cada embestida. Martín volvió a meterme la pija en la boca. Me metió la puntita, y él se pajeaba entre mis labios. "Acabá acá", le dije tocandome las tetas cuando noté que era inevitable el lechazo.

Se arrodilló al lado mío y apuntó la verga sobre mis tetas. Casi al instante empezó a tirar chorros de leche que me bañaron toda. Volvió a ponerme la pija en la boca, y se la dejé limpia y dormida. 

Maxi tampoco podía aguantar más. Se paró a la altura de mi cabeza y se empezó a pajear en mi cara. "Tragate la leche", me pidió mientras aceleraba el ritmo de la paja. Acepté con la condición que después me la chupara y me hiciera acabar de nuevo.

Apoyó la pija en mi boca. Metí la puntita y mientras él se pajeaba yo le rozaba con la lengua la cabeza. Cuando sentí el primer chorro de leche en la boca, cerré mis labios dejando que se chorreara por toda mi cara. Abría un poco la boca, tragaba un poco y volvía a dejar salir todo. Me quedó la cara toda chorreada.

Luego,  Maxi se fue a cumplir su promesa y empezó a chuparmela. Le pedí que me metiera un dedo en la concha. Cuando sentí la puntita adentro, se me estremeció todo el cuerpo y al rato ya estaba convulsionando con una acabada fenomenal. "Como acaba esta hija de puta!!! se me paró de nuevo" decía Maxi mientras se pajeaba.

Lo agarré, lo tiré en la cama y me senté arriba. Cuando me empecé a mover, me pidió que vaya más despacio. Martín se empezó a reir. "Olvidate, es una bomba como se mueve, acabás al toque". Tincho no perdió el tiempo y me puso la pija en la boca, mientras yo seguía cabalgando.

Maxi empezó a gritar que ya acababa. Yo estaba a punto de acabar también. "Ahora nooo" le grité con bronca, pero no aguantó. Me levanté y lo moví a un costado. Agarré a Martín y lo puse en la cama. "Pará loca!" me gritaban riéndose. Agarré su pija y me senté arriba. Otra vez empecé a moverme levantando mis caderas y bajando con fuerza. "Ahiiiiiiii" grité desencajada cuando acabé.

El pobre pibe tampoco aguantó mucho más. Me seguí moviendo hasta que me frenó y me tiró en la cama. Sin darnos cuenta, habíamos estado casi toda la tarde garchando. Después de calmarnos y limpiarnos, cada uno volvió a su casa.

La reunión

El verano se había terminado. Las clases comenzaron y cada uno volvió a su rutina. En lo personal, yo volví a entrenar luego de mi lesión, por lo que estaba contenta de retomar hockey.

Era habitual, con algunos de mis compañeros de curso, juntarnos de vez en cuando los fines de semana a mirar pelis, comer, hablar, pasar el rato entre nosotros. Una noche tranqui, sin boliche ni salidas locas.

Luego de las primeras semanas de clase, organizamos para juntarnos con el grupo que más nos llevabábamos. Ese día éramos 4 chicos (Maxi, Martín, Seba y Nahuel) y 3 chicas (Agus, Vale y yo). Sobre el final de las vacaciones e inicio de clases, yo había empezado una relación de "amigarche" con Seba. Nada serio, pero como que eramos chongos "exclusivos". La realidad era que ya habíamos al menos chapado todas con todos.

La reunión fue por sus causes normales, con un poco más de alcohol de lo aconsejado. Uno de los chicos había estado por Europa en las vacaciones y trajo una botella de whisky, que la fuimos terminando durante la noche. No estábamos acostumbradas a tomar whisky, así que pegó bastante.

Con el correr de las horas, las charlas aumentaron de tono. Maxi contó que en España conoció una chica y que le había hecho un pete espectacular. Seba acotó: "mejor que Vale?". Nosotras nos quedamos sorprendidas de lo que había dicho, y más aun cuando respondió: "Para nada, los petes de Vale son los mejores".

Mientras los otros aplaudían y gritaban, Agustina saltó ofendida por el comentario y volvió a preguntar. Él respondió lo mismo, y el resto lo aseguraba. Herida un poco en mi orgullo, también pregunté. "Muy lindo, pero el de ella fue mejor" coincidieron. Seba entonces habló: "Si tanto les molesta, hagan algo para que cambiemos de opinión". Asumimos el reto. Nos miramos las dos, nos paramos y fuimos ella para donde estaba Maxi, yo con mi chongo, Seba.

Nos arrodillamos frente a ellos, que se acomodaron en las silas. Aun tenían las pijas dormidas. Yo le pasaba las manos por las piernas y sus huevos, Agus ya había manoteado la pija de Maxi que empezaba a agrandarse, como sus ojos de ante la sorpresa de lo regaladas que estábamos.

Agus se metió la pija en la boca y empezó a trabajar mientras yo los miraba, mientras tocaba a mi macho. La verga de Seba, por mis manos y la situación al lado, ya estaba al palo. Me la metí en la boca y empecé a chuparla despacito, jugando con mi lengua en su cabecita, mientras lo miraba fijo, para ver su reacción. La pija seguía creciendo.

Agustina seguía con lo que mejor sabía: se metió la pija en la boca y sin problemas empezó a bajar hasta el fondo. Subía casi hasta sacarla entera, y se la comía de golpe hasta que su nariz golpeaba la panza. Maxi estaba tirado en la silla disfrutando. Los otros chicos alentaban a mi amiga a que siguiera peteando.

Agus no perdió el tiempo, y ya semidesnuda, se acomodó para cabalgarlo. Yo seguía jugando con la mitad de la pija de Seba en mi boca. Como no la tenía muy grande, con él podía hacer lo que hacía mi amiga, y me la empecé a tragar de una hasta el fondo.

Abrí mis ojos y lo que vi no podía ser tan excitante: Agustina cabalgando con lujuria a Maxi en la silla, y Vale sentada en otra silla desnuda con las piernas abiertas chupandole la pija a Nahuel y a Martín. Como la chupaba esa piba era digno de una porno. Impresionante de mirarlo nomás!

A mi me sorprendió lo que había crecido la pija de Martincito... la tenía muy ancha, y eso para mí siempre fue una debilidad.

