Estaba en la etapa donde salía casi todos los fines de semana. Aunque no era tan simple conseguir la autorización de los padres. Había que conseguir quien nos llevaba, quien nos iba a buscar; para que no estemos solas en la calle. Con Agus, mi mejor amiga, siempre nos organizábamos para volvernos juntas, a veces ella se quedaba a dormir en mi casa o yo en la suya.
Un fin de semana habíamos conseguido salir casi todo el grupo del curso. Hicimos previa en la casa de uno de los chicos, y después encaramos todos juntos para el boliche. La estabamos pasando genial, boludeando, bailando, etc... La noche fue avanzando y quedamos solas Agustina y yo.
Estábamos re tranquis bailando solas. En eso vienen 2 pibes a encararnos, y se pusieron re pesados. No sabíamos ya como decirles que NO es NO. Último recurso: "ella es mi novia", les dijo Agustina, agarrándome de la mano. "Ah si?? bueno, dale un beso!", nos apuró el pibe.
De no ser por todo lo que había tomado, no me hubiese animado a hacer lo que hice: le agarré la cara a Agus y le di un pico. "Noooo dejate de joder.. si es tu novia, tranzatela en serio!!", gritaban los pibes ya exaltados por el espectáculo que estábamos dando.
Nos miramos y pensamos "bue, ya fue!!" y ahí nomás la agarré de la nuca y la atraje para mi boca para darle un BESO... nos tranzamos un rato. Luego de gritos desaforados y aplausos, los pibes insistieron un rato y decidieron irse.
Cuando se fueron, nos reímos y nos fuimos a la barra. Seguimos bailando entre nosotras, una pegada a la otra, mi pierna estaba entre las de Agustina y nos movíamos de forma sexy y provocadora al ritmo de la música. Claramente entre el alcohol y lo que había pasado hacía un rato nos había exaltado demasiado.
Todos los que pasaban cerca se paraban a mirarnos. Hasta que un par de chicos se animaron a encararnos. Y volvimos a mentir, diciendo que éramos novias. Estuvimos un rato largo con ese jueguito. Cada vez que alguno se acercaba, nos comíamos la boca.
Eso lo hicimos hasta que llegaron 2 pibes que eran irresistibles. Estuvimos hablando un rato, y les contamos que éramos novias. Nos tranzamos ahí delante de ellos, aunque seguimos charlando y terminamos chapando a un pibe cada una. La mentira se terminó cuando la tentación fue grande. Nos fuimos a una parte oscura, yo estaba contra la pared, mientras que Agus tenía arrinconado al otro flaco al lado mío.
La calentura que tenía, de todo lo anterior, me hacía comerle la boca de forma desesperada al pobre flaco que hacía lo que podía para seguirme los besos. Temeroso, fue bajando las manos hasta mi cola y yo hice lo mismo. Luego, pasé mis manos hacia la parte de adelante y le empecé a tocar la pija por encima del pantalón. Cuando miré para el costado, pude ver como mi amiga tenía la mano adentro del jean del flaco y lo estaba pajeando.
Por supuesto, no pasó más de ahí. Pero se podrán imaginar, que estábamos que hervíamos de la calentura. Terminó la noche, y nos fuimos a dormir. Ya estaba arreglado que me iba a dormir a la casa de Agus. La excitación que teníamos era descomunal.
Sólo rozar mi piel con las sábanas me sacaban un suspiro. El haberme chapado a mi amiga como 4 veces, la franeleada del baile, ni hablar de la apretada con el pibe y ver como mi amiga pajeaba al otro me tenían muy mal.
Empezamos a hablar... primero, sacando mano a nuestras amigas, que no estaban... y después la charla derivó a lo que había pasado entre nosotras... Agus se animó a romper el hielo:
- Pensé que me ibas a sacar la cara!! jaja
- Pero no! con tal de sacarnos de encima a esos dos tarados!! Igual, después me gustó.
