Juli... me violaste!!

Como ya había contado, jugaba al hockey. Ese verano había tenido una pretemporada más dura porque me habían subido a entrenar con el plantel de primera. Antes de empezar la temporada, nos organizamos con las chicas del equipo para ir a la isla, en frente de Rosario, a pasar el día. La pasamos bien, hasta que unas nubes empezaron a cubrir el cielo. En poco tiempo, estaba lloviendo.

Para cruzar en la lancha taxi había una cola infernal. Habíamos quedado 4, las otras se fueron yendo al ver como cambiaba el tiempo. Nos pusimos abajo de un techo que había en uno de los bares. En eso se acerca un chico y nos dice "chicas, ustedes están esperando para cruzar?... Si quieren, quedense con nosotros, terminamos unas cervezas y cruzamos en mi lancha". Ni lo pensamos. Ya estábamos sentadas con ellos.

Eran 4 chicos, de unos 30 años y un pibe de mi edad; que después me enteré, era el hermano del dueño de la lancha... Así fue que lo conocí a Fede... Típico pibito de guita, bronceado, mucho gimnasio, el hermano era RRPP de algunos boliches de moda en Rosario, así que salía seguido y siempre rodeado de gente más grande...

Como éramos de la misma edad, empezamos a hablar más entre nosotros; que donde salía (no íbamos a los mismos lugares, porque yo no entraba), colegio, deportes, etc... en la charla nos tocábamos "sinquererqueriendo". Sus brazos eran una piedra, terrible... y ni hablar de la pancita toda marcada con los raviolitos a full... pero marcada grosa!! Yo había estado con un rugbier, groso y con Lucas que tenía buen físico, pero este pendejo se zarpaba... y si.. me re calentaba!

La tarde pasó, nos cruzaron; y nos regalaron unos frees para la noche. Una de las chicas no fue, así que al final quedamos 3 para ir a bailar. No hice más que poner un pie adentro del boliche y ya lo tenía a Fede atacando.

Con pocas luces, se prestaba más al franeleo y eso hice... fuimos directo al VIP donde estaban todos ("VIP": lugarcito con mesas un poco separado de la pista principal.. nada de otro mundo!), con varias botellas de champagne vacías. Nos ofrecieron de tomar y ahí supe que terminaba todo mal. Yo no era de salir mucho, y cuando salía no tomaba mucho tampoco.

La noche avanzaba, el alcohol también, el franeleo seguía y mi calentura aumentaba. Me llevó a bailar: primero de frente, le pasaba las manos desde los hombros hasta la panza mientras lo miraba y me mordía los labios, lo traía contra mi cuerpo y le respira en el cuello, me daba vuelta y le movía la cola, le ponía sus manos en mi panza, que las fue bajando hasta mis piernas.... ahi me dio vuelta y me dice:

- bien el hockey... que buenas piernas...
- bien el gimnasio... todo duro.. aunque seguro tomas algún suplemento... duro por un lado, pero flojito por otro- le dije en tono de broma
Se quedó mirándome, como que no esperaba esa respuesta de mi. Hasta que reaccionó:
- Ah, eso creés? mirá - dijo apoyándome la pija en la pierna, que obviamente la tenía al palo...

Ya no había más motivo de seguir histeriqueando. Ahí nomás nos comimos la boca ferozmente, ni un segundo pasó que tenía sus manos (si, las dos) en mi culo aprentándolo y masajeándolo, cosa que me ponía aún más caliente. Estaba sacada, no se porqué, tal vez el champagne... pero me sentía más sacada que de costumbre, luchando para meter mi lengua en su boca con desesperación.

Nos sentamos en un sillón y seguimos franeleando, sus manos acariciaban las piernas, y cada vez se animaban a llegar más arriba. Ya no podía disimular los gemidos cuando sus dedos rozaban mi concha. Le mordía la oreja y le gemía suavecito en su oído.

Por suerte el rincón estaba muy oscuro, porque no era un espectáculo para dar en medio de mucha gente. Aunque en ese momento, realmente, poco me importaba. Sin decir nada, se levantó, dejándome sentada en el sillón, le dijo algo al hermano, volvió y me dijo "vamos".

No puse ninguna resistencia. Me agarró de la mano y salimos. Nos subimos a un taxi y nos fuimos para el departamento del hermano. EL departamento. Vista al río espectacular; pero bueno, otro día si quieren les cuento como estaba decorado y todo eso.

Nos fuimos a la habitación, donde nos seguimos matando a besos. Yo ya estaba que volaba de la calentura. Y el pendejo ENCIMA me calentaba con su presencia nomás, así que bueno... muy linda la previa, pero había sido suficiente.

Lo tiré en la cama, le arranqué la camisa lo besé muy suavemente por todo el cuerpo, lo mordí, lo rocé con mis uñas... llegué hasta abajo, le saqué el botón del jean, y después el cierre se lo bajé con los dientes. De una le saqué pantalón y boxer.

Con mis manos fui subiendo desde sus pies hasta su pija muy suavemente, lo tocaba por la parte interna de los muslos, y le masajeaba las bolas mientras con mi boca me acercaba a su pija hinchada que parecía explotar.

Le pasé la lengua desde la base hasta la cabeza un rato, llenando de saliva todo el tronco. Y ahí se vino a mi cabeza una de las enseñanzas de mi prima: "un buen pete, se hace sin las manos", por lo que la levanté un poco con la lengua y me la empecé a tragar. Cuando no me entraba más, apretaba mis labios y subía hasta que se salía. Y volvía a hacer lo mismo.

Después de un rato, se la empecé a chupar con más ritmo. Jugaba con mi lengua en la cabeza de su pija, que latía de lo caliente que estaba. Se quería mover, pero no lo dejaba. Estaba disfrutando demasiado chuparle la verga. Fede no decía nada. Solo dejaba salir gemidos de aprobación de lo que estaba haciendo.

Cuando me cansé de esa posición, me levanté le di un beso bien profundo mientras me iba acomodando arriba de él, franeleando mi concha contra su pija. La agarré de la base, la apunté a la entrada bien húmeda de mi concha y me senté arriba. Largué un suspiro de placer bien largo y empecé a moverme. Primero despacio, para adelante y para atrás. Después en círculos. Siempre con la pija clavada hasta el fondo.

De a poco empecé a levantarme. Fui acelerando el ritmo, le agarré las manos y se las puse arriba de su cabeza, y mientras nos besábamos empecé a mover mis caderas para arriba y para abajo lo más rápido que podía. Estaba desencajada. Mis gritos se ahogaban en su boca mientras nos besábamos. Tenía unas ganas de coger terribles.

Cuando me dijo que estaba por acabar, salí de arriba suyo y se la chupé hasta que sentí que venía el lechazo. Apoyé su pija en mis tetas y me desparramé toda la leche. El primer chorro me llegó hasta la pera. Después, fui moviendo la verga por mis tetas como si fuese una manguera regándome completa.

Fede seguía acostado recuperándose del polvito, pero sin importarme nada me tiré arriba de él de nuevo. Le comí la boca y le llevé las manos a mi concha. "No me vas a dejar descansar ni un poco, no?", me dijo. Me reí y con mi mejor cara de nena inocente moví mi cabeza diciendo "no". Me metió 2 dedos.

Me acosté en la cama, y él se puso a mi costado, para poder también chuparme las tetas. Con la mano busqué su pija, estaba media flácida y chorreaba leche todavía, pero se sentía que estaba empezando a crecer. La tocaba despacio, le acariciaba las bolas y todo el tronco.

Fede seguía jugando con sus dedos adentro mío, hasta que sentí que estaba al palo de nuevo. Lo volví a tirar en la cama, pero esta vez me subí arriba al revés, dándole la espalda a él. Y no hubo precalentamiento de nada. Me la enterré hasta el fondo y empecé a subir y bajar desesperadamente, gritando como una perra en celo.

Le decía que me cogiera más fuerte, pero en realidad la que llevaba el ritmo era yo. Él no podía hacer nada más que agarrarme fuerte del culo. Sentía que me abría los cachetes para ver bien como se enterraba su pija en mi. Me tiré para adelante sin frenar en mis embestidas. Lo único que recuerdo que me decía era "que pedazo de culo que tenés".. "como me estás cogiendo, pendeja"...

Cuando me cansé, sin desenterrar la pija, empecé a girar. Me quedé de costado... y dije "esta no la probé nunca.." y la verdad que me gustó. Me quedé de costado, moviendo mis caderas como una batidora. Seguí girando y lo tuve de de frente de nuevo. No me resistí a comerle la boca, mientras seguía moviéndome en círculos sobre su poronga.

Me levanté y me empecé a mover más fuerte, puse mi espalda derecha y me agarraba el pelo mientras seguía gimiendo sintiendo como me movía con la pija clavada hasta el fondo. Pasó el primer orgasmo, bastante suave, pero no quería dejar de coger. Al contrario, estaba más mojada y con más ganas.

Aceleré aún más mis movimientos. Fede estaba muy entretenido con mis tetas y eso aumentaba la calentura que tenía. Y tanto me calentó que sentí que iba a acabar de nuevo. Esta fue más fuerte. Tanto, que me tuve que agarrar de él porque me temblaba todo. Pero una vez recuperada, seguí cogiéndomelo. Me movía sola ya, no era mi cerebro quien dominaba mis movimientos, era mi concha caliente que no me dejaba parar.

Acabé de nuevo, con dos terribles mojados y fuertes orgasmos que me dejaron tirada arriba de Fede tratando de recuperar el aliento. Le pregunté si le faltaba mucho, me dijo que ya había acabado. Me lo había seguido garchando con la verga toda acabada. La carita de susto del pendejo no me la olvido más."Sos insaciable pendeja!".

Nos quedamos un rato tirados, hasta que llegó el hermano, que venía con una promotora del boliche; asi que decidí irme. Además tenía que volver a mi casa y ya era tarde. Nos despedimos con un buen beso en la puerta. Cuando me estaba yendo para subir al taxi, me agarra de la mano y me dice al oído: "Juli... me violaste!".

Compartiendo macho con mi amiga

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Confesandome con mi amiga

Agus

Luego de haberme enfiestado con mi vecino y un amigo suyo, no quería ni asomar la cara a la calle. Tenía una vergüenza terrible. No había hablado con nadie del tema, y tenía miedo de que el pibe lo empezara a divulgar en el barrio (cosa que hizo).

En frente de mi casa, vivía una amiga de la infancia, con la que nos criamos juntas. Sofía es 4 años más grande que yo, pero nos llevábamos bien y ahora que yo ya tenía edad para salir, muchas veces salía con sus amigas. Era la niña del grupo. Y de tanto roce con chicas (y chicos) más grandes, terminás aprendiendo cosas que tal vez, no son para tu edad.

Como pasó esa noche que me quedé a dormir en su casa. No habíamos salido y nos quedamos viendo películas las dos, como tantas veces habíamos hecho. Ya en la habitación, ella me preguntó qué había pasado con Gero.

- Lo vi justo tranzando con una piba. Lo mandé a la mierda.
- Está bien. Igual sos re caradura, lo re cuerneaste vos con el hermano de tu amiga... varias veces!
- Si ya se... pero que se yo, me dio bronca. Me comí como a 6 pibes adelante de él. El garrón es que me lo cruzo todos los días en el colegio
- Qué puta! jaja está bien, ya fue. Que la próxima la haga mejor.

Yo me quedé pensando. Ella a Javier (mi vecino) lo conocía. Si supiera, seguro algo me habría dicho, pero no me dijo nada. Sentía una angustia gigante en el pecho y necesitaba contárselo a alguien. Y Sofía era, para mi, la más adecuada: me conocía de chica, era más grande y tenía más experiencia.

- Estaba Javier también... - tiré así como al pasar. Sofi se quedó mirándome como esperando que continúe. - Me lo comí también a él. Y a un amigo de él. - le dije ya con la sábana tapándome hasta la boca de la vergüenza.
- Ahh la hiciste completa Agus! Es lindo Javi... Pero no se - decía haciendo cara de no convencida, que no le gustaba
- Bueno, pero... em.. después me trajeron a casa. Los dos.- Tenía una vergüenza terrible y tiraba ideas sueltas como para que ella adivinara. Pero no lo hizo. - me dejé... que me cogieran, los dos.

La cara de Sofía se transformó. Primero fue sorpresa y después empezó a reír.

- Noooo amiga te re zarpaste!! Que puta!
- Pará boluda, estoy re nerviosa no me digas así!
- Nerviosa por qué? dejá de joder. Lo disfrutaste?
- Si.
- Ya está suficiente. Si llega a contar algo, no le des nunca más bola por pelotudo.

Le conté más o menos como habían pasado los hechos, hasta que me detuve en el hecho que más me había dejado sorprendida.

- Lo que más me sorprendió fue cuando Javi me agarró la cabeza y me forzó a comerme la pija hasta el fondo. No se... como que me excitó.
- Posta? Te la tragaste toda? No te daban ganas de vomitar?
- Si, al principio pero después no. Tenía ganas de hacerlo de nuevo... Me re calentó
- Pero era muy grande??
- No se... así más o menos - le dije mientras con las manos le marcaba unos 18 cm, que era lo que calculaba tenía la pija de Javier
- Es mucho!! como hiciste???
- No se! te juro... me agarró de la cabeza y fue entrando... hasta yo me sorprendí. 

Seguimos charlando un rato, ella me contó alguna de sus anécdotas que eran varias y variadas. Hasta que dijo:

- Nunca hice un trio con dos chicos... me gustaría probar. -

"Con dos chicos no, pero con dos chicas si?", me quedé pensando.

- Que pasa? hice tríos, pero con una amiga y otro chico. - me dijo como si fuese supernatural. Mi aún poco pervertida cabeza no llegaba a comprender como podían hacerlo. Pero de a poco, todo se aprende.

Sofía se sentó en la cama al lado mío. Yo me senté de frente a ella. "Imagino que nunca te besaste con una chica", me dijo mirándome a los ojos de forma provocativa. Mi respiración se agitó de golpe y mi corazón a latir más fuerte. "Una sola vez, pero así nomás fue", le dije recordando la noche con Juli varios meses atrás.

Sofi me agarró las manos y acercó su boca a la mía. Primero, solo apoyó sus labios en mi boca. Un escalofrío me recorrió todo el cuerpo. Se alejó y me miró. Se mordió los labios y volvió a besarme, ahora abriendo la boca. Al principio dejé la mía cerrada, pero luego de un rato de sentir su lengua jugar en mis labios la abrí dejando salir mil sensaciones. Me solté de sus manos y la abracé.

Ella agarró fuerte mi cabeza con sus manos, como evitando que me escapara. Seguimos un rato largo luchando con nuestras lenguas. Nos dejamos caer abrazadas en la cama. Acariciaba mi pelo rozando mi cuello y mis orejas. Me estaba re calentando. Yo tenía mis manos metidas por debajo de su remera aferrándome con mis uñas a su espalda.

Sofía estaba sobre mi cuerpo, besándome por toda la cara, la boca, el cuello. Yo solo disfrutaba de sus labios acariciando mi piel. Mis manos recorrían su espalda suavemente. De a poco, fui tocando cada vez más abajo. "Sin miedo... dale" me susurró al oído Sofi, adivinando lo que quería hacer pero tal vez no me animaba.

Respiré profundo y puse mis manos en su cola agarrando fuerte sus cachetes. Dejó escapar un suspiro largo mientras otra vez clavaba su lengua en mi boca y me daba un beso húmedo que me estremeció todo el cuerpo.

Sofi se sentó y me hizo levantar. Me sacó la remera, y ella hizo lo mismo. Estábamos las dos desnudas. Yo miraba sus tetas, que las tenía un poco más grandes que las mías y sus pezones grandes estaban erectos.

Se acarició y rozó los pezones, para luego mojarse los dedos y tocar los míos. Me superó todo. Me dejé caer en la cama abierta de piernas, con mis brazos levantados sobre mi cabeza (lo que hacía que mis tetas estuvieran más paraditas).

Sofi no perdió tiempo y se tiró de cabeza en mi pecho. Besaba con pasión entre mis tetas mientras sus dos manos me las amasaba y tocaba. Yo tenía los ojos cerrados dejándome llevar por el placer que me estaba provocando.

De a poco, sus besos fueron subiendo desde mi panza hasta llegar a mis pezones. Los cubrió con la boca y su lengua jugaba al rededor de ellos, pero sin tocarlos. Primero con una. Luego con la otra. Abría grande la boca y la cerraba apretando con sus labios.

Sus manos seguían firmes en mis tetas, pero ahora sus besos volvieron a bajar. Mi panza, mi costado, mis piernas. Con la boca mordió el shorcito que usaba para dormir haciéndomelo bajar un poco. Pasó su lengua por toda mi cintura.

Quería gritar, pero no podía. "Te animás a probar vos?" me dijo tocándose las tetas. Me levanté de golpe. Mi amiga me había súper calentado. Le iba a hacer caso en cualquier cosa que me pidiera, me tenía a su merced.

Sofi se acostó en la cama y yo me puse arriba. Con un poco de timidez agarré sus tetas, imitando lo que ella me había hecho. Me agaché poniendo mi cabeza sobre su pecho. Agarré una y empecé a besarla, como si me la estuviera tranzando con la lengua. La rodeaba con mi boca, la chupaba y lamía entera.

Después hacía lo mismo con la otra. Yo estaba sentada arriba de ella, como cabalgándola. Las manos de Sofi estaban en mi cola. Agarró el shorcito y me lo sacó. "Acostate acá", me dijo sacándome de encima. Terminó de desvestirme y se puso entre mis piernas nuevamente.

Otra vez, su boca jugaba en mi cintura y mis muslos. Con sus manos empezó a tocar cerca de mi concha. Sus dedos abrían un poco mis labios. "Ay siii", exclamé cuando su lengua rozó justo mi entrepierna.

Despacio, fue metiendo sus labios (de la boca) en los míos (de la concha), hasta que se la comió por completo y empezó a lamer con fuerza. Evidentemente, no era la primera vez que lo hacía porque sabía muy bien que hacer.

Me estaba volviendo loca de placer. Uno de sus dedos empezó a jugar en círculos justo en la entrada de mi vagina. Hasta que de golpe lo enterró. Ahora Sofi ya no chupaba más mi concha y se dedicaba a cogerme con los dedos. Cuando se iban lubricando iba metiendo otros.

Tres dedos entraron y se movían rápido dentro mío. Yo no paraba de mojarme y gemía por lo bajo mordiéndome los labios. Después de un rato, siguió chupándomela sin sacar los dedos. Mi cuerpo se estremeció cuando me dio esos últimos golpes con su lengua haciéndome acabar. Me tuve que tapar la boca para no pegar un grito y despertar a toda la familia.

Sin sacar los dedos, se levantó y me besó, mientras empezaba a moverlos nuevamente. La otra mano la apoyó en una de mis tetas. Yo tenía las piernas abiertas suspendidas en el aire. Mi cuerpo ahora le pertenecía a ella.

Se detuvo un instante, sacó sus dedos de mi concha y los chupó. "Te animás?", me preguntó mientras se tiraba en la cama abriendo sus piernas y se tocaba la concha.

De la calentura que tenía, y la curiosidad de probar, ni lo pensé. Sofía se acostó y yo me puse entre sus piernas. Acerqué mi cara a su concha. Primero la toqué, la sentí mojada y chorreando. Suavemente fui besando sus piernas hasta llegar a su concha, como ella lo había hecho conmigo.

Después de un rato de jugar en la zona, abrí mi boca y me la comí. Primero, cerré y apreté con mis labios, como besándola. Luego, empecé a jugar con mi lengua. Los gemidos de Sofi me indicaban que estaba haciendo las cosas bien.

"Meteme un dedo Agus", suplicó mi amiga. Me lo mojé con saliva y despacio lo fui enterrando en su concha totalmente lubricada. Mi dedo se deslizaba con facilidad dentro de ella. Volví a poner mi lengua sobre su concha sin dejar de mover el dedo. "Aaayyy siiiii, daleeee movelo movelo rápido!" me incentivaba ella, mientras yo me desesperaba en mover con más velocidad mi lengua y el dedo.

Me hizo levantar y acostar al lado de ella y comenzamos a besarnos. Me puso de costado, con una de sus tetas en mi boca poniendo mi mano sobre su concha y me obligó a masturbarla. "Meteme otro dedo" me dijo y le obedecí de inmediato. Yo le comía las tetas y Sofi no paraba de gemir. Su cuerpo se movía cada vez más fuerte.

"Vení, quiero chupartela de nuevo", me dijo acomodándome arriba suyo. Nos pusimos haciendo un 69, quedando mi rostro clavado entre sus piernas. La agarré fuerte de la cola y enterré mi cabeza en su concha. Podía sentir como sus gemidos se ahogaban en mi entrepierna. Su concha estaba chorreando y esa imagen me excitaba mucho. Ver en vivo y en directo como se mojaba y salía tanto flujo de su vagina cayendo sobre mi cara.

Su lengua llegaba a lugares que no había inspeccionado antes, y esas sensaciones me estaban volviendo cada vez más loquita. "Ay, Agus mirá como te estás mojando toda!" me decía Sofi mientras con la lengua bebía el flujo que salía de mi interior.

Me levantó y me puso en 4. "Estás re caliente pibita, te voy a coger toda" me dijo, sacada totalmente. Me hizo quebrar la espalda y levantar la cola. Sus manos abrían bien mi cola y mi concha, dejando todo expuesto para que con su lengua me penetrara, primero rozando los bordes y luego metiéndola y sacándola.

Yo me agarré de la almohada y y la mordí, mientras ella seguía jugando conmigo. De repente, su lengua empezó a subir y chuparme entre el ano y la concha. Fue una sensación extraña. No quería que lo hiciera, pero la electricidad que recorría mi cuerpo con cada toque de su lengua impedía que dijera algo.

Empezó a animarse a ir más y más arriba. Hasta que llegó a mi ano y lo rodeó con la lengua, empapándolo. Nunca habían estado tan cerca de mi colita. Sofi tenía mis nalgas separadas mientras con la lengua ya me chupaba el ano casi penetrándolo.

Yo no entendía como eso podía excitarme tanto. Después metió un dedo en mi concha y ahí exploté. Largué un "Aaayyy siiii" que me salió de adentro, tan adentro como estaba su dedo en mi concha.

"Acabemos juntas", dijo Sofi haciéndome dar vuelta. Entrelazamos nuestras piernas, quedando nuestras conchas en contacto y empezamos a franelearnos. Sofi se tiró completamente sobre la cama y tocaba sus pechos, mientras sus caderas se movían para rozar su clítoris con el mío. Yo estaba quieta, sin saber qué o cómo hacer. Después de un rato, reaccioné y mi propio cuerpo empezó a moverse al ritmo de ella.

Estuvimos un rato franeleando hasta que Sofi acabó. Estiró sus piernas y largó un suspiro de placer. Se frenó y se acostó a mi lado. Empezó a masturbarme con sus dedos, rozando mi clítoris, mientras nos besábamos desaforadas ahogando mis gemidos en su boca.

Yo estaba hiper sensible y caliente y no tardé en acabar. No me podía ni mover. Nos quedamos las dos, una encima de la otra. Sentía el perfume de su piel y sus manos suaves sobre mi panza. Cerré mis ojos, y empecé a acariciar sus muslos que estaban sobre mi.

No pasó mucho tiempo hasta que nos quedamos dormidas. Al día siguiente nos levantamos y yo volví para mi casa. "Agus", me dijo desde la puerta. "Quiero verte hacer eso que me contaste", me quedé pensando a que se refería hasta que reaccioné que era la "garganta profunda". "Te animás?". Entendí a que se refería.

Quería que estemos ella y yo, con otro chico. De a poco mi cabecita adolescente iba pervirtiéndose. Pensé un poco, y la verdad que la idea no me disgustó. No solo por probar otra vez la capacidad de mi garganta, sino también por estar con ella como esa noche. "Dale", le respondí. Nos despedimos y me dijo un "te aviso" que me retumbó tanto que me hizo correr un escalofrío por la espalda... y fuego en la conchita.

Descubriendo la puta que hay en vos

Agus

En general, nosotras salíamos a bailar a boliches para más grandes. A los chicos no los dejaban entrar, asi que seguían yendo a los de nuestra edad. Ese sábado luego de hacer previa todos juntos como solíamos hacer, nos separamos y nos fuimos cada grupo por su lado.

Entre los chicos con los que siempre salíamos estaba Gero, que aún era mi novio, a pesar de las frecuentes garchadas que me pegaba con el hermano de Juli

Pero justo ese día había un control estricto en la entrada del boliche y pedían DNI a todo el mundo. Así que nos quedamos afuera.Nos tomamos un taxi y nos fuimos para el boliche donde estaba mi novio y los otros chicos. Ni bien entramos, encontramos a la banda, pero Gero no estaba. Di un par de vueltas para ver si lo encontraba, y para mi desgracia (o suerte) lo hice: en un costadito apretando con una pibita.

Me enojé mucho, y a esa edad solo te sale hacer escándalo. Me paré al lado le pegué una cachetada y le dije de todo. La pendeja desapareció al toque, se habrá asustado. Cuestión que le metí una escena de aquellas. El boludo no sabía como justificarse.

Me largué a llorar (caradura total) y volví con mis amigas. Tenía una bronca terrible. Pero en lugar de irme, decidí quedarme. Y hacerle pasar un mal rato al pobre Gero. Porque me quedé con las chicas cerca de donde estaban ellos, y bailé con todo el que me lo pedía.

Franeleaba un rato, me lo tranzaba y lo descartaba. Así pasaron varios. Habrán sido 6 o 7 pibes que me comí justo delante de él, me dejaba tocar y apoyar sin ningún problema por el chico de turno. Él intentaba hablar conmigo pero lo sacaba a los gritos.

Esta seguidilla se cortó cuando me encontré un vecino mío. Me quedé un rato charlando con él y su amigo (que no conocía), y les conté la situación. A esa altura yo también estaba re borracha, y por supuesto, mi vecino no tardó en aprovecharse de esto y terminamos tranzando contra la pared. Para hacerla mejor, después de un rato me lo terminé comiendo al amigo también.

Cuando la situación no daba para más, y los dos pibes se habían dado cuenta de mi estado, me propusieron llevarme a casa ya que por mis propios medios no iba a poder ir muy lejos. Salimos los 3 y nos tomamos un taxi pero fuimos a la casa de Javi, mi vecino, que vive a la vuelta de la mía. Subimos, me senté en una silla y me tiré a dormir sobre la mesa, mientras sentía que a lo lejos los chicos hablaban .

Javi me ofreció agua, mientras me acariciaba el pelo. Me corrió un poco de la silla y se sentó al lado mío. Me abrazó y empezamos a tranzar. Me metía mano por todos lados y yo estaba cada vez más caliente. Me levanté y me senté arriba de sus rodillas. Ahi se terminó de pudrir todo: me levantó la pollera hasta la cintura y me agarraba fuerte de la cola mientras nos comíamos la boca desesperadamente.

Inconscientemente, me movía franeleando mi concha húmeda contra su pierna. De pronto, el amigo de Javi me agarra de los pelos y me besa. Me había olvidado por completo de él, pero yo ya estaba en un estado que no me importaba nada y le comí la boca con la misma intensidad que a su amigo.

Me hicieron levantar y arrodillar en el piso. Mi respiración se agitaba al verme indefensa entre los dos chicos, que despacio iban desvistiéndose. Sus pantalones cayeron al piso, dejando sus pijas al aire. Me quedé hipnotizada mirándolas mientras ellos se la tocaban y pajeaban delante mío. Javi me hizo reaccionar. "Dale, Agus... chupala" me dijo poniéndome su verga dura en la boca.

La agarré con una mano y me la fui metiendo en la boca. El otro pibe se puso a mi lado y me apoyó su verga en la cara. Moví apenas mi cabeza y tenía el tronco delante mio, que lo tragué y chupé despacio.

Abrí mi boca, tragué lo que más pude y la saqué apretando mis labios contra el mástil de carne que estaba saboreando. Hice eso alternando las dos pijas, mientras en mis tetas tenía las manos de los chicos.

Me hicieron levantar y me llevaron a la habitación de Javi. Me acostaron en la cama y Javier se tiró a un costado. Nos empezamos a besar, mientras su mano bajaba por mi panza hasta mi concha. Cuando me la tocó, salté.

Me tembló todo el cuerpo y no pude evitar gritar. "Uhh que caliente que estás putita" gritó el amigo de Javi mientras se tiraba entre mis piernas a chupármela. Mis gritos los tapaba Javi comiéndome la boca.

Mi vecino se arrodilló en la cama, y me puso la pija en la boca. Su amigo me cogía con los dedos con mucha intensidad. Quería gritar pero no podía. Me estaba haciendo delirar de placer y eso lo expresaba en la efusiva chupada de pija que se estaba ganando Javier.

Yo no podía estar más mojada. El otro flaco se incorporó y sentí la punta de su pija en mi concha. "Despacio", es lo único que llegué a decir. Su verga se fue abriendo paso con dificultad en mi casi nueva vagina.

"Uhh está re apretada", decía el chabón mientras empezaba a cogerme. Javier seguía con su pija en mi boca y con sus manos me manoseaba las tetas. De la sensación de placer tan extrema que tenía solté la pija para largar un gemido atrás de otro con cada embestida que recibía.

El ritmo fue cada vez más rápido. Me dolía pero no podía decir que parara ni que fueran más suaves. Me encantaba sentir la punta de la pija golpear el fondo de mi concha y sentir como se abría y mojaba cada vez más.

"No aguanto más... está re apretada. Quiero un pete de esta puta", dijo el flaco sacando la pija y dejando el lugar a su amigo, que me penetró sin dificultad. Entró más fácil, ya que el anterior me había pegado una buena cogida y encima era más ancha; asi que  me la dejó bien abierta para la otra pija.

Después de un rato, me dio vuelta y me puso en 4. Su amigo se sentó contra el respaldo de la cama y agarrándome de los pelos me la metió en la boca. Ahora podía chuparla mejor. Javier se paró encima mío y acomodó mi cola levantándola. Fue bajando hasta clavar su pija en mi concha y seguir cogiéndome.

Su amigo disfrutaba de mi boca. Me agarraba de la cabeza y me la metía hasta el fondo. Recordaba lo que me había enseñado Daniel en el telo. Con la lengua recorría todo el tronco, lo salivaba y luego me la metía en la boca pajeándola con las manos y mis labios.

Sentía que me chocaba contra la garganta, pero aguantaba las embestidas y ya me había acostumbrado a las arcadas. "Mirá como se la banca la putita esta boludo..." le decía a Javi mientras agarraba mi cabeza y me la bajaba un poco más de la mitad.

"Terrible... terrible... terrible" gritaba Javier, como con bronca, mientras aceleraba el ritmo y me cogía cada vez más fuerte. No pude aguantar tanto y me saqué la pija de la boca para gritar.

"Te gusta putita? Te gusta?", me gritaba Javi que ahora me había agarrado de los pelos y me penetraba bien profundo. Su cuerpo chocaba contra mi cola haciendo un ruido que me exitaba. "Siii siiii cogeme cogeme", gritaba como loca. Yo estaba agarrada de las sábanas y de la pija del otro pibe, que lo pajeaba torpemente siguiendo las embestidas de mi vecino.

En ese momento, el otro pibe acabó dejando saltar un chorro blanco y espeso de leche sobre su cuerpo. Cuando terminó de eyacular, agarró mi cabeza y me hizo limpiarle la verga. Le pasé la lengua por el tronco chorreando, aunque mucho no me gustó y traté de esquivarle limpiándola con la mano primero.

"A ver si es verdad que la chupás bien", dijo Javier sacando su pija de adentro. Se paró en el borde de la cama y me hizo sentar frente a él. Me acarició la cabeza con ternura y me fue llevando hacia su poronga.

Abrí mi boca, saqué la lengua y lo miré a los ojos mientras le rozaba la cabeza de la verga. Después de un rato me la metí en la boca. De a poco fui metiéndome cada vez más carne, llenándome la garganta.

Me faltaba muy poco pero sentía que no podía tragar nada más. Hasta que Javi, que nunca había sacado sus manos de mi nuca, me pegó un empujón suave pero firme que me la hizo meter toda de golpe.

Quedé tosiendo con la verga atravesada en la garganta. "Aguantá aguantá" decía Javi mientras me lagrimeaban los ojos. Después de un rato me soltó y como un resorte me la saqué toda. De la pija chorreaba mi saliva.

Tosí y tomé aire un rato, y se hizo un silencio en la habitación, esperando que lo puteara o me enojara y me fuera. Pero extrañamente, esa sensación de sentirme asfixiada con la pija me había calentado mucho.

Cuando me recuperé, volví a agarrarla. Me la seguí metiendo en la boca. Cuando llegaba hasta el fondo, Javier repetía lo mismo. Lo hizo un par de veces hasta que acabó echándome toda la leche en mis tetas. Me tiré en la cama con la leche chorreando por mi cuerpo.

Javi me alcanzó una toalla y me limpié el cuerpo. Su amigo estaba otra vez al palo, manoseandome. Yo me encendí al toque y ya fuera de control me tiré de cabeza a chupársela.

El flaco se acostó en la cama, y yo quedé arrodillada entre sus piernas. Como había hecho con el amigo, me la metía hasta el fondo y mantenía la verga en mi garganta hasta que no aguantaba más. Sentía como su pija latía cada vez que la rozaba con mi lengua. Ahora si, con un poco de esfuerzo pude tragarme toda la pija del pibe, hasta que mi nariz golpeó su abdomen.

Javier aprovechó mi posición para tocarme la cola. Me abrí de piernas, en 4, y levanté la cola sin dejar de chupar la otra pija. Javi empezó a besarme y chupar la concha metiendo su lengua dentro mío.

De a poco fue subiendo rozando la entrada de mi colita. Me asusté y lo frené, justo cuando empezaba a querer escarbar con sus dedos. "La cola no!". Fue a lo único que dije que no en la noche, y era algo que todavía no me había animado a hacer. Y no quería que en esas circunstancias fuese la primera vez.

Javier volvió con su lengua a mi concha, y yo con mi boca a la pija de su amigo. La sentía durísima y latiendo con cada chupada. El flaco me frenó y me agarró de los brazos. "Vení, quiero que cabalgues un poco pendeja". Me fui moviendo sobre su cuerpo, hasta llegar a su pija. Me acomodé y la clavé de golpe. Estaba bien lubricada por la calentura que tenía y por la genial chupada de Javi.

Me sentía en el cielo. Empecé a moverme fuerte, tan fuerte que un par de veces se escapó la verga de mi concha. "Está poseída", decían entre ellos. Yo seguía cogiéndome al chabón, mientras me manoseaban y Javier aprovechaba para ponerme otra vez la pija en la boca.

Por mis movimientos cabalgando no pude darle una chupada como unos minutos antes. Salté un rato más en esa verga dura, y el loco no pudo aguantar más. Acabó con su pija enterrada en mi. Me hicieron acostar en la cama y Javi nuevamente me penetró. Levantó mis piernas y y las juntó sobre sus hombros.

Con sus brazos empujaba mi cuerpo haciéndolo golpear fuerte contra el suyo y clavándome con violencia su verga. Yo gritaba desencajada y exploté en dos orgasmos casi simultáneos. Uno corto, pero bien fuerte que me hizo temblar toda y el otro más suave, pero que duró más tiempo. Todo esto sin que Javier detuviera el ritmo animal de su garchada corta pero profunda. Mi concha me ardía pero no quería parar.

Javier salió rápido de adentro mío gritándome que me la tragara toda. "En la boca no!" alcancé a decir mientras apoyaba su pija en mi cara. Cerré mis ojos y corrí un poco la cabeza, haciendo que apoye la verga en mi cachete. Javi se pajeó un rato y me largó toda la leche en la cara, salpicándome la frente y el pelo.

Me quedé en esa posición hasta que me ayudaron a limpiarme un poco. Estaba destruida. Sentía mi concha abierta y latiendo. Me ardía como nunca antes. Me dolía un montón pero estaba contenta. Cuando vi la hora me quería matar. Se había hecho tarde y tenía que volver a mi casa (por suerte era a la vuelta). Agarré mis cosas y me fui, acompañada por Javier.

En el camino fui leyendo una catarata de mensajes de Gero. "Mi amor, por favor perdoname". "No sabía lo que hacía, perdoname". Después, evidentemente se enteró que me fui con Javi y el amigo y parece que se enojó un poco.

"Te fuiste con dos pibes? estas loca?". "No pensé que fueses tan puta te fuiste a coger con dos pibes te odio puta". Y otros insultos tratando de hacerme sentir mal. La realidad es que yo tampoco pensé que fuese tan puta, pero me encantó y disfruté mucho descubrirlo. Y ahora solo tenía ganas de seguir experimentando.

Vacaciones en Mardel

Durante muchos años, con mi familia (mis viejos, mi hermano mayor, y yo) acostumbrábamos a ir de vacaciones a Mar del Plata. Alquilábamos una casa y estábamos ahí casi todo un mes. Pero este año, iba a tener algunas cositas nuevas.

Los amigos de mi hermano iban a ir la última semana. Y "los amigos", incluía a Lucas

Desde el último encuentro no volvió a pasar más nada con él. Había estado en mi casa, pero no se volvió a dar la situación, él no la buscó y yo era demasiado tímida como para encararlo (es casi 6 años mayor que yo).

Además, me sentía mal porque, como había contado en el relato anterior, no me la banqué cuando me quiso hacer la cola (lo intentó, pero me dolió mucho y no pude seguir) y estaba re convencida que esa era la razón del distanciamiento.

Los días pasaron y cuanto más se acercaba la fecha, yo me ponía más nerviosa. Y más cuando mi hermano dice que habían llegado; preguntándole bien a mi viejo la dirección del balneario donde estábamos.

Me recosté en la arena, dando mi mejor perfil (o sea, cola para arriba). Llegaron, en total eran 4, yo me hacía la que no escuchaba con los auriculares puestos y leyendo una revista. Cuando se acerca uno a saludarme, me paré y los fui saludando, para volver a la arena a seguir leyendo.

En lo que siguió del día, me dediqué solo a calentarlo. Me tiraba a tomar sol de frente a él, de espalda, me ponía bronceador como si me estuviera acariciando todo el cuerpo, le daba todos los espectáculos posibles. Con los lentes de sol podía espiar si él miraba, y algunas veces lo pesqué como se hacía el boludo y no se perdía detalle.

Me fui a comprar un licuado, pasando cerca de donde estaban y sentía como la mirada de los amigos de mi hermano me seguían. Me apoyé en el mostrador en puntas de pie tirando la cola para atrás. Seguro seguían mirando, pensaba. Hasta al vendedor se le iban los ojitos pobre. Volví caminando como si estuviera en una pasarela (jodido hacerlo en la arena...).

Y la rematé cuando vinieron unos RRPP a repartir entradas e invitar a boliches... Uno me chamuyaba mientras yo me hacía la linda, me acercaba y lo tocaba " sin querer". Todo adelante de Lucas. Claro, estaban también los amigos, que no se perdían ningún detalle tampoco... pero no me importaba. Y mis padres que siempre algún llamado de atención para que no sea "tan puta" (obvio no eran esas sus palabras) tiraban.

Esa noche pasaron a buscar a mi hermano para ir a bailar. Yo ya estaba como para ir a dormir, con mi ropa de cama de verano (una remera larga que traje de Disney). Lucas no estaba con ellos, así que saludé y me fui a dormir, aunque me quedé escuchando a ver si decían algo de él.

"Que buena que está Juli.. Un infierno! Cuando creció tanto?", escuché a uno de los chicos... "Callate boludo..." le contestó mi hermano, haciéndose el que no le importaba (aunque no es celoso, le jode que digan esas cosas delante de él), "además olvidense. Por ahí ya pasó Lucas... no tienen chances!". "Uhhh noooo pobreciiiita jaja", se empezaron a reír los otros, en clara alusión al (por lo visto conocido) tamaño de su pija.

Yo me quedé despierta, en la notebok jugando. A las 5.30am, escuché la puerta abrirse. Era Lucas que traía a mi hermano borracho, arrastrándose. Me empecé a reír mal mirando como lo traía arrastrándolo. Lo ayudé a llevarlo a la habitación y después lo acompañé hasta la puerta. Antes de irse, Lucas se paró en la puerta, me miró de los pies a la cabeza y me dijo:

- Vos no salís?
- No tengo con quien...
- Bueno, podés venir un día con nosotros, si querés.
- Si puede ser... convencelo a mi hermano, para que convenza a mis viejos- le respondí sonriendo, haciéndome la desinteresada.

Seguimos hablando un rato, hasta que de la nada me dijo:


- A vos te parece calentar de esa forma al amigo de tu hermano... puede ser peligroso.
- Ah si... (ya tenía su boca respirándome cerca)... pensé que no te habías dado cuenta
- jaja... en serio?? boluda desfilaste adelante nuestro todo el día... me volvíste loco... Y de verdad... esperaba que estés despierta para verte.
- Y peligroso por qué? - le dije, retomando lo que había dicho. Él no dijo nada. Me agarró de los pelos y me comió la boca con toda la calentura acumulada del día.

Mientras me besaba, me levantó la remera para descubrir que estaba completamente desnuda.

- Dormis asi siempre vos?
- Te estaba esperando a vos.- le respondí guiñándole el ojo.

Fuimos hasta mi habitación abrazados comiéndonos la boca, chocándonos con paredes, puertas, muebles. Hasta que llegamos; cerré la puerta y cuando me di vuelta él ya estaba encima mío sacándome la remera. Me tiró en la cama y fue derecho a violarme con la lengua. Puso su cara entre mis piernas y me regaló una chupada de concha fantástica que terminó de encenderme. Me volvía (bueno, vuelve) loca como me la chupaba.

Me empecé a tocar las tetas, la panza, recorría mi cuerpo con mis manos y me calentaba más... Movía mi cabeza para todos lados, trataba de no gritar, pero no podía evitar largar varios gemidos por lo bajo. Mientras, Luquitas abajo hacía maravillas. No me la chupaba, me la comía!!! No daba más de aguantarme los gritos!

Se paró, yo todavía seguía acostada recuperando el aliento. Se bajó el pantalón y sin que tenga que decir nada me levanté y se la empecé a chupar. Y no va que se le ocurre la brillante idea de empezar a meterme un dedo en la concha... después dos... Y no aguanté más: "PONEMELA YAAAAAAAAAAAAAAA!!!!" le supliqué entre gemidos.

Se tiró arriba mío y la empezó a enterrar. La tenía algo desacostumbrada, pero despacito fue cediendo. Además era tanta la calentura. Cuando mi concha se acostumbró al matafuego de Lucas, él empezó a moverse cada vez con más fuerza. Me agarré fuerte de sus hombros porque parecía que con cada embestida podía salir disparada de la cama.

"Que calentura me hacés agarrar pendeja", dijo y se levantó para descargar toda la leche en mi panza. Me sequé el semen con mis manos y me levanté. Le agarré la pija, se la limpié con la lengua, me di vuelta y levanté la cola. "Pero mirá la gatita como pide más pija!", decía Lucas. No tardé en sentir otra vez su pija todavía dura entrando nuevamente en mi concha.

El sentir la punta nomás me hizo temblar y acabé mojando toda la cama. Lucas me agarró de los pelos y tirando mi cabeza hacia atrás me dijo al oído "esto es por haberme calentado toda la tarde". Dicho esto, me pegó una garchada salvaje espectacular. Me hacía sentir una puta... su puta, y me encantaba.

Estaba descubriendo que me gustaba mucho que me trataran de esa forma, porque no paraba de mojarme. "Ay si dale más fuerte, cogeme así.. soy tu puta, haceme lo que quieras", llegaba a decirle mientras él seguía montándome con fuerza. Lucas seguía cogiendome mientras me tapaba la boca con una mano para que yo pudiera desahogarme gritando y no despertar a nadie.

Yo trataba de darle la mejor imagen de mi cola levantada haciendo desaparecer su pija en mi concha. Hasta que no aguantó más, y agarrando su pija con las dos manos, puso el tronco entre mis glúteos y se pajeó con mi cola, hasta acabar. Un chorro fuerte de leche me cayó en la espalda.

Su pija chorreaba en mi cola. "Boludo parate que vamos a manchar las sábanas!", le grité saliendo del trance que me habían provocado esos dos polvazos, al sentir como la leche caía por el costado de mi cuerpo.

Esa noche nos pusimos al día, aunque después se hizo difícil coincidir. Cuando veíamos un hueco nos escapabamos y metíamos algún rapidito a escondias. Uno de los días, en la playa, mientras comíamos, mi hermano se acerca y me dice: "Juli, esta noche querés venir a bailar con nosotros?." Los miré a mis viejos, que no tuvieron problemas porque, como iba el hermano mayor, ¿qué podía pasar?

Apenas entramos al boliche, Lucas se me puso al lado, como para no perderme de vista. De atrás noto como mi hermano nos agarra a los dos, nos abraza y nos dice: "chicos, aprovechen que está la casa sola, mis viejos se piensan que vos estás acá, nadie los va a molestar...yo los cubro. Y vos (dirigiendose a Lucas)... cuidamela" le guiñó el ojo y se fue. Nos miramos y desaparecimos del boliche.

Llegamos a la casa que alquilaban los chicos, estábamos más tranquilos que las otras veces, y sabíamos que teníamos toda la noche. Él siempre era el que tomaba la iniciativa, así que esta vez quise ser yo la que empiece.

Lo senté en una de las sillas y le bajé el pantalón. Sin decir una palabra le empecé a tocar las bolas y a pasar la lengua en los alrededores de la pija que de a poco empezaba a tomar dureza. Me calentaba mucho chupársela todavía media dormida y sentir como en mi boca se ponía cada vez más grande y dura.

Seguí un buen rato hasta que se paró y me tiró al piso. Me sacó toda la ropa y se acostó al lado mío, empezando a tocar mis piernas, marcando con la punta de sus dedos el recorrido hasta la ya empapada concha que me latía de lo caliente que estaba. Un dedo... dos... tres... los movía muy despacio. Le comía la boca. Lo pajeaba... Sacó uno... los giraba. Los metía... Basta! Quería pija ya!

Se acostó boca arriba y levantó el mástil inmenso y duro. Mi concha pedía a gritos que me siente ahí arriba. Y eso hice. Despacio, empecé a bajar. No podía entrar toda. Sentía que me partía a la mitad. Me empecé a mover con casi la mitad de la pija adentro, mientras me mordía los labios tratando de llevar la concentración del dolor al placer.

Me levantó y me agarró de las piernas, poniendo mi concha en su cara. Me la empezó a chupar, metiendo la lengua. Yo empecé a moverme sobre ella como si fuese una pija. Terrible como me puso, me temblaba todo. Sentía como me chorreaba la concha sobre su cara.

Volví otra vez a sentarme en su pija pero ahora con la cabeza a mil y dispuesta a enterrarla toda. Cómo, no lo se. Pero entró. Cada vez que me levantaba y bajaba parecía un momento eterno, no terminaba de salir o entrar nunca.

Me empecé a mover más fuerte, él se movía y me levantaba con cada embestida. Ahora no tenía que aguantarme ningún grito. Estaba sacada, gemía y gritaba pidiendo que no parara (tampoco él tenía intenciones de hacerlo).

Un escalofrío recorrió mi espalda haciéndome temblar todo el cuerpo. Había sido el orgasmo más fuerte e intenso de mi vida. Lucas se paró por un momento al verme exhausta y sentí como con su dedo empezó a jugar en la puerta de mi culo. Estaba tan caliente que no me importaba nada, me di cuenta como metió un dedo y después otro. Se lamía los dedos y los volvía a meter.

Mi colita empezaba a dilatarse. Empecé a moverme de nuevo... pero ahora haciendo movimientos para enterrarme bien la pija en mi concha y otro para que se entierren bien los dedos en mi cola.

"Hacemela... Metemela por la cola, dale..." le dije sin pensar, solo motivada por la terrible calentura que me causaban esos dedos juguetones y esa pija abriéndome en dos. Aceleró el ritmo, me tiró al piso y me bañó en leche. Sin decir nada, se fue dejándome tirada sin poder moverme, cubierta de su semen caliente.

Con mis manos empecé a jugar con su acabada desparramándomela por todo mi cuerpo. Tocar la leche y sentir como se mezclaba con mi piel me calentaba.

Lucas volvió con un lubricante. Por un momento, y con la cabeza un poco más fría, deseaba que se haya olvidado de mi pedido, pero no. Me puso en 4 y me siguió cogiendo bien duro por la concha, mientras seguía metiéndome los dedos en la cola, enchastrando todo con el lubricante. "Esperá, vamos a la cama" le dije. Quería estar más cómoda, me dolían las manos, los codos y las rodillas de estar en el piso.

Me acomodé en la cama y ya sin decir nada me puse en 4, agarré una almohada y la mordí. Todo tuyo, pensaba mientras levantaba la cola entregándosela por completo. Con las manos abrió mis nalgas y enterró su lengua lamiendo despacio mi ano que poco a poco iba relajándose.

Cuando sentí la punta, me acobardé por un segundo cerrando el agujerito. Lucas me acarició el pelo y me besó, tranquilizándome. Volvió a pasear la punta de su pija llena de lubricante por mi cola y mi concha haciendo que de forma natural volviera a abrirse y pedir carne.

Empezó a empujar. Podía sentir como se iba abriendo paso cada vez más adentro. Mi cola se desgarraba con cada centímetro que entraba. La sacaba un poco. Más lubricante. Otra vez. Las lágrimas ya me empezaban a salir, pero no quería parar. "vamos bien?", me preguntaba. "Si dale seguí" dije con dificultad, sin dejar de morder la almohada.

De pronto, el dolor empezó a parar. Me empecé a relajar más. Sus caricias me tranquilizaban. Me empecé a mover yo. Solté la almohada para poner mi espalda derecha y empecé a empujarme con las manos. "Ay si por Dios.. me estás matando, no parés! me encanta" le decía gimiendo y gritando, descargándome por todas las noches que no lo había podido hacer.

"Yo sabía que esta colita se la iba a bancar, Juli.. que hermoso culo tenés.. ahora es mío, sabés?!", me decía mientras me enterraba cada vez más su pija y sus manos apretaban mis nalgas con fuerza. "Ay siii es todo tuyo, me encanta tu verga, me rompe toda... dale seguí!" respondía yo. Sentir esa poronga en el culo me encantaba. No quería parar más.

No podía creer como estaba gozando tanto sintiendo entrar y salir tanta carne de mi cola. Ya las lágrimas se habían secado y los gritos y gemidos de placer predominaban. Cuando la sacó sentí la cola bien abierta y que me latía. Un chorro caliente golpeó en mi espalda.

Me tiré en la cama. No daba más. De a poco, fui sintiendo como mi ano iba volviendo a cerrarse, aunque ya no tan cerradito como antes. Lucas se acostó al lado mío. No pasó mucho tiempo para que tuviera nuevamente su pija en mi boca, y empezar otra vez todo de nuevo. Menos la cola... no me recuperé de esa culeada por un tiempo largo.

Esa semana cogimos todos los días. A veces dos, a veces tres veces por día. Habíamos oficializado nuestra condición de "amantes". Estaba totalmente entregada. Me había vuelto "su" puta.


Otra previa zarpadita

Las previas que hacíamos con mis amigas y amigos antes de salir a bailar muchas veces eran más emocionantes que el propio boliche. Pasaba de todo. Como ya había contado antes, sobre una previa con mis compañeros del cole; ahora me tocó estar en otra pero en un ambiente distinto.

Desde los 7 años jugué al hockey. Mi familia es "histórica" en el club, mi abuelo fue dirigente y mi viejo estuvo en la comisión directiva también. Con las chicas del colegio me liberaba más, como en esa previa anterior. Pero en el club siempre tuve que tener otra imagen totalmente distinta.

Es un ambiente muy falso, mucho caretaje y se habla mucho al pedo. Trataba siempre de mantenerme al margen de los puteríos, y mi familia se podía enterar fácilmente. Encima, yo estaba siendo preseleccionada para las juveniles nacionales, por lo que mi imagen era (casi) intachable. Todo esto, a la edad que yo tenía en ese entonces, era una presión muy grande.

El hecho que voy a contar a continuación, es uno de los pocos donde dejé mi santidad un rato en "el mundo club"... el primero, no lo conté y no es muy relevante; este es el segundo. Ya vendrán otros en próximos relatos.

Vamos al grano... terminaba el año, y decidimos con las chicas de mi división salir a festejar el sábado después del último partido. Se sumaron los chicos de rugby también. Yo estaba jugando una categoría más arriba que la mía, y estas chicas se juntaban con los chicos de rugby más grandes que ellas. Así que yo era la más pequeña en ese grupo.

Nos encontrábamos en la casa de uno de los chicos a previar y después a bolichear. Yo tenía onda con uno de los chicos, pero nunca había pasado nada más que algunos besos en algún boliche que nos habíamos cruzado. Ese día este chico, Seba, estaba decidido a ir por más. Y lo tuve al lado mío chamuyando sin parar. Ya hasta me empezaba a parecer pesado.

En un momento, que me dejó tranquila, me levanté y me fui al baño. Cuando salí, lo tenía esperándome en la puerta. Después de hablar y tratar de hacerle entender que NO era el lugar (como había dicho antes, no quería que me vieran haciendo "cositas"), empezamos a chapar (nunca fui muy convincente para dejar claro un NO... pero bueno) Ya nos conocíamos: éramos dos calentones terribles.

Siempre que chapamos, terminábamos re calientes y sin poder concretar nada (más que nada por mí, ya que siempre ponía una excusa para no garchar). Sinceramente, por más pesado que era, tenía un lomazo y eso me mataba... todo marcado, por donde toques era una roca. Terrible. Y yo había descubierto que bajar la mano y tocar abdominales marcados me calentaba mal.

La cosa se ponía cada vez peor (o mejor): yo con la pollera levantada por la mitad de la cola, con su mano tocándome la concha por arriba de la tanguita y con la otra mano jugando con mis tetas. Y yo que ya le había desabrochado el pantalón y le masajeaba la pija con la camisa toda desabrochada. Todo esto, en un rincón de la casa al lado de la puerta del baño.

A ninguno le importó dónde estábamos, hasta que lo obvio pasó: alguien fue al baño y nos encontró a los dos: yo con la pollera levantada por la cintura y una teta al aire y él con la camisa y el pantalón desabrochado y la pija colgando. Por suerte era una de mis amigas, así que no hubo mucho escándalo más que unas risas y un "boludos vayan a garchar en privado!".

Nos vestimos y nos fuimos (si era uno de los otros pibes salía en la revista mensual del club). Nunca habíamos llegado tan lejos. Estábamos hirviendo los dos. Seba me agarró del brazo y me susurró al oído "esto no puede terminar así", y volvió con los pibes. No nos dimos más bola, pero ese día estaba decidida a dar ese paso. En el boliche desaparecimos los 2 toda la noche. Nos pusimos en un rincón, y solo paramos de comernos la boca para ir a buscar algo para tomar.

Cuando estaba por terminar, él no se me despegó un instante... no quería que se le escape la presa. Salimos, me repitió "no nos podemos quedar así hoy". Y la verdad que no daba. Yo le puse carita que estaba regalada. Así que encaramos para su casa. Vivía en un departamento de pasillo. No llegamos a la casa. Nos agarramos en la entrada nomás. No aguantamos.

Me empujó contra la pared me agarró las manos arriba de mi cabeza y con la otra mano me metió de una 2 dedos en la concha. Me podría haber metido la mano si quería de lo mojada que estaba. Yo subía mi rodilla para tocarle la pija. La quería adentro ya! "Cogeme YA" le dije cuando sacó su lengua de mi boca.

Tiré mi tanguita a la mierda, y así parada como estaba me la puso. "Al fin!" pensé, no daba más. Me agarré de su cuello y con sus manos me agarró de la cola y me alzó. Me dio una cogida de parado espectacular. Me tenía agarrada de los muslos y me separaba y me traía hacia su cuerpo a un ritmo feroz. Se notaba la fuerza que tenía por la facilidad que me movía hacia adelante y hacia atrás.

Le pedí bajar, porque ya me dolían los brazos, entonces me dejó caer, me dio vuelta, y me pegó la cara contra la pared. Yo separé bien las piernas y le paré bien la cola. Me agarró de la cintura y de nuevo... puff... cuanto necesitaba eso!! pero acá ya no era solo él quien se movía, yo también estaba como loca moviéndome. "Como me estás cogiendo putita!" decía. No aguantó mucho más y acabó mientras le temblaba todo el cuerpo. Me dijo si quería pasar, y ni lo dudé. Recién estaba arrancando.

Entramos en silencio, para no despertar a nadie. Fuimos a su habitación, dejó prendido un velador con una luz muy tenue, como para ver lo justo y necesario. Lo tiré en la cama y se la empecé a chupar hasta que se le paró de nuevo. Me senté arriba y me lo garché salvajemente, como a mi me gusta. Después de un rato de cabalgarlo de frente, me dio vuelta (sin sacar su pija de adentro) y me puso de espaldas; dejándole el espectáculo de mi cola y su pija entrando y saliendo de mi conchita.

Me levanté y me puse en 4 en el borde de su cama. "Haceme mierda, dale". Esto lo encendió más y se me tiró encima. Me cogía con un salvajismo que sabía no iba a durar mucho. Su pija entraba y salía por completo a una velocidad fenomenal. Quería gritar y gemir, pero no podía, asi que agarré la almohada y la mordí para ahogar mis gemidos.

Cuando estuvo a punto de acabar, le pedí que me llenara de leche en la cola y la espalda. Sacó su pija de adentro de mi concha y me acosté boca abajo en la cama. Él se sentó arriba mío mientras se pajeaba y me tocaba la cola. Se paró un poco, y sentí como un chorro de leche golpeaba mi cola. "Un poquito a este, para que no se ponga celoso", decía mientras apoyaba su pija en el otro cachete de mi cola ensuciándolo con su acabada.

Descansamos un rato, y después le pedí que me abriera para volver a casa. Ya había amanecido y mi familia era de estar pendiente de mi hora de regreso. Llegué bastante más tarde de lo habitual. Mi mamá me sintió entrar.

- Que pasó Juli que se te hizo tan tarde? - me preguntó media dormida todavía.
- No encontrábamos taxi, así que fuimos a desayunar.
- Ahh bueno, está bien. La pasaste bien? Andá a descansar que mañana vienen tus abuelos a comer
- Si, re lindo. - le dije con mi mejor sonrisa inocentona. Ella se fue a dormir, tranquila porque su dulce niña inocente ya estaba en casa.