Me tiré en el piso boca arriba, Seba me agarró las manos arriba de mi cabeza y comenzó a penetrarme. Se arrodilló y agarrándome de mis piernas me empujaba hacia su cuerpo con fuerza. Le pedí que me cogiera bien fuerte. De repente se frenó. No supe porqué, hasta que vi como Agustina se estaba por sentar arriba mío, ofreciéndome su concha abierta y mojada.

El pobre Maxi estaba rendido en la silla, con la verga chorreando leche. No había aguantado mucho la cabalgata de mi amiga. Seba tampoco tardó en acabar. Cuando lo hizo, Agustina lo tiró al piso y empezó a limpiarle la pija. Un poco me sorprendió, porque era como mi chongo fijo... pero viendo el quilombo que tenía al rededor... no me importó mucho. Me senté y vi a Vale sentada arriba de Nahuel (dándole la espalda), mientras le seguía chupando la pija a Martín. Ni lo dudé.

Me acerqué a ellos y lo agarré a Martincito. Quería cabalgar esa pijota. Lo tiré al piso y me senté arriba. Levantaba mi cola bien rápido sintiendo todo el ancho de esa hermosa pija entrar y salir de mi agujerito húmedo. "Como te creció la verga, hijo de puta" le susurré en el oído levantandole un poco el ego. "Ay como se siente", le seguí diciendo... demasiado para su lujuria adolescente... otro out. 

Maxi ya estaba para empezar de nuevo. No era extraño, con el espectáculo que tenía alrededor: Agustina cabalgando a Seba, Vale sentada arriba de Nahuel y yo en el piso arriba de Martín, que me pedía salir porque se le había dormido la pija. Maxi se acercó a mi, ofreciéndome la verga ya al palo en mi boca.

Agustina seguía arriba de Seba. Nahuel estaba acabando sobre el cuerpo de Vale, que no tuvo descanso. Maxi sacó su pija de mi boca y, ya empalmadísimo por mi chupada, la buscó y la puso en 4 en el piso y empezó a cogerla.

Nahuel, que había acabado recién sobre Vale, todavía seguía con su pija bien dura, sentado mirando todo. Hasta que se detuvo en el culo de Agustina, que apuntaba directo hacia él. Se levantó y empezó a tocarla y abrirlo, mientras ella seguía cogiendo con Seba.

Cuando sintió a Nahuel jugar ahí atrás, Agus frenó. Le pidió que se lo lubricara bien y lo hiciera despacio. No podía creer lo que estaba viendo: mi amiga pidiendo que la garcharan por la concha y el culo. Nahuel de a poco empezó a clavarle la pija por la cola, acción que hizo estallar en un gemido de placer violento a Agus.

Igual no fue mucho tiempo, no pudieron mantenerse y Nahuel terminó saliendo de su culo. Seba sacó su pija y dejó el lugar a Nahuel, que la siguió penetrando en 4 a Agus. Cuando se la puso por la concha, Agus le pidió que lo hiciera por la cola.

Martín volvió a la carga conmigo. Me puso en 4 mientras decía "quiero disfrutar un poco de esta vista", me dijo mientras clavaba su pija bien gorda en mi concha. Después de cogerme un rato así, la sacó se pajeó agarrando la pija entre mis nalgas y descargó un lechazo terrible que me ensució toda la espalda.

Vale estaba pajeándo a Maxi para hacerlo acabar. Apenas empezó a salir un poco de leche, Vale se metió lo más que pudo la pija en la boca haciendo que descargara todo en su garganta. Ni una gota cayó al piso. Había tragado todo.

No lo podía creer. Vale era la típica nena mimada única hija mujer. Cuando se sacó la pija de la boca, me vio la cara de sorpresa que tenía luego de ver su performance. Se acercó y me dio un beso de lengua maravilloso, con mucho gusto a leche. La calentura que teníamos era terrible.

Agustina seguía siendo penetrada por Nahuel, ahora por la conchita. Mientras Seba se pajeaba con media pija adentro de la boca de ella. Fuimos con Vale para donde estaban ellos. Lo corrí a Seba, acosté a Vale en frente de Agus, agarré su cabeza y después de comerle la boca de un beso por un rato, puse su boca en la conchita de Vale.

Yo empecé a chupársela a Seba, hasta que lo hice acabar en mis tetas. Nahuel sacó su pija y casi al instante largó todo en la espalda de Agus.

No se cuanto tiempo duró todo, pero fue muy intenso. Terminamos agotados, tirados en el piso. Tomamos agua, descansamos un rato y arrancamos de nuevo. Pero como antes había criticado nuestra forma de chupar pija, esta vuelta nos tocaba elegir quién nos chupaba mejor la concha. Esa noche cogimos hasta que los pibes dijeron "basta". No tenían más leche, o no se les paraba más. Los habíamos dejado secos.

En la semana tratamos de esquivar un poco el tema. No nos volvimos a reunir por unos meses. Pero después de un tiempo, volvimos a las reuniones, pero esta vez con más frecuencia que antes y sabiendo como iba a terminar la noche.

Mi verano en Funes (7)

En una semana empezaban nuevamente las clases. El clima ya no era de verano, como anticipando el final de las vacaciones. Con Agustina ya estábamos aburridas, casi queriendo volver para Rosario, así que salimos a dar una vuelta.

Se nos ocurrió pasar por la casa de Fede, que no era lejos. Llegamos, nos abre con sorpresa pero contento y nos hace pasar. "Llegaron justo", nos dice, mostrándonos una mesa en el patio una botella de ron, un vaso y unas hojas de menta. "Me estaba haciendo mojitos".

Estuvimos un rato tomando y charlando, hasta que Fede nos dice de ir a la pileta. "Estás loco, con el frio que hace!", le dije. "Además no trajimos la bikini". "Metanse así nomás, total nadie las ve; estamos solos". Nos miramos con Agus y nos largamos a reír.

Ya estábamos en la etapa donde nos reíamos de cualquier cosa. "Claro, nosotras nos metemos en bolas y vos con tu mallita... es trampa. Yo me meto, pero vos te metes desnudo con nosotras", le dijo Agus. No podía creer lo que había dicho.

Fede solo asintió, mientras se sacaba la remera y la malla quedando en un pequeño boxer que le marcaba todo. Se tiró al agua y nos llamó diciendo "yo ya cumplí... vengan ustedes ahora!". No sabía como iba a terminar la cosa, pero me saqué el buzo y el jogging que tenía puesto. Me quedé solo con el culote y me tiré al agua. Estaba helada!.

Crucé los brazos tapándome un poco de la vergüenza (?) y otro poco del frio. La miré a mi amiga que todavía estaba afuera. "Dale boluda, vení que fue tu idea!". Se desvistió dejando ver una cola less diminuta, que provocó los aplausos de Fede. Se tiró al agua, en dirección a Fede. Cuando asomó la cabeza, ya estaba en sus brazos.

Empezaron a chapar, mientras yo miraba en un rincón. Agus soltó a Fede, y se dirigió a mi. Yo estaba parada sin moverme del frío que tenía. Además, por mi cabeza empezaron a pasar miles de preguntas. ¿Se van a ir a garchar y me van a dejar a mi acá? ¿Qué se supone que tengo que hacer? Nunca había estado en esa situación, con un chico y mi amiga los tres solos; sabiendo que las dos habíamos garchado con él por separado. Pero ¿y ahora? ¿Él tenía que elegir con quien irse?

Agus soltó a Fede y se vino para donde estaba yo. Me agarró del cuello y me besó "No te pongas celosa", me dijo. No me resistí, aunque tenía mil dudas. El beso tierno de mi amiga me aflojó y me inundó una sensación de placer tan grande que solté mis brazos de mi cuerpo para abrazarla. Fede miraba apoyado contra el borde de la pileta, aplaudiendo y riendo mientras nos miraba chapando, cada vez más desesperadas.

Agus me soltó y agarrándome de la mano (como si fuese mi tutora acompañándome a mi primer trío) fuimos las dos hacia Fede. Me lo comí un rato, mientras de atrás Agus le bajaba el boxer. Fede me agarraba fuerte la cola. "Viste que culo tiene Juli!" decía Agustina, que notaba como Fede desesperado recorría mi cola.

Salimos los 3, entramos y cerramos las puertas. Nos secamos y cuando volví al living él ya estaba sentado en un sillón con las piernas abiertas, Agustina en medio agarrándole la pija y haciéndole EL pete. Envidiaba (envidio, bah) la forma en que chupa pijas mi amiga.

No usaba las manos. Y con su boca se tragaba todo el largo del mástil del chabón que estaba tirado como un rey siendo participe de la mejor peli porno de su vida. Agus subía y bajaba, moviendo la cabeza. Se notaba la saliva que iba dejando a lo largo de la pija. La agarró con una mano, pajeándolo. Su mano se deslizaba fácilmente por toda la pija.

Me acerqué y me arrodillé a su lado. Estaba como bloqueada, no sabía que hacer. Ella me dejó un lugar y me dio la pija en la boca. Agustina se arrodilló en el sillón al lado de Fede, que le agarró las tetas empezando a tocarlas y chuparlas. Mi amiga le suplicaba que se las comiera, mientras que con la mano se tocaba la concha.

Fede se levantó y sentó a Agustina en el sillón, en el mismo lugar donde estaba sentado él. Se arrodilló y se la empezó a coger con la lengua. Pero coger coger. Le metía la lengua bien adentro. Agus se tocaba las tetas. Con un poco de miedo, acerqué mis manos a sus pechos. Ella respondió quitando sus manos, para dejar que yo la toque. Se quedó mirándome mientras sonreía. No me aguanté, me agaché y nos comimos la boca.

Fede se levantó y así como estaba se la puso a Agus, sin anestesia. Nosotras seguíamos besándonos, hasta que él puso su mano sobre mi hombro, me acercó a él y me lo comí mientras seguía taladrando a Agus. Imitando a mi amiga, bajé mi mano y me empecé a tocar la concha. Estaba empapada. Fede bajó también su mano y empezó a meterme sus dedos adentro mío.

Él seguía cogiendo la concha de mi amiga mientras me garchaba con sus dedos. Me senté al lado de Agus y me empecé a tocar con más fuerza, ya directamente metiéndome los dedos. Sentí como la mano de Agustina se acercaba a mi cuerpo, para ayudarme en la tarea.

Fede sacó su pija de adentro de Agus y me la empezó a poner a mi. Al fin! Estaba re caliente y le pedía que me cogiera lo más fuerte que pudiera. Agustina se levantó, se puso en 4 en el sillón al lado mío y me empezó a chupar las tetas.

Fede tenía en primer plano la cola de Agus. No perdió un segundo, y se chupó un dedo y se lo clavó en el ano. Después salió de adentro mío y se puso atrás de Agustina. Prácticamente se le tiró encima y empezó una cogida bestial, todavía con el dedo en la culo. Agus seguía chupándome las tetas, ahogando los gemidos que le provocaban con la cogida.

Me acomodé hasta quedar con mi concha frente a la cara de mi amiga, que no dudó en chupármela. Sentía como su boca y su lengua se clavaban en mi concha con cada embestida que le pegaba Fede.

Había acabado como 2 veces, Agus estaba por acabar también. Empezó a mover la cola para arriba y para abajo, con la pija clavada. No paraba de gritar. Yo estaba que me venía de nuevo, de ver la situación nomás. La agarré de los pelos y le puse la cara de nuevo en mi concha. Sentí el grito del orgasmo de Agus explotar en mi concha.

Fede también estaba por acabar, sacó la pija y la descargó sobre la espalda de mi amiga, que rendida cayó acostada en mis piernas. La respiración de los 3 empezaba a volver a su normalidad.

Agus se levantó para limpiarse, y yo aproveché para agarrarlo a Fede y comérmelo todo. Lo besé por todo el cuerpo. Llegué a su pija, que ya estaba dormidita y me dispuse a despertarla. Se la chupaba con ganas, lo pajeaba le tocaba las bolas. Cuando Agustina llegó, me dijo "dejame a mi"... Se arrodilló al lado mío y de una se devoró el pedazo semi dormido.

Abría la boca y la cerraba apretando sus labios cuando salía. Era increíble ver como la pija de Fede empezaba a tomar tamaño en la boca de mi amiga. Agarró el tronco con la mano y me invitó a chuparla. Me la metí hasta que mis labios tocaron sus dedos. Estuvimos jugando un rato, hasta dejarla totalmente dura de nuevo.

Me puse en 4 en el piso, apoyando mis codos y arqueando la cintura. Fede de atrás me embestió y empezó a moverse más rápido que la primera vez. Agustina se sentó adelante mío. Me miró sonriendo y yo le respondí con un guiño, en señal de aprobación. Sabía que es lo que buscaba. Nunca me imaginé que iba a acceder tan fácil a hacer eso . Abrió sus piernas, dejando mi cabeza entre ellas. Empecé besando sus muslos, rodeando su concha, con miedo de ir AHI.

Hasta que ella me agarró de los pelos y de un golpe me metió la boca en su concha. Estaba totalmente atrapada. Atrás estaba Fede, cogiéndome con fuerzas y de adelante Agustina moviendo su concha en mi cara. Después de un tiempo, abrí más mis labios y empecé a besarle la concha, pasándole la lengua desde abajo hasta arriba, para volver a comerla toda.

"Fede, te gusta la cola de Juli?" preguntó mi amiga. "Está buenísima", respondió pegándome un chirlo. "Hoy se la tenés que hacer! Rompele esa cola hermosa que tiene, que a la muy puta le encanta". La forma que mi amiga vendía mi cola me estaba sobreexcitando.

Fede se sentó en el piso, apoyando su espalda en el sillón, y me llamó para que me sentara arriba. Sin levantarme, fui gateando hasta donde estaba. Me senté en su pija y empecé a cabalgar. Sus manos me agarraban fuerte la cola, y sus dedos buscaban mi ano.

Agustina estaba atrás mío, chupándole los dedos a Fede, para que él los metiera en mi cola. Mi amiga estaba comiéndome el cuello, mientras acariciaba mi espalda y mi cola. Estaba entrando en éxtasis. Cuando acabé, le pedí que me la metiera. Me arrodillé en el piso poniendo mi cuerpo sobre el sillón.

Fue entrando despacio, hasta que se acostumbró y mi colita empezó a pedir más carne. Se terminó devorando el pedazo de Fede. Sentía las manos de mi macho agarrarme firme de la cintura y las de Agus por mi espalda. Se movía despacio, hasta que le pedí que me diera más fuerte. Su pija entraba completa en mi culo y yo no podía evitar gritar cada vez que entraba.

Cuando Fede dijo que estaba por acabar, lo frené; lo hice salir y la puse a Agus en 4 entregándosela. Fede empezó a cogerla, mientras yo la preparaba para la enculada. No iba a ser la única que se vaya con el culo roto.

Me senté adelante de ella y antes que se diera cuenta le agarré la cabeza y la puse en mi concha. "Esa cola también pide pija", dije entre los gemidos que me provocaba la lengua de mi amiga. Fede la sacó y empezó a encular a mi amiga. Fue empujando con fuerza, hasta que cedió y entró. Ahora si, empezaba a moverse en su culo con más fuerza.

Agustina sacaba la boca de mi concha solo para pedir que se la culeara más rápido. "Fede, escuchala! rompele el orto que también le encanta!". No iba a aguantar mucho más, se notaba en su cara. Entre que se estaba cogiendo dos colitas cerraditas, y el show que le dábamos nosotras, no aguantó. Y yo quería mi ración de leche, así que cuando vi que la sacaba para acabar, me tiré al piso y le dije "ahora la leche me toca a mi!".

Me quedé en el piso tocándome la concha, hasta que Fede se puso arriba mío y descargó toda la leche que le quedaba en mi panza. Agustina se levantó y se tiró encima mío, riéndose mientras nos movíamos desparramando toda la leche en nuestros cuerpos.

Nos dimos unos besos por un rato largo, antes de terminar acostadas una al lado de la otra. Así nos quedamos hasta que Fede volvió de bañarse. El turno del baño ahora era nuestro y nos metimos las dos juntas.

Nos volvimos a la casa de Agustina. Nunca había imaginado una despedida de verano así, pero fue acorde a la locura que fue ese verano. Aunque era solo un anticipo de lo que nos esperaba vivir en el año que empezaba.


Mi verano en Funes (6)

El verano estuvo dividido entre las fiestas en casa de Fede, y las tiernas tardes con el vecino de Agus, Nachito, mi "novio" de verano (al menos eso creía él).

Era domingo, el padre de Agus había hecho un asado y mi familia había ido a pasar el día. También estaba la familia de Nacho. A la tarde, nos fuimos para la pileta. Yo me puse a tomar sol con Agus. Nacho estaba jugando a la pelota con los viejos y mi hermano.

El sol, el calor, verlo desnudo corriendo y transpirando, me encendieron. No se porqué. Tal vez, estaba en esa época donde cualquier cosa te calienta. Culpa de las hormonas. Tenía mi reposara mirando hacia el parque donde estaban jugando. No le sacaba los ojos de encima a Nacho.

Lentamente abría y cerraba mis piernas, con mis manos en mis rodillas. En algún momento él miró para donde estaba y se dio cuenta de mi juego. Agarré el bronceador, y me empecé a pasar por los brazos, los hombros y la panza.

Cuando se acercó a buscar la pelota cerca de donde estaba, abrí más las piernas y me pasé en los muslos y tirando mi cuerpo hacia adelante, sin sacarle la vista de encima, bajé por mis pantorrillas. Por un momento, quedó paralizado mirándome, y yo a él. Hasta que le gritaron que vuelva al partido y se fue.

El grito de mi amiga me sacó del trance

- Boluda! Están todos acá!! no podés ser tan trola!! - me dijo, advirtiéndome que se había dado cuenta de lo que estaba haciendo.
- Buenoooo!!! me calienta el pendejo, que querés que haga!! - le dije por lo bajo y la verdad, que no había pensado que estaba mi familia, la de ella y la de Nacho tomando mates en la sombra a menos de 10 metros. Pero lejos de frenarme, me calentó aún más.
- Vayan a garchar entonces!
- Donde??
- Atrás de la casa!!

En la parte de atrás de la casa, había muchos árboles. Formaban un pequeño pasillo, entre la pared de la casa y la del vecino que justamente, era la casa de Nacho (y no había nadie). Se me aceleró el pulso, pensando en esa posibilidad arriesgada, pero muy caliente.

Seguí tomando sol, y ellos jugando a la pelota; hasta que pararon para tomar agua. Me paré y le hice señas a Nacho que me siguiera para la casa. Entramos, y en la cocina cerré la puerta y le comí la boca de un beso. Él, desesperado, empezó a meterme mano por todos lados y ya quería sacarme todo. "Pará! acá no... vamos para atrás.."

Planeamos todo en un rato: yo salí por la parte del costado de la casa, Nachito dijo que iba a la casa a buscar algo y volvía. Al rato estaba saltando el pequeño tapial que separaba las dos casas. Yo estaba contra un árbol esperándolo.

No había tiempo de romanticismos, lo agarré y le pegué la espalda contra el árbol le bajé de una el pantalón, mientras desesperada me arrodillé a chuparle la pija. Me movía rápido. Mis manos tocaban sus bolas y las acariciaba. Nacho estaba mirando para arriba con los ojos cerrados. Lo estaba haciendo volar. Agarró mi cabeza con las dos manos y acompañaba mis movimientos.

Me paré y me puse contra el árbol, ofreciéndole mi cola. Me agarró de la cintura y apuntó su pija a mi concha. Entró fácil, por lo lubricada que estaba. La situación me podía, estaba al borde del éxtasis. Yo me empujaba del tronco, para clavarme más el otro tronco, el de Nacho, que entraba hasta el fondo en cada embestida que me pegaba.

El pibito seguía cogiendo, estaba imparable. No podía acabar, seguramente de lo seco que lo había dejado esos días. Lo hice parar, me di vuelta agachándome y se la empecé a chupar, mientras lo pajeaba. Tiré mi espalda hacia atrás, quedando atrapada entre el árbol y su cuerpo. Mis manos acompañaban el movimiento de mi boca. Mis labios apretaban la verga y mi lengua jugaba cuando llegaba a su cabeza. La sentía cada vez más dura. Lo miré y me sonreí triunfante. Ya no aguantaba más.

Apoyó sus manos en el árbol mientras se movía cogiéndome la boca, empujándome contra el tronco del árbol. Aparté su pija de mis labios y mientras lo pajeaba le decía "hoy quiero que me des la lechita acá" mientras mi otra mano la pasaba por mis tetas.

Obediente, me largó un caliente chorro de leche en las tetas. Lo seguí pajeando, hasta asegurarme que no quedara ni una gota y su pija empezara a perder dureza. Nos cambiamos, él se volvió a trepar a su casa para volver por donde había venido. Y yo volví a la casa.

Cuando salí estaba todo como cuando me había ido. Sin mirar a nadie me tiré a la pileta y disimuladamente me limpié la acabada de Nachito, la tierra en mis manos y rodillas y la corteza del árbol en mi espalda. Mi amiga me miraba riendo. Salí de la pileta y volví a mi reposera a tomar sol, como si nada.

- Me debés una
- Gracias - le dije guiñándole el ojo... - cuando quieras devuelvo gentilezas -
- Ok... Me dieron ganas de coger con tu hermano de nuevo...

Mi verano en Funes (5)


Si bien fueron varios veranos que pasé en Funes con Agustina, ese año fue particularmente intenso. Me volví a encontrar con Nacho, un "noviecito de verano" (hasta ese año, habían sido solo besitos tiernos, pero esa temporada cogimos de lo lindo).

También me encontré con Fede, otro de mis chongos a quien me lo garché un día; otro día él estuvo con mi amiga mientras yo estaba con su amigo (Nicolás, que también había estado con Agus).

Después de esa última fiesta, íbamos seguido a la tarde a la casa de Fede a estar en la pile, tomar sol, etc... se había hecho un grupo grande, aprovechando que la casa era grande. Uno de los días, nos quedamos hasta tarde, ya quedaba poca gente, y mi amiga había empezado a chapar con Fede. 

Me vino a ver y me dijo "yo me quedo, voy más tarde. Volvete si querés.". Ya era tarde, y quedaba poca gente, no conocía a casi nadie y no tenía ganas de quedarme, así que le dije que me volvía.

El problema era que volver a su casa era tener que inventar alguna historia para los padres. Igual agarré mis cosas y me dispuse a irme. Cuando estaba saliendo, aparece Nico y me dice que también se va, que está en el auto y si quería me alcanzaba. Ganas de caminar no tenía, y ganas de estar con él muchas, así que me subí al auto.

En el camino fuimos charlando un rato, y aprovechando la charla me rozaba o me tocaba; hasta que ya definitivamente dejó su mano en mi pierna y empezó a acariciarla. Un escalofrío me recorría la espalda cada vez que movía su mano. Nico se dio cuenta y subió la apuesta, metiendo su mano cada vez más cerca de mi entrepierna.

Yo ya estaba tirada en el asiento con las piernas abiertas y largando pequeños gemidos. Subió su mano hasta mis tetas, las empezó a tocar por encima de mi remera. Estiré mi mano, y le agarré la pija encima del pantalón, ya estaba al palo. "Sabés que si hacés eso, no hay retorno, no?" me dijo; a lo que contesté: "vos me buscaste. Bancatela".

Me miró con una sonrisa, sacó sus manos de mi cuerpo y las puso en el volante. Dobló en una calle de tierra, y siguió manejando un rato largo. Se veían menos casas, y en el horizonte el sol que ya se estaba escondiendo. Manejó hasta que sólo teníamos campo a nuestro alrededor.

Frenó el auto y se me tiró arriba, metiendo una mano en mis tetas, la otra en mi cintura y comiéndome la boca. Yo lo agarré fuerte del cuello como para que no se despegara de mi boca. La mano que tenía en mis pechos, fue bajando hasta llegar a mi conchita, pero siguió de largo y me agarró fuerte mi pierna, acariciándola primero por afuera, luego por dentro de mi muslo, hasta que sus dedos se posaron en mi entrepierna totalmente empapada.

Lo aparté un poco, le saqué la remera sentándolo en su asiento, y le bajé el pantalón. Su pija saltó totalmente dura golpeando contra su abdomen. La agarré y me la empecé a comer hasta donde entrara. Subía y bajaba con desenfreno, acompañando el movimiento de mi boca con una de mis manos. Recorrí toda la extensión de su pija con la lengua, mientras lo miraba a los ojos y notaba como estaba disfrutando el momento.

Me saqué la ropa (poca, por suerte), mientras Nico tiraba el asiento hacia atrás. Me acomodé encima de él, y empecé a saltar con lujuria. Tanta, que el auto se empezó a mover. "Pará pará!" me gritó Nico, mientras ponía el freno de mano. Me seguí moviendo, agarrándome del apoyacabezas para tomar impulso. Nico me decía cosas al oído que me ponían por demás de loca y provocaba que siguiera cabalgando esa pija sin poder parar.

"Vamos atrás, quiero disfrutar la vista de ese orto hermoso que tenés", me dijo. Me levanté y me pasé al asiento de atrás. Por ser más grandote, le costó un poco pasarse. Yo lo esperaba sentada con las piernas abiertas tocándome la concha y metiéndome un dedo mientras le pedía que se apurara. Pegó un salto desesperado para caer encima mío. Me agarró fuerte de la cintura, me dio vuelta y me la clavó de una.

Me cogía con tanta fuerza que ya no sabía de donde agarrarme. Las embestidas hacían que me pegara la cara contra la ventana, donde también quedaron las marcas de mis manos. Yo estaba re caliente, le pedía a gritos que me cogiera fuerte y que no parara.

Él respondía con movimientos cada vez más profundos y potentes, mientras me agarraba del pelo y tiraba mi cabeza para atrás... puff.. para qué!!!! me ponía más caliente. La otra mano la tenía firme en mi cola. "Que cola hermosa tenés pendeja... que lindo culo" repetía sin dejar de moverse.

En un momento, Nico se quedó quieto mientras yo me seguía moviendo con locura. "Hija de puta, me estás cogiendo vos a mi!". Me reí y seguí tirando mi cola para atrás y adelante cogiéndome su pija.

Me volvió a agarrar de los pelos, esta vez más fuerte, tirando mi cuerpo para atrás, con una de sus manos me agarró de la panza y se empezó a mover con fuerza, embestidas cortas pero profundas. No tenía lugar de donde agarrarme, así que tiré mis brazos para atrás y me agarré de su cintura como pude.

Al rato empezó a gritar que me iba a llenar de leche. Le respondí gritando que quería la leche calentita en la espalda. Sacó su pija, apuntó a la espalda y sentí un par de latigazos calientes en mi espalda. No me podía mover porque seguía acabando y largando... "estabas cargadito" le dije en broma.

Volvimos adelante, nos vestimos. Yo me puse la remera arriba de la leche aún tibia, y sentía como se pegoteaba toda mi espalda. Ahí me acordé que tenía que inventar una excusa de por qué mi amiga no volvía conmigo. Cuando llegamos a la casa, me bajé y antes de entrar veo a Nachito. Me saluda desde lejos, y voy para su casa.

"Hola Juli.. me tenés abandonado!" me dijo. Le agarré la cara y le comí la boca. Todavía estaba caliente, así que ni dudé en ir a coger con mi noviecito. Agarré mi teléfono y le mandé un mensaje a Agus: "yo tampoco vuelvo, me quedo de Nachito.. avisale a tus viejos puta!". Lo miré a Nacho, que me estaba esperando ya adentro de la casa y le dije: "te molesta si me baño antes?".


Mi verano en Funes (4)


"Hola Juli, esta noche hacemos una fiesta en mi casa, venite con tu amiga". Ese mensaje me llegó a la tarde, mientras tomaba sol en la pileta de la casa de Agustina. Era de Fede, que estaba a unas pocas cuadras y ya me había prometido que me iba a invitar cuando organizara una fiesta. Le dije a Agus, que si de joda se trata, no te falla nunca.

Nos vestimos muy de verano, shorcitos y musculosa; con la malla abajo, por si nos teníamos que tirar al agua. Cuando llegamos no lo podíamos creer: todo el patio (un jardín enorme, con pileta) repleto de gente. Una barra al costado de la pileta y otra contra la casa, DJ en vivo. Una fiesta zarpada, exclusiva para los invitados de los dueños (si, toda la guita).

Nos recibió Fede, contento de que hayamos ido. "Esta noche, me lo garcho" me dijo Agustina. La verdad que tenía ganas de volver a coger con él, pero como dijo una vez una amiga mía "figurita repetida no llena el álbum", le dejé el camino libre de que hiciera lo que quiera y yo buscar otra cosa.

Durante la noche, Fede nos fue presentando a sus amigos. Pero uno me llamó la atención. Nicolás, bastante más grande que yo, unos 10 años. Lo que más me calentaba era su cuerpazo de surfer (en realidad, después me enteré que hacía kitesurf).

La noche fue avanzando, yo estaba con Agustina hasta que la muy turra se decidió a actuar y "accidentalmente" se lo cruzó a Fede por el camino. Empezaron a hablar, y sabía que no iba a pasar mucho tiempo hasta que desaparecieran.

Yo me quedé sola, en la barra de la pileta, pero no por mucho: Nico se puso al lado mío y me invitó a tomar algo.

- Que tomás?
- Una coca.
- Nada más? Tenés miedo de portarte mal?
- No necesito estar borracha para portarme mal. - le dije, mandándole una señal. Que obviamente la entendió.

Pero lejos de avalanzarse, hizo como si nada y seguimos charlando; pero ahora él sabía que yo arrancaba y actuaba en consecuencia. Eso me descolocó un poco y me hacía desear más. La inexperiencia me había hecho mostrar las cartas todas de una, pero bueno. Así se aprende.

De a poco sentía que Nico se iba acercando y el tema de conversación subiendo de temperatura. Me sentía cómoda, y me soltaba. El beso no tardó en llegar. Al rato de estar comiéndonos la boca en la pileta, nos fuimos para adentro. En el camino traté de ubicar a mi amiga, pero no la encontraba. "Se lo está garchando", pensé y para nada errada. Fuimos para arriba, lugar donde ya había estado (con Fede), pero las 3 habitaciones estaban ocupadas.

Nos quedamos en un rincón, yo contra la pared, con las manos de Nico manoseándome por todos lados. Me bajó el short, lo primero que atiné a hacer es pararle la mano. Un toque de cordura se apoderó de mi, pero no por mucho. Cuando intentó hacerlo de nuevo, lo dejé seguir.

Cuando cayó al piso, levanté mis pies, para dejarlo a un costado. Abrí un poco mis piernas, para dejar que la mano de Nico se metiera entre mis muslos y empezara a recorrer desde mi cola hasta mi panza, en una mezcla de suavidad y salvajismo que me ponía loca. Me corrió un poco la bikini, y me metió un dedo. Mi cuerpo se movía acompañando las embestidas.

En el mejor momento, una puerta se abre. Nos incorporamos, y aprovechamos para meternos nosotros. Debía ser la habitación de los padres de Fede, porque era grande y tenía una cama doble plaza. Cuando cerró la puerta, Nico se bajó el pantalón. Su pija acompañaba el cuerpazo que tenía. sus brazos eran anchos y duros. Bueno, su pija era ancha y estaba durísima. Con unos huevos colgando terribles que ya me imaginaba me iban a bañar.

Me arrodillé donde estaba, haciendo que él se acercara hacia mi. Lo abracé de la cintura y empecé a comerle la pija, sin las manos. Trataba que no se me saliera de la boca, no era fácil porque era muy gorda, pero lo estaba consiguiendo. Hasta que se movió y trató de meterla más al fondo y me hizo unas arcadas, que tuve que salir a tomar aire.

Me levantó, y me paró en frente suyo, me beso. Me agarró de la cola, levantándome a upa aferrándose de de mis muslos. Con mucha puntería me emboco la pija. Yo me agarré de su cuello, y empezó a moverme para arriba y para abajo con mucha fuerza. La bestialidad con la que me estaba cogiendo me hacía gritar como si me estuvieran matando.

Cuando frenó el "arriba/abajo", empezó un "adelante/atrás" no menos violento. Me separaba de su cuerpo y me traía a él de una manera bestial. Yo estaba con los pelos en la cara, desencajada y sin poder hacer nada, si lo soltaba, me caía. Al parecer se cansaron sus brazos (al fin!) y me tiró en la cama, pero lejos de bajar el ritmo, siguió cogiendo como un animal.

Yo estaba muy caliente, y quería acabar. Si bien esa manera de coger me encantaba, sabía que no iba a poder acabar. Así que lo frené, lo acosté y me dispuse a trabajar yo. Me senté sobre su pija, y empecé a moverme despacio, hasta que me acostumbré a su verga ancha y aceleré el ritmo.

El clímax estaba cerca. Mi corazón se aceleraba. Sentía que mis piernas estaban cansadas, pero eran impulsadas a moverse cada vez más rápido por la calentura y las ganas de acabar que tenía. El grito que pegué cuando llegó el orgasmo se debió sentir por toda la casa. No lo podía creer ni yo. Encima, no fue corto. Estuve sintiéndolo un rato largo. Cuando volví a reaccionar, mi cuerpo seguía moviéndose en su pija.

Nico me agarró de la cola, me inmobilizó y empezó a moverse él con una bestialidad que me hacía sentir que en cualquier momento me desmayaba. Gritaba como loca que no parara. Ese ritmo no lo iba a poder sostener mucho, y efectivamente, sacó su pija y sentí una acabada bestial que llegó hasta la mitad de mi espalda, y se fue escurriendo hacia mi cola.

Caí rendida a su lado, hasta que golpearon la puerta. Otra parejita que quería coger. Salimos a la fiesta. Seguía sin encontrar a Agus. Cuando tuvimos oportunidad, nos metimos de nuevo en una habitación y nos pegamos otro terrible polvazo.

Ya de mañana, yo seguía comiéndomelo a Nico, cuando al fin apareció Agustina. Saludamos y nos fuimos.

En el camino, le pregunté si se lo había cogido a Fede; me dijo que si, me contó algunos detalles y después me dijo: "vos estuviste con Nicolás?".. "Si" le dije... Se empezó a reír, y no sabía porqué...

"El otro día, que vos estuviste con Fede... yo estuve con Nico... Hicimos intercambio de parejas jaja"... Ese día yo estaba muy borracha, y no me acordaba con quien había estado Agus. El resto del camino hasta su casa, fuimos chusmeando sobre nuestros nuevos chongos de verano.

Mi verano en Funes (3)

Entre los días en casa de mi amiga Agustina fue el cumpleaños de mi mamá. Así que volví a mi casa en Rosario para festejar con ella.

No fue una fiesta grande, solo la familia, y una familia amiga que justamente, es la familia de Lucas. MI Lucas.

Como hacía calor, comimos en el patio. Yo me senté en frente de él, y no paramos de intercambiar miradas toda la noche. Me excitaba de solo imaginar cómo me tocaba y besaba. Lo miraba y me mordía los labios, para provocarlo aun más, aunque el efecto rebote era terrible y yo me calentaba mucho con el juego.

Cuando terminamos de comer, y aprovechando la confusión que se levantaron todos para levantar la mesa previa la torta, me fui a mi habitación y le mandé un mensaje a Lucas. "Vení a mi pieza". No pasó mucho tiempo para que se abriera la puerta y entrara él, y sin esperar un instante me agarró de la cintura y me comió la boca, a lo que yo también respondí con un beso profundo de lengua.

Le metí la mano por abajo de la remera para acariciar (casi rasguñando) su espalda, y Lucas lentamente fue bajando las suyas hasta agarrarme la cola y apretarme contra su cuerpo. Podía sentir su terrible pija casi totalmente parada apoyada en mi cuerpo y empecé a franelear mi pierna contra ella. Le bajé el pantalón y la agarré como pude... hasta la sentía pesada.

Cada vez que la veía no dejaba de sorprenderme el tamaño de semejante poronga. La pajeaba mientras intentaba tragarmela. Lo estuve peteando un rato, hasta que se escuchó como llamaban a la mesa nuevamente. Era hora de la torta. Me levanté con una sonrisa pícara mirando como él trataba de recuperarse de la adrenalina que significaba que le hayan chupado la pija en el medio de una fiesta de cumpleaños con nuestros padres a metros.

Para disimular, aparecimos en momentos distintos. Pero mi hermano se avivó, me miró y me dijo al oído "no podés... ser tan trola!". Me reí y me senté. Lucas que se sentó al lado de su amigo y todo siguió normalmente. Nos calmamos un poquito. Pero no por mucho.

Terminó la cena, los padres de Lucas se fueron y mis viejos se fueron a dormir también. Lucas se quedó con mi hermano jugando a la Play. Yo me puse a ordenar un poco, y después de un rato pasé por donde estaban y les dije que me iba a mi habitación. El único objetivo que tenía eso era tirarle por elevación una invitación a Lucas para que vaya cuando quiera.

Al rato Lucas abrió la puerta y cuando me vio solo atinó a decir "Te mato". Yo estaba acostada boca abajo con una remera larga que uso para dormir, levantada (a propósito) a la mitad de cola y una tanguita diminuta que casi ni se veía. Se acostó a mi lado en la cama, empezamos a besarnos mientras lo iba desnudando. Mi remera ya estaba tirada en el piso.

En mis manos ya tenía su pijón al palo, durísimo y con ganas de destrozarme. Me fui para abajo y seguí el trabajo que había empezado. Ahora él estaba boca arriba, y yo arrodillada entre sus piernas comiéndome su pedazo, en realidad haciendo lo que podía.

"Vení que quiero ver una cosa Juli" me dijo. Me acerqué y me sentó sobre su pecho. Me alzó y me obligó a sentarme arriba de su boca, para regalarme una chupada de concha fenomenal. Tanto, que me empecé a mover como si me estuviera garchando una pija. Me agarré la cara y mordí mis dedos para no gritar.

Por más que estaba Lucas abajo, la situación la seguía manejando él. Yo hacía lo que me pedía. Ahora me movió otra vez hacia atrás y agarrando su pija entendí lo que tenía que hacer. Hubiese preferido arrancar de otra manera, porque sentarse en ese matafuego de una no es nada sencillo. Pero bueno, yo estaba re entregada.

Tomé aire, sentí la cabeza en la entrada de mi conchita que empezó a abrirse y relajarse para darle paso. Fui bajando de a poco, ya la sentía casi al fondo. La toqué con la mano y estaba... por la mitad!!! volví a respirar y bajé un poco más. Lucas me alentaba. Me levanté un poco y chau, me la enterré toda. Me tuve que tapar la boca para no gritar.

Apoyé mis manos en su pecho y empecé a balancearme repleta de pija adentro mío. Me dolía pero no podía parar. Estaba re caliente, y no tardé en acabar. Lucas se dio cuenta, me levantó y me paró contra el placard donde tengo un espejo. Se puso atrás mío y de una me la mandó hasta el fondo y empezó a garcharme salvajemente, como me gusta. Me tenía agarrada bien fuerte de la cintura, yo no me podía mover.

Vi mi cara en el espejo. Estaba transpirada, despeinada y con una expresión de dolor pero se notaba en el fondo de mi mirada la lujuria desenfrenada de querer que me siga taladrando. Empecé a sentir como me temblaban las piernas, estaba por acabar de nuevo. Y así fue. Tuvo que parar porque casi me caigo. Fue terrible ese orgasmo. Me temblaba todo el cuerpo.

Quedé arrodillada a sus pies temblando, y él aprovechó para meterme su pija en la boca. Se la chupaba y pajeaba con fuerza, y le decía "quiero la lechita.. dame mi lechita" con cara y voz de nena caprichosa. Sin dudar me cumplió mi deseo, y me llenó de leche ensuciando mis tetas, mientras se mordía los labios y me acariciaba la cabeza como a su perrita obediente.

Con Lucas no hay descanso que valga. Me agarró y me llevó a la cama de nuevo. Lo hice acostar, me puse de espaldas a él y me volvió a sentar en su pija, que seguía durísima. Me recosté para adelante, y me empecé a mover dándole la vista de mi cola y su pija desapareciendo completamente en mi concha. Él aprovechaba para aferrarse fuerte de mis nalgas, y de vez en cuando pegarme un chirlo despacito (mamá y papá duermen al lado... shh).

Me levanté y sin variar mi posición, fui gateando hacia atrás, hasta que mi concha quedó en su boca. Él me la empezó a chupar, y yo quedé con su enorme verga en frente mío, lista para metérmela en la boca. La única vez que la saqué de ahí, fue para gemir cuando exploté de nuevo, esta vez le cayó mi acabada entera en su boca, que no paró nunca de chuparla. Tomé aire, me levanté y me acosté al lado de él.

Nos pusimos en cucharita, y con la punta de su pija empezó a recorrerme toda la concha, hasta que la metió de nuevo. Los movimientos eran cortos, profundos y rápidos. Trataba de agarrarme de lo que tenía a mano para no caerme al piso. Me agarró de los pelos y tiró mi cabeza para atrás y me dijo al oído "te quiero romper la cola"... de la calentura ni lo pensé: "por favor... por favor", no podía estar más regalada a esa poronga.

La sacó de mi concha y empezó a lubricarse bien el pijón, después siguió con mi estrecha colita y de a poquito la empezó a meter. Era la primera vez que me lo hacía en esa posición. Cuando llegó casi a la mitad le pedí que no la metiera más. Me estaba matando. Se empezó a mover despacio, hasta que me acostumbré y yo misma lo obligaba a darme más duro. Una mano de él la tenía en mi concha, tocándome y metiéndome uno o dos dedos... "basta.. basta" le pedí, porque se había secado y no aguantaba más.

Me acostó en la cama y Lucas se puso arriba mío. Me agarró las piernas y acomodó su pija metiéndola hasta el fondo. Cuando esperaba que me garchara toda, la sacó. Y la volvió a meter... empezó a jugar así un rato; la metía un poco y la sacaba... la metía hasta el fondo. Después si, empezó a meterla y sacarla rápido; yo no podía ni respirar.

Se tiró arriba mío y mientras me besaba me preguntó al oído donde quería la leche. Agradecí esa pregunta, si bien lo estaba disfrutando no daba más, estaba destruida. "En la pancita" le dije en suspiros.

Después de un rato de taladrarme donde casi me hace acabar de nuevo, sacó la pija y pajeandose acabó en mi panza. Sentí la leche caliente sobre mi piel y con mis manos la empecé a pasar por mi cuerpo, como si de un bronceador se tratara...

Le conté que casi acababa de nuevo. Me miró y se fue directo a chuparme la concha. No tenía descanso. Lo agarré de los pelos y le enterré la cara en mi concha, la cual movía con fuerza contra su lengua y su boca hasta que acabé de nuevo. Quedé boca arriba, inmóvil con las piernas abiertas recuperando la respiración. 

Se quedó un rato conmigo, y después se fue. Yo me dormí profundamente, así como estaba llena de leche. Al otro día volví a Funes con mi amiga, a seguir disfrutando las vacaciones.