- A mi también! No sé, al principio fue raro. Pero me re calenté.
- En serio? yo también me calenté! Y después nos pusimos a bailar re trolas jaja...
- Siii boluuudaaa!! jaja. Y la franeleada que me pegué con el loquito ese!! Aunque re buenito! era re tímido - le dije, lamentándome.
- Uf! El mío no jaja Lo arrinconé en la pared y el guacho se aprovechó y me tocó toda! Yo aproveché también y le metí mano jaja
- Ahhh que turra!! te vi que lo pajeabas... sos una zarpada nena!
Estábamos hablando sentadas en la cama de ella y, cuando nos dimos cuenta, teníamos nuestras manos agarradas. Nos miramos. Sentí como mi respiración se agitaba y la de ella también. Hubo un silencio incómodo. Sabíamos lo que queríamos, pero no nos animábamos.
Hasta que otra vez, nuestras caras se acercaron y nos dimos un beso que hizo subir la temperatura a las dos. Lentamente mi mano se fue deslizando por su muslo y muy suave la iba tocando. Ella fue bajando su mano de mi cara, hasta llegar a mis tetas. Me las tocó un poco por encima de la remera. El roce de la ropa con mi piel me calentó aun más. No pude evitar soltar un gemido.
Me sacó la remera y yo hice lo mismo con ella. La tiré en la cama y fundidas en un abrazo seguimos tranzando como locas. Bajé mi mano y le agarré bien fuerte la cola. La tocaba desde la pierna hasta la espalda apretando mis dedos contra su piel.
Ella se había quedado jugando con las dos manos en mi culo. Después de un rato estábamos las 2 completamente desnudas besándonos todo el cuerpo. Agus arqueaba su espalda mientras yo besaba su panza y tocaba su cintura.
Nos abrazamos y entrelazando nuestras piernas nos franeleamos la concha con el muslo de la otra. Sentí como mi pierna se mojaba con la concha de Agus, y como yo dejaba todo su muslo empapado.
La acosté boca arriba y empecé a tocarle la concha con mis dedos. Le metí uno y se lo movía bien adentro. Pero estaba tan mojada que me pedía otro... y después otro... la estaba cogiendo con 3 dedos y con la otra mano tocándole las tetas...
Empecé a besar sus piernas y fui subiendo, hasta llegar cerca de su concha. Le pasé la lengua por su clítoris, pero luego seguí subiendo por su panza y me quedé en sus tetas. Si bien había empezado a bajar con la idea de chupársela, no me animé. Seguí jugando con mis dedos adentro de su concha.
Su respiración se aceleró y sus piernas se tensionaron. Me sacó la mano despacio de adentro suyo, seguramente había acabado. Se sentó en la cama y me puso boca arriba. Pensé que iba a meterme los dedos, pero no. Ella si se animó. Bajó su cara y la puso entre mis piernas. Con su lengua me rozaba la parte interior de mis muslos. Me volvía loca.
Empezó a chuparme la concha muy despacio, de una forma que en lugar de intentar apagar el incendio lo provocaba más. Me seguía chupando toda, como si estuviese tranzando, pero ahí abajo. Empezó a jugar con los dedos. Los movía para adentro, para afuera, los giraba. Yo no podía más... y no pude más... me acabé toda mientras ella me seguía chupando.
Mi clítoris se había vuelto muy sensible y tuve que pararla. Ya me hacía mal los roces de su lengua. La adrenalina empezó a bajar. La excitación también. Se acostó al lado mío, y nos besamos.
Nos quedamos dormidas, abrazadas. Después de un rato, me desperté desnuda junto a ella. La desperté para que se cambiara, yo hice lo mismo y me fui a acostar al colchón que tenía armado para mí al lado de su cama, pero que todavía no había usado. Al otro día, más sobrias, nos juramos no comentar nada de lo que había pasado, aunque no faltarían oportunidades donde la tentación nos pondría frente a frente nuevamente.